"Dal¨ª era la persona m¨¢s divertida que he conocido" RAM?N DE ESPA?A
Pregunta. ?ltimamente sales mucho en los diarios con asuntos relativos a Dal¨ª: una estatua en Figueres, venta de merchandising a trav¨¦s de Internet...Respuesta. Bueno, teniendo en cuenta que soy un patrono de la Fundaci¨®n Dal¨ª no resulta extra?o. Lo del monumento fue una idea que surgi¨® de forma espont¨¢nea... Cada a?o se celebra en Figueres un concierto de supuesto homenaje a Dal¨ª. Digo supuesto porque a Dal¨ª no le interesaba la m¨²sica, ¨¦l manten¨ªa que la arquitectura es un arte mayor porque va al cerebro y la m¨²sica un arte menor porque va al est¨®mago... El concierto de este a?o estaba en marcha y ten¨ªa que venir Yehudi Menuhin, que cobraba un past¨®n. Cuando muri¨® se me ocurri¨® invertir el dinero en un monumento. El Ayuntamiento de Figueres se mostr¨® encantado y estamos en ello. Ya le tenemos echado el ojo a una rotonda que est¨¢ muy bien.
P. Si lo haces t¨², no tendr¨¢ ese tono pat¨¦tico que distingue a los supuestos homenajes a Dal¨ª realizados en Cadaqu¨¦s.
R. Gracias por la confianza. ?Te refieres a esa estatua de la libertad con dos brazos alzados que hay a la entrada del pueblo?
P. Por ejemplo.
R. En la obra de Dal¨ª hab¨ªa un componente de mal gusto que ha sido explotado comercialmente.
P. Bueno, lo de la venta de merchandising por Internet tambi¨¦n tiene un componente comercial.
R. Perdona que te lo diga, pero esa historia tu diario la explic¨® fatal. La idea no fue m¨ªa. S¨®lo me ofrec¨ª a dise?ar algunos objetos. Y lamentablemente, de momento s¨®lo se est¨¢n haciendo los m¨¢s comerciales. He ideado un bolso en el que las patas de un elefante daliniano cumplen la funci¨®n de asas del que estoy muy contento. Igual se hace alg¨²n d¨ªa.
P. ?Tuviste mucho contacto con Dal¨ª?
R. Te puedo resumir mi relaci¨®n con Dal¨ª diciendo que era la persona m¨¢s divertida que he conocido en mi vida. La relaci¨®n con Gala no era tan armoniosa. Yo me presentaba en su casa de Portlligat y ella me preguntaba: "?Ha tra¨ªdo alg¨²n regalo, amigo Tusquets?". Un d¨ªa en que me present¨¦ con las manos vac¨ªas, me dijo que a aquella casa hab¨ªa que llegar con algo para los anfitriones y empez¨® a pegarme. Espect¨¢culo grotesco que Dal¨ª contemplaba encantado mientras se apoderaba de ¨¦l una hilaridad incontenible.
P. No ten¨ªa muy buen ojo para los secretarios y dem¨¢s chup¨®pteros, ?no?
R. Era un tema que le daba tanta pereza que lo ignoraba. Y as¨ª se le enganch¨® el capit¨¢n Moore, un mangante que, comparado con el inefable Sabat¨¦, era un gentleman.
P. ?Te quita mucho tiempo tu dedicaci¨®n a la Fundaci¨®n Dal¨ª?
R. No. Nada me quita tiempo para nada. La verdad es que llevo una vida bastante tranquila. Si te ense?o mi agenda ver¨¢s que hoy s¨®lo tengo apuntada una comida contigo y una cena con amigos. El resto del d¨ªa lo paso en mi estudio, trabajando a mi ritmo. Hubo una ¨¦poca en la que me pasaba la vida subiendo a aviones para pronunciar conferencias en pa¨ªses extranjeros, pero se acab¨®. Cada d¨ªa disfruto m¨¢s del trabajo en el estudio. Me gusta estar encima del tablero o delante del ordenador. Me morir¨ªa si llevara una vida tan estresante como la del pobre Rafa Moneo...
P. ?Malos recuerdos de tus trabajos en el extranjero?
R. No especialmente... Los japoneses, quiz¨¢... ?sos te hacen la vida imposible. No hay nada peor que la gente con complejo de inferioridad hacia ti pero que te puede enterrar en dinero. Realic¨¦ un proyecto en una isla a dos horas de avi¨®n de Tokio que fue una pesadilla. Aquellos ejecutivos que sab¨ªan ingl¨¦s pero usaban un int¨¦rprete para tener m¨¢s tiempo para responderte y, de paso, joderte... Aquellas juergas aburrid¨ªsimas en las que no hab¨ªa ni una mujer y en las que todos los ejecutivos se emborrachaban...
P. A veces no hay que irse al quinto pino para que te joroben. Creo que tu relaci¨®n laboral con N¨²?ez fue un espanto.
R. Yo me lo busqu¨¦. ?Sabes esos cineastas europeos que se van a Hollywood y dicen que, aunque les financie la Paramount, conservar¨¢n su independencia creativa? Pues a m¨ª me pas¨® algo parecido. Tal vez hubiera sido m¨¢s juicioso no entrar en negocios con semejante ga?¨¢n, pero supongo que me daba morbo la cosa y que, ingenuamente, pensaba que conseguir¨ªa imponer mis puntos de vista. De hecho, el responsable de todo fue Maragall...
P. Yo pensaba que s¨®lo era responsable de pertenecer a un partido penoso que nunca ha considerado seriamente la posibilidad de ganar unas elecciones auton¨®micas.
R. De eso tambi¨¦n, pero no me hagas hablar del PSC y su constante sobreactuaci¨®n catalanista. ?Mira que ser ellos los que vuelven a sacar el tema de los archivos de Salamanca, que es algo que nos importa un r¨¢bano a todos!... No, lo que hizo Maragall fue decirle un d¨ªa a N¨²?ez, en el palco del Bar?a, que la sociedad le recordar¨ªa por unos edificios asquerosos. "?Y qu¨¦ puedo hacer?", pregunt¨® N¨²?ez. "?Qu¨¦ tal trabajar con un buen arquitecto?", respondi¨® Maragall. Y el resto de la historia ya lo conoces. Siete a?os de relaciones frustrantes en las que no se pod¨ªan ni supervisar las obras porque para eso ya estaban los espantosos aparejadores de N¨²?ez.
P. ?ltimamente tienes un poco desatendida tu faceta de dise?ador, ?no?
R. El dise?o actual es muy poco arriesgado, muy poco innovador. Tengo m¨¢s oportunidades de pasarlo bien con la arquitectura.
P. Y con la escritura de esos libros que me pondr¨¦ a leer nada m¨¢s llegar a casa.
R. Acabo de terminar otro. Se titula Dios lo ve y lo est¨¢ revisando Eduardo Mendoza, que se lee todo lo que escribo. El libro trata de temas muy serios, pero a mi manera. Y mi manera pasa por el humor.
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