El desierto Marconi
"Es como estar en un desierto". ?sa es la primera frase que se le ocurre a Alicia cuando le preguntan qu¨¦ se siente al vivir en la colonia de Marconi, en pleno coraz¨®n del pol¨ªgono industrial de Villaverde.Marconi no es un desierto, pero podr¨ªa serlo. Son 1.000 viviendas, la mayor¨ªa de protecci¨®n oficial y de la EMV, en las que residen unas 2.000 personas, casi todos matrimonios y parejas j¨®venes que, como Alicia, llegaron all¨ª con la ilusi¨®n de tener un piso propio. Pero no sab¨ªan que el panorama iba a ser tan desolador. En Marconi no hay escuelas, ni tiendas, ni bares, ni centros m¨¦dicos, ni buzones de correo. El servicio de transporte es deficiente y un a?o despu¨¦s de que se entregaran las casas, s¨®lo hay una cabina telef¨®nica y una zona deportiva que todav¨ªa no est¨¢ en funcionamiento.
Cuando les preguntan, los vecinos no saben a ciencia cierta cu¨¢l es el peor de sus males, pero la mayor¨ªa cree que es la l¨ªnea 79 de la EMT, la ¨²nica que pasa por el sector. "Te puedes morir de asco esperando", dice Alicia. Ella lo sabe muy bien, porque vivir en Marconi y no tener coche puede ser una pesadilla. "De lunes a viernes s¨®lo funcionan tres autobuses con intervalos de 30 a 40 minutos. Los s¨¢bados hay dos y los domingos, uno. F¨¢cilmente puedes esperar una hora", cuenta C¨¦sar Merino, el presidente de la incipiente comunidad de vecinos de la colonia.
Mientras habla, C¨¦sar advierte tambi¨¦n que a todos sus problemas se suma el hecho de que a un paso de sus casas existe una zona de prostituci¨®n bastante frecuentada. "Y ya hay ni?os que empiezan a preguntarle a sus padres por qu¨¦ las mujeres van vestidas as¨ª o cosas similares", dice C¨¦sar.
Para sobrellevar la dificultad del transporte, los vecinos que tienen coche se han inventado un sistema "solidario" y, cuando pueden, transportan a los que no tienen. Para llevar a los chavales a la escuela -muchos estudian en Atocha-, tambi¨¦n se re¨²nen a diario en la estaci¨®n de Renfe que est¨¢ justo detr¨¢s de la colonia. "Y para comprar el pan tenemos que salir de nuestros trabajos y conseguirlo en cualquier tienda, porque no hay", dice Jorge, otro vecino del sector. "Yo creo que aqu¨ª hemos encontrado una absoluta falta de sensibilidad por parte de las administraciones y muchas puertas cerradas", a?ade.
Las palabras de Jorge resultan "extra?as" para la concejal del distrito, Nieves S¨¢ez de Adana: "No entiendo por qu¨¦ dicen eso si nos hemos volcado con ellos porque sabemos que es una zona con problemas". La concejal afirma que el centro deportivo que edific¨® la junta est¨¢ a punto de abrir y que est¨¢ en contacto con la Comunidad para resolver la falta de colegios. "M¨¢s no podemos hacer", argumenta. "Ellos sab¨ªan d¨®nde iban a vivir, sab¨ªan que ¨¦sta era una zona complicada. Yo no s¨¦ si alguien les ha vendido una moto".
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