ALFONSO PERALES El primero de la 'Casa de Alcal¨¢'
Q
uienes conocen la trayectoria pol¨ªtica del consejero de Gobernaci¨®n Alfonso Perales siempre lo recuerdan mandando. En la bruma inicial de la memoria, confiesan, aparece un ni?o o un muchacho que manda: es Perales. Su curr¨ªculo, de hecho, consigna una relaci¨®n de responsabilidades tan espesa que no se puede recitar sin tomar aire varias veces: concejal y presidente de la Diputaci¨®n por C¨¢diz; diputado a Cortes en 1989, 1991, 1996 y 2000; secretario de la Organizaci¨®n Regional del PSOE andaluz; secretario provincial hasta 1997 y, desde junio de ese a?o, hasta su designaci¨®n como consejero, secretario de Pol¨ªtica Municipal Federal... Por mandar tambi¨¦n manda en el vino: pertenece a un equipo de investigaci¨®n hist¨®rica sobre el jerez y la manzanilla de Sanl¨²car de la Universidad de C¨¢diz. ?Salud!
Ahora bien, el mandador ?nace o se hace? Seg¨²n y c¨®mo. Perales naci¨® en Alcal¨¢ de los Gazules (C¨¢diz) en 1954, y apenas era un mozo barbipungente cuando fund¨®, no se sabe si con la debida consciencia, junto a su primo Luis Pizarro (actual secretario de Organizaci¨®n socialista de Andaluc¨ªa) y Jos¨¦ Luis Blanco (ex consejero de Medio Ambiente), la Casa de Alcal¨¢ o, m¨¢s tarde, el Clan de Alcal¨¢, un grupito que tendr¨ªa una influencia decisiva dentro del PSOE. Clan o casa, da igual: denominan la misma secta hist¨®rica de los albores del socialismo de la actual etapa democr¨¢tica.
Los tres muchachos cursaron el noviciado pol¨ªtico de manos de un ¨¢crata ilustrado y un electricista de Abengoa. El ¨¢crata era un tal Puelles, un verdadero intelectual, que viv¨ªa rodeado de libros y que les transmiti¨® el fervor hacia la obra libertaria de Ferm¨ªn Salvochea; el utopista moderado era Fernando Guerrero, un electricista que Abengoa envi¨® un verano a Alcal¨¢ y, sin saberlo, se convirti¨® en el par¨¢clito del clan. Guerrero trab¨® amistad con Perales y en los largos atardeceres de vencejos, despu¨¦s del trabajo, hac¨ªa proselitismo socialista y recordaba a Largo Caballero. Hoy todav¨ªa, cuando le agobia el trabajo o la nostalgia, Perales sonr¨ªe, entorna los ojos, y dice: "Pues aqu¨ª estoy, por culpa del electricista".
Cuando acab¨® aquel memorable verano, los miembros de la Casa de Alcal¨¢ se trasladaron a C¨¢diz y participaron en la fundaci¨®n del PSOE. Corr¨ªa el a?o 1971 y Perales, con 17 a?os, avist¨® un amplio futuro de mando. Trab¨® amistad con Ram¨®n Vargas Machuca, de Medina Sidonia, y con otros precoces socialistas sevillanos, y con ellos asisti¨® en 1974 al hist¨®rico congreso de Surennes.
No fue ¨¦ste su primer viaje al extranjero. Un a?o antes, en 1973, el vivaracho Perales estuvo en Toulouse en un congreso de la UGT. Fue un hermoso entrenamiento sindical y er¨®tico. Cuando acabaron los debates, la expedici¨®n fue al cine a saludar a Enmanuelle. La sorprendieron en la cabina de un avi¨®n haci¨¦ndoselo espont¨¢neamente con un pasajero. "As¨ª me gusta a m¨ª, sin pre¨¢mbulos", dijo Perales en la oscuridad de la sala. Y la frase se convirti¨® en memorable.
Cuando medi¨® la transici¨®n, o antes, Perales ya era lo que se denomina en jerga t¨¦cnica un "pol¨ªtico en estado puro", un individuo acogedor a primera vista, resbaladizo en las negociaciones, capaz de encarar cualquier asunto por vidrioso que se presentara, listo para quemar las naves cuando fuera menester y fiel a Felipe Gonz¨¢lez hasta el asombro. Los tres ¨²ltimos a?os que pas¨® en Madrid en la Ejecutiva de Joaqu¨ªn Almunia constituyen la prueba m¨¢s reciente. En Madrid hac¨ªa gimnasia y despachaba en la secretar¨ªa de Pol¨ªtica Municipal.
Esto no quiere decir que olvidara la vara y no repartiera le?a al mono. El verano pasado, sin ir m¨¢s lejos, se emple¨® a fondo contra los ayuntamientos de Tarifa y de Barbate, ambos del PP, y la sugerencia de que el secretario general del PP, Javier Arenas, ten¨ªa oscuros intereses inmobiliarios en la regi¨®n le cost¨® una querella que est¨¢ en proceso de tr¨¢mite.
En Madrid, dicen, estaba a gusto. La sorprendente petici¨®n de Manuel Chaves para que regresara a Sevilla y se pusiera al frente de la Consejer¨ªa de Gobernaci¨®n y su respuesta afirmativa es otra forma de fidelidad al partido y, dentro del partido, a los suyos.
Su casa gaditana est¨¢ en Conil, en una urbanizaci¨®n que en los ochenta era una residencia exclusiva, de lujo, y que ahora ocupan las clases medias. En esta modificaci¨®n social de la urbanizaci¨®n Roche quiz¨¢ hayan influido los vecinos. Uno de ellos es Juan Guerra, y el otro su hermano Alfonso, aunque s¨®lo aparezca all¨ª por temporadas.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.