Kuerten no deja de ser Guga
El campe¨®n de Roland Garros sigue sin llevar un duro en el bolsillo
Kuerten sigue siendo Guga. De eso no hay ninguna duda. Si alguien lo duda, puede aceptar una invitaci¨®n suya a tomar cualquier cosa, con la certeza de que acabar¨¢ pagando. No es que el brasile?o, de 23 a?os, sea un taca?o. Sucede que, a pesar de haber ganado su segundo Roland Garros y de embolsarse 110 millones de pesetas, nunca lleva un duro en el bolsillo. "No. El dinero no le preocupa", explica Diana Garbanyi, su jefe de prensa. "Siempre va sin dinero, se olvida de cogerlo. No tiene un gran inter¨¦s en saber exactamente cu¨¢nto tiene en la cuenta corriente".Eso es algo que suele ocurrir cuando no existe la preocupaci¨®n inmediata por quedarse sin blanca. Pero en el caso de Kuerten es simplemente un hecho que acredita que personalmente ha cambiado poco desde que gan¨® su primer t¨ªtulo en la tierra batida parisina, hace ahora tres a?os. Entonces no le conoc¨ªa nadie. Lleg¨® a Par¨ªs estando por encima de los 80 primeros del mundo, y fue elevando su list¨®n hasta situarse en una final en la que venci¨® a Sergi Bruguera.
Est¨¢ claro que en estos tres a?os las expectativas de Guga, el nombre con que se le conoce en el circuito profesional, se han ido modificando. Su palmar¨¦s ha crecido con t¨ªtulos de relumbr¨®n. Este a?o fue finalista en Roma y ha ganado los torneos de Santiago y de Hamburgo. Su tenis ha mejorado hasta el punto de que hoy puede alardear de ser el jugador m¨¢s regular de esta campa?a en tierra batida y de haber escalado hasta el primer puesto en la clasificaci¨®n mundial por puntos (la que parte de cero a principios de a?o).
"Para m¨ª", asegura Guga, "eso no es lo m¨¢s importante. Lo que me complace es haber ganado este torneo del Grand Slam. Porque en Par¨ªs es donde empez¨® todo. Aqu¨ª me di a conocer al mundo y aqu¨ª se descubri¨® mi tenis en 1997. Y es tambi¨¦n en Par¨ªs donde acabo de certificar que soy capaz de ganar otros t¨ªtulos del Grand Slam. Hab¨ªa ganado uno, pero corr¨ªa el peligro de no pasar de ah¨ª. Ahora s¨¦ que tengo tenis para seguir estando entre los grandes. Y eso me llena de satisfacci¨®n".
Realmente, este Guga no dista mucho de aquel al que todo el mundo conoci¨® en 1997, y que era capaz de cenar en una pizzer¨ªa de la Puerta de Versalles junto a los periodistas, de coger la guitarra y de entonar ritmos samberos. A este Guga no se le ha olvidado que su padre falleci¨® de infarto cuando ¨¦l era un cr¨ªo mientras arbitraba un partido infantil de tenis. Y sigue teniendo un recuerdo para su madre, Alice, y su hermano menor, Guillerme, disminuido ps¨ªquico, a pesar de haber abandonado ya el domicilio familiar. Siempre encuentra el momento justo para agradecer la aportaci¨®n de su entrenador, Larri Passos, que le dio confianza cuando no era nadie y actu¨® como un padre para ¨¦l.
Sin embargo, ni siquiera ¨¦l puede evitar que las cosas cambien a su alrededor. En estos tres a?os, Guga se ha convertido en uno de personajes p¨²blicos m¨¢s seguidos en su pa¨ªs. Diariamente se manda una nota de sus actividades a los medios de comunicaci¨®n brasile?os, y ha abierto una p¨¢gina web (www.guga.com.br) que recibe m¨¢s de 100.000 visitas diarias. Cuando regresa a su pa¨ªs no puede dar un paso sin que le pidan aut¨®grafos, y en ocasiones es perseguido por sus seguidores. Es tan famoso como Ronaldo o el ya fallecido Ayrton Senna. Y todo eso le ha obligado a crearse un caparaz¨®n, en el que muchas veces se ve atrapado, que le impide mostrar sus sentimientos. No. Definitivamente, Kuerten ha cambiado poco. No lo duden. Sigue siendo Guga.
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