Paisajes de garnacha y albillo
Ahora que todo el mundo est¨¢ descubriendo los vinos de Madrid, y entre ellos los de San Mart¨ªn de Valdeiglesias, como si fueran logros recientes, quiz¨¢ convenga recordar que, ya en el sigloXVII, los regidores de ?vila y Segovia reconocieron su calidad suprema al establecer que "s¨®lo las tabernas muy especializadas" pudieran vender el aut¨¦ntico caldo de San Mart¨ªn bajo la denominaci¨®n de pardillo blanco. El distingo levant¨® ampollas entre los viticultores de Cebreros (?vila), que llevaron incluso el caso a los tribunales arguyendo que "si ellos lindaban con San Mart¨ªn, ten¨ªan las mismas tierras, la misma variedad de cepas y los mismos sistemas de elaboraci¨®n, no ten¨ªa su vino por qu¨¦ ser inferior en calidad". Les dieron la raz¨®n, pero en el acta de la historia -que es la que cuenta- ha quedado constancia de los elogios que Cervantes, Lope, Tirso, Francisco de Rojas, Salas Barbadillo, Castillo Sol¨®rzano y otros personajes egregios hicieron del "mejor vino de Espa?a, n¨¦ctar delicioso, que se hace imprescindible en las fiestas de la Corte".San Mart¨ªn es, despu¨¦s de Arganda, la zona vitivin¨ªcola m¨¢s importante de la regi¨®n, con 4.000 hect¨¢reas de vi?edos repartidas por nueve municipios del lejano oeste madrile?o y tres grandes bodegas -en San Mart¨ªn, Cadalso y Cenicientos- con una capacidad total de 5.600.000 litros, si bien s¨®lo el 7% del vino producido en la comarca se embotella bajo la denominaci¨®n de origen Vinos de Madrid. Aqu¨ª, las cepas de uva garnacha (tinta) y albillo (blanca) medran sobre arenas de origen gran¨ªtico con muy baja fertilidad, lo que, seg¨²n los en¨®logos, da reciedumbre y finura a los caldos, dos cualidades que para el resto de los mortales son contradictorias.
Pero el vino de San Mart¨ªn, siendo muy meritorio, no reclamar¨ªa nuestra atenci¨®n si no fuera por el papel que ha desempe?ado el cultivo de la vid en la preservaci¨®n de unos paisajes que se han mantenido intactos desde que los monjes del monasterio de Pelayos lo introdujeron en el siglo XII. Pi¨¦nsese en aquellos Carabancheles o en aquel M¨®stoles donde anta?o proliferaban los vi?edos, y hoy las colmenas de ladrillo, y se comprender¨¢ el porqu¨¦ de esta ruta del vino.
La ruta
La ruta empieza en la Casa de la Juventud de San Mart¨ªn -antiguo apeadero del tren del Ti¨¦tar, que nunca entr¨® en servicio-, desde donde nos echamos a andar por la avenida del Ferrocarril, casi como si nos dirigi¨¦semos al cerro de Guisando, el cual se alza bien visible a poniente. Esta calle asfaltada y su prolongaci¨®n de tierra -que no son sino la explanaci¨®n de la vieja l¨ªnea f¨¦rrea- nos van llevando por entre las ¨²ltimas casas y naves del pueblo, oblig¨¢ndonos a cruzar la carretera N-403 a la altura del hito del kil¨®metro 80 y, media hora despu¨¦s, la M-501, muy cerca ya de un picadero.
A la vera del camino, llano y rectil¨ªneo como la v¨ªa que pudo ser y no fue, peque?os viticultores avanzan cual peones por los arcidriches de los vi?edos sulfatando, rodrigando, caponando, desbarbillando, deslechugando, despampanando e incluso labrando con arado y mula, tal cual vemos hacer a Aniceto Mangas, sexagenario de Cadalso, que a cambio de un pitillo nos convida a un largo trago de su bota, llena de joven tinto de 15 grados, ¨¢spero y mareante como el dejo que dejan los muchos gerundios de este p¨¢rrafo.
Cumplida una hora y media de paseo -seis kil¨®metros-, abandonamos la v¨ªa recta por un camino que sale a la izquierda poco antes de cruzar el arroyo de T¨®rtolas -el ¨²nico cauce que veremos en todo el recorrido-, cuyo curso remontamos por la margen derecha pasando por detr¨¢s de una granja-basura, por delante de unos invernaderos de pl¨¢stico y bajo un grande y solitario pino pi?onero. Junto al ¨¢rbol surge un desv¨ªo, de nuevo a la izquierda, que sube a repecho al cerro pinariego de Pe?a Caballera, donde entroncamos con el camino de los Mara?ones y emprendemos, ya con la poblaci¨®n a la vista, una bajada dulce como los afrutados vinos de San Mart¨ªn.
Autob¨²s, bici y prism¨¢ticos
- D¨®nde. San Mart¨ªn de Valdeiglesias, principio y fin de esta ruta, dista 68 kil¨®metros de Madrid yendo por la carretera M-501 (de Alcorc¨®n a Plasencia). Hay autobuses de la empresa Cevesa (tel¨¦fono 91 5393132), que salen de la estaci¨®n Sur, en M¨¦ndez ?lvaro. - Cu¨¢ndo. Itinerario circular de 14 kil¨®metros y tres horas y media de duraci¨®n, con un desnivel acumulado de 190 metros y una dificultad media-baja. Es recomendable en cualquier ¨¦poca del a?o, salvo pleno verano, y tambi¨¦n puede hacerse en bicicleta de monta?a, con una duraci¨®n de unos 80 minutos. Conviene llevar prism¨¢ticos, pues la zona es frecuentada por numerosas rapaces.
- Qui¨¦n. El Centro de Recursos Naturales y Tur¨ªsticos ?lvaro de Luna (calle del General Mart¨ªnez Benito; tel¨¦fono 91 8612933) proporciona informaci¨®n sobre rutas para practicar el senderismo por San Mart¨ªn de Valdeiglesias, as¨ª como sobre otras actividades y alojamientos.
- Y qu¨¦ m¨¢s. Existe un mapa de esta ruta en el panel informativo que hay junto a la Casa de la Juventud; no obstante, es aconsejable llevar la siguiente cartograf¨ªa para seguir la ruta: hojas 17-22 (San Mart¨ªn de Valdeiglesias) y 17-23 (M¨¦ntrida) del Servicio Geogr¨¢fico del Ej¨¦rcito, o las equivalentes (557 y 580) del Instituto Geogr¨¢fico Nacional.
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