Asuntos de mujeres
Diez mil mujeres han asaltado esta semana la sede central de la ONU, en Nueva York. La sesi¨®n extraordinaria dedicada a la revisi¨®n de la ¨²ltima gran conferencia mundial de Pek¨ªn, en 1995, ha movilizado a las ONG y a los Gobiernos del mundo entero para intentar alcanzar la modesta meta de acordar principios b¨¢sicos universales que favorezcan la paulatina igualdad de los g¨¦neros. Hace cinco a?os, ninguna sociedad trataba igual a sus mujeres que a sus hombres, y ¨¦sa sigue siendo la situaci¨®n; pero la reuni¨®n ha constatado que el reloj, aunque lento, no est¨¢ parado.Para empezar, el n¨²mero de pa¨ªses fundamentalistas, con los que se alinea el Vaticano, ha decrecido sustancialmente, y ya no suman m¨¢s de una decena. Ciertamente, hay muchos pa¨ªses que despu¨¦s no cumplen los acuerdos internacionales; pero al menos significa una cierta evoluci¨®n que muchos intenten evitar ponerse en evidencia en los foros internacionales.
Cinco a?os despu¨¦s, se ha legislado contra la violencia ejercida contra las mujeres en multitud de pa¨ªses, ha aumentado la tasa de escolaridad de las ni?as, algunos pa¨ªses han prohibido la mutilaci¨®n genital y otros rezagados empiezan a reconocer los derechos a la propiedad y la herencia de las mujeres. La propia ONU ha podido mostrar un rostro que nunca antes tuvo, con la presencia de mujeres en algunos de los m¨¢s altos puestos ejecutivos de la organizaci¨®n.
Pero la mayor¨ªa de los 1.500 millones de pobres del mundo son mujeres; m¨¢s de 100 millones de ni?as y mujeres han sufrido la mutilaci¨®n genital; la violaci¨®n se utiliza como arma sistem¨¢tica de guerra, y se mata en nombre del honor masculino. La representaci¨®n pol¨ªtica contin¨²a muy lejos de la masa cr¨ªtica del 30%, y ha nacido la nueva plaga del tr¨¢fico de seres humanos, casi siempre femeninos. Ni siquiera Europa occidental se libra de lacras como la discriminaci¨®n salarial o la violencia dom¨¦stica, por lo que la Comisi¨®n Europea ha lanzado esta misma semana un plan de choque; en Espa?a, el Consejo de Ministros estudi¨® el viernes una segunda fase del plan contra la violencia dom¨¦stica aprobado la pasada legislatura, con nuevas medidas de protecci¨®n de las mujeres amenazadas y la creaci¨®n de un turno judicial de oficio.
Es innegable que se ha abierto paso una nueva sensibilidad hacia la injusticia hist¨®rica que sufre esa mitad femenina de la poblaci¨®n. Pero escandaliza comprobar la pasividad con que la comunidad internacional acepta todav¨ªa injusticias como el apartheid de las mujeres afganas o la imposibilidad de ejercer el voto de las de Kuwait, pa¨ªs por el que tanto inter¨¦s demostr¨® Occidente en su d¨ªa. La ausencia de dirigentes en la cumbre de Pek¨ªn, a la que ni siquiera acudi¨® el entonces secretario general, Butros-Gali, fue clamorosa. En Nueva York, la situaci¨®n no ha sido muy distinta, confirmando que muchos Gobiernos siguen considerando estos problemas como "asuntos de mujeres".
Pero tras ellos hay casi siempre graves violaciones de derechos humanos y un enorme sufrimiento. La globalizaci¨®n, las nuevas tecnolog¨ªas, la misma democracia, carecen de significado para millones de mujeres. Por eso es urgente que al menos los Gobiernos de la Uni¨®n Europea, espejo de modernizaci¨®n social para el resto del mundo, apliquen pol¨ªticas decididas y dejen de considerar por m¨¢s tiempo que la lucha por la igualdad es s¨®lo un "asunto de mujeres".
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.