Eurof¨²tbol en el camarote de los Marx
Lieja se convierte en una ratonera con motivo del partido Alemania-Rumania
A cien kil¨®metros al este de Bruselas y a s¨®lo 120 de Colonia (Alemania), hay una presunta sede de la Eurocopa, Lieja, una ciudad de 200.000 habitantes que ayer fue convertida en una laber¨ªntica ratonera, con miles de hinchas, habitantes, gentes de paso y polic¨ªas atrapados en un enredo descomunal. Las primeras muecas de sorpresa se produjeron al divisar desde la carretera la ciudad que acogi¨® como pudo el Alemania-Rumania. Ni un solo cartel orientativo de la Eurocopa. Nada a la vista que indique que hay un partido de un multimillonario torneo organizado por la UEFA. Ni siquiera una estampita que ponga Euro2000. Tras varias vueltas al anillo que circunvala la ciudad en b¨²squeda de letrero con una flecha y un bal¨®n, o bien, una porter¨ªa, o incluso un mu?equito en pantal¨®n corto, se advierte con vista de lince una P (?parking?) sobre el anagrama Euro2000. Algo no cuadra: un cartel del mopu local indica en direcci¨®n contraria: Lieja, ocho kil¨®metros. Conviene seguir la P Euro2000, aunque con la mosca detr¨¢s de la oreja, porque la carretera se pierde en la garganta de un bonito bosque, donde cuesta creer que hayan cometido el crimen ecol¨®gico de construir un estadio.Aparece una rotonda tomada por la polic¨ªa y es la gran ocasi¨®n de salir del atolladero. "?El estadio, por favor?". Siga de frente. El alivio se corta de ra¨ªz. A pocos metros, un control de polic¨ªa. "No se puede pasar". "Su compa?ero ha dicho que s¨ª". "Esperen que pregunte por radio". "Nada, den la vuelta y cojan a la derecha, ¨¦sa es la ¨²nica v¨ªa de acceso al estadio". Lo ¨²nico cierto es que los escasos y raqu¨ªticos cartelitos de la organizaci¨®n desembocan en un agujero de v¨ªas que est¨¢n todas cortadas.
Nadie sabe nada. Unos polis llaman a otros por radio. Uno exclama: "Esta v¨ªa est¨¢ cortada por miedo a enfrentamientos entre rumanos y alemanes". "Oiga, ?y aqu¨¦lla, y aqu¨¦lla, y la otra, y la de m¨¢s all¨¢?" "No, no, hay alguna que debe estar abierta; esperen que llamamos por radio". No hay forma, el mapa de cortes de sus compa?eros no coinciden. No se puede preguntar a los peatones, porque no hay; s¨®lo hay gente perdida haciendo fila, dentro del coche, para preguntar. Rendidos, algunos agentes recomiendan dar la vuelta en direcci¨®n a la ciudad, a unos diez kil¨®metros a la espalda de la P Euro2000.
Sobre el asfalto ya hay peatones, pero no se les puede preguntar. "Est¨¢ todo cortado, es un l¨ªo". No parecen saber ni c¨®mo llegar a su casa. Les han bloqueado la ciudad en un d¨ªa festivo en toda B¨¦lgica. De nuevo una rotonda y una caravana de veh¨ªculos dando vueltas como en las puertas giratorias de los hoteles, haciendo un c¨ªrculo. Finalmente, ?eureka!, un polic¨ªa, con media sonrisa, coge la moto, cabalga sobre ¨¦lla y pide que se le siga. Sortea como puede los controles de sus compa?eros. Suplica que abran paso y... ?el estadio?
Quedan unas tres horas para el partido, y todos los alrededores del campo del Standard est¨¢n tomados por la polic¨ªa, bloqueando entradas y salidas.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.