Las dos caras de Putin
La breve visita de Vlad¨ªmir Putin a Espa?a deja una estela ambivalente: no ha despejado ninguna de las dudas sobre su compromiso con los derechos humanos (acoso a los medios de informaci¨®n cr¨ªticos, guerra sin cuartel en Chechenia), pero ha anticipado una nueva etapa de relaciones m¨¢s estrechas con nuestro pa¨ªs, que de momento se traducir¨¢ en una cumbre anual. Cabr¨ªa pensar que algo est¨¢ cambiando en la percepci¨®n rusa del mundo cuando su presidente prefiere mantener un viaje a Madrid antes que acudir a las exequias de su aliado en Oriente Pr¨®ximo Hafez el Asad: una decisi¨®n impensable hace poco tiempo.Putin ha firmado una catarata de acuerdos en poco m¨¢s de 24 horas y prometido a destacados empresarios espa?oles las reformas necesarias para crear en su pa¨ªs un nuevo clima inversor. Tras la ret¨®rica del protocolo subyace la profunda desconfianza que Rusia sigue despertando en todos los pa¨ªses, Espa?a incluida, debido a su cr¨®nica inestabilidad y a sus dificultades para culminar la transici¨®n hacia un sistema pol¨ªtica y econ¨®micamente transparente. Agobiante burocracia, extendida corrupci¨®n e inseguridad jur¨ªdica son elementos clave que desalientan el crecimiento de las inversiones espa?olas en Rusia, sustancialmente rebajadas tras la crisis profunda de 1998.
El nuevo inquilino del Kremlin -que manifiesta en su corta andadura una clara tendencia a contar a cada uno de sus interlocutores internacionales lo que ¨¦ste prefiere o¨ªr- tiene por delante una tarea de c¨ªclope si de verdad quiere sanear Rusia y ponerla en la rampa de lanzamiento de las democracias europeas. Sobre todo porque hasta ahora su discurso va por un lado, y los hechos, por otro. Y no s¨®lo a prop¨®sito de Chechenia, los recientes recortes de poderes a las regiones o el recibimiento oficial en Mosc¨² a dirigentes serbios acusados de cr¨ªmenes de guerra por un tribunal de la ONU.
As¨ª, mientras Putin promet¨ªa en Madrid fortalecer el Estado de derecho, en la capital rusa era detenido el patr¨®n de Media Most, el mayor conglomerado informativo privado y el ¨²nico abiertamente cr¨ªtico con el l¨ªder ruso y su entorno. Su sede ya hab¨ªa sido asaltada por fuerzas especiales el mes pasado, tres d¨ªas despu¨¦s de la toma de posesi¨®n presidencial. Empresarios y periodistas han denunciado este acoso a las fortalezas no adictas como una escalada de la arbitrariedad y una embestida en regla contra la fr¨¢gil libertad de expresi¨®n. Como Jano bifronte, Putin ofrece con su rostro amable lo que niega con otro cargado de interrogantes sobre sus designios.
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