Suicidas
Desde un punto de vista positivo y desde las filas del optimismo militante, el suicida, adem¨¢s del mal ejemplo que ofrece, forma parte de una especie de dif¨ªcil extinci¨®n debido esencialmente a su enorme capacidad de adaptaci¨®n a cualquier h¨¢bitat y a cualquier ¨¦poca. Su origen se remonta a la noche de los tiempos y su proyecci¨®n de futuro parece asegurada. La pregunta que uno se formula siempre cuando un compa?ero de viaje decide apearse en la estaci¨®n m¨¢s pr¨®xima por propia voluntad (perm¨ªtanme la met¨¢fora y el eufemismo) es pr¨¢cticamente un t¨®pico: ?se trata de un acto de cobard¨ªa o de un verdadero gesto de valor? Bien pensado, no debe ser f¨¢cil descargarse en la sien de uno mismo una bala del calibre nueve, precipitarse al vac¨ªo desde la ¨²ltima planta de un hotel en plena temporada estival o zamparse todo el frasco de barbit¨²ricos aprovechando el silencio de la noche (lo de cortarse las venas y adentrarse lentamente en el mar lo dejaremos para los nost¨¢lgicos y los amantes de las viejas canciones). Todo depende del modo en que analicemos el asunto. Porque luego est¨¢n los suicidas vocacionales, ¨¦sos que desde siempre se han tomado la vida como una afrenta y no encuentran en ella nada que les seduzca. O los impulsivos, que lo resuelven todo en un par de minutos por un simple arrebato y sin dejar constancia escrita de su estupidez. Los suicidas fracasados son los que m¨¢s abundan. Avisan siempre y hasta ofrecen detalles del modo en que piensan largarse de este mundo. Tratan de conmover hasta el l¨ªmite a su interlocutor y le sueltan en la cara el epitafio que prefieren para ilustrar su tumba. Pero nunca lo hacen, porque en el fondo s¨®lo pretenden amargar la existencia a los dem¨¢s y recuperar a la chica que les dej¨® por otro, posiblemente mejor y menos gafe.Los japoneses en esto son inflexibles. La compa?¨ªa ferroviaria Japan RE ha decidido acabar con esa plaga de indeseables que se arroja a las v¨ªas del tren y provoca retrasos de m¨¢s de tres horas en sus trayectos. Amenazan con reclamar hasta 15 millones de pesetas a los familiares del finado con el fin de que ¨¦ste reflexione antes de cometer su haza?a. Visto as¨ª es para pens¨¢rselo bien y dejarse de romanticismos y de boleros.
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