Cerca del soponcio

Cartel modesto, cielo encapotado y poca cosa en el ruedo, hasta el punto de que los escasos espectadores estuvieron muy cerca del soponcio, sino fuese porque en el que cerraba plaza la protesta bastante generalizada les sac¨® de la modorra y tambi¨¦n porque en un tendido se hallaba un especialista en eso de animar el cotarro: el inclito (dos palabras, por favor) Jesul¨ªn de Ubrique.Pero, bueno, ?es que la corrida de Luis Albarr¨¢n fue mala? No exactamente. Todos tuvieron codicia de salida, rematando en los burladeros; cumplieron, y alguno algo m¨¢s, en varas, pero luego, sin tirar una cornada, dieron en tardear y varios se aplomaron excesivamente. Sin embargo, uno cree que no siempre recibieron la lidia adecuada, dej¨¢ndolos muy a su aire y no acertando siempre en terrenos y distancias.

A la terna no se le puede negar su voluntad de agradar, pero con eso no basta para conseguir mayores frutos que los obtenidos ante una corrida con las caracter¨ªsticas apuntadas. Roberto Antol¨ªn anduvo bastante desahogado y fue, de los tres, el que mostr¨® mayores recursos. Banderille¨® a los dos de su lote (mejor al cuarto que al primero). Aunque con muchos pases, estuvo aseado ante el que abri¨® plaza, sobre todo por el pit¨®n derecho. Intent¨® calentar al respetable poni¨¦ndose de rodillas y acab¨® de pinchazo, casi media tendida y descabello. Buen principio de faena por bajo el cuarto y una suave serie con la diestra, optando acto seguido por un toreo de cercan¨ªas y finalizando con una buena estocada.

Juli¨¢n Guerra llev¨® a cabo un muleteo dilatado y con muchas pausas a su primero, no acopl¨¢ndose con su paradote enemigo, al que finiquit¨® de pinchazo, metisaca y estocada. En el violento quinto s¨®lo consigui¨® acoplarse, a pesar de su decisi¨®n, en una serie con la derecha. El acertar al primer envite con una escotada entera le dio riendas para salir a saludar al tercio por su cuenta e incluso para un intento de vuelta al ruedo que fue frenado en seco.

Manolo Bejarano hizo un virtuoso quite por navarras a su primero. El principito de faena, por bajo, fue muy torero. Luego tore¨® correctamente con la diestra en los medios. El muleteo fue a menos y con estoque y descabello estuvo poco afortunado. El sexto fue el m¨¢s codicioso de salida, estrell¨¢ndose violentamente contra los burladeros tres o cuatro veces y con la colaboraci¨®n del peonaje, lo que dej¨® al pobre animal bastante mermado de facultades. Ello levant¨® las protestas del p¨²blico, lo que influy¨® en el ¨¢nimo de Bejarano, quien despu¨¦s del mitin que su cuadrilla dio en banderillas, estuvo muy poco centrado con el astado, quedando, debido a su colocaci¨®n, al descubierto en m¨¢s de una ocasi¨®n. Pinchazo, sartenazo ca¨ªdo y descabello dieron fin al soponcio generalizado.