Francia tambi¨¦n tira de pico y pala
La Rep¨²blica Checa pierde por la m¨ªnima tras un partido muy trabajado de su rival
Sin la clarividencia de su primera aparici¨®n en el torneo, Francia meti¨® la directa hacia cuartos de final en un partido que le hizo remangarse todo lo que pudo. Frente al rocoso y complicad¨ªsimo equipo checo, los campeones del mundo debieron masticar el choque m¨¢s de la cuenta. No le qued¨® otro remedio que negociar el resultado desde el trabajo y la solidaridad, para lo que tambi¨¦n parece estar preparado el conjunto de Roger Lemerre, que ha construido un bloque camale¨®nico, capaz de adaptarse a las exigencias de cada jornada. Sali¨® airoso de la cita con la Rep¨²blica Checa porque el equipo est¨¢ cortado en doble direcci¨®n: tiene talento para construir y pico y pala para protegerse cuando vienen mal dadas. Ayer tuvo que apelar en mayor medida a lo segundo.Ya de entrada, Francia apost¨® por un equipo m¨¢s defensivo que en la jornada inaugural, derivado del cambio de Vieira por Djorkaeff. La consecuencia fue l¨®gica: choc¨® algo m¨¢s y jug¨® menos. Su f¨²tbol perdi¨® frescura y la circulaci¨®n fue m¨¢s atascada. Vieira, Deschamps y Petit, tres extraordinarios futbolistas por su sentido t¨¢ctico del juego, tienen un molde similar. El primero en acusarlo fue Zidane, brillante como siempre, pero un escal¨®n por debajo de su deslumbrante actuaci¨®n frente a Dinamarca. Zizou se qued¨® sin socios y la posici¨®n m¨¢s centrada de Henry achic¨® su inmensa imaginaci¨®n. Porque Francia esquiv¨® cualquier maniobra por los costados, donde siempre hay m¨¢s aire. Anelka y Henry se movieron en la misma direcci¨®n, excesivamente verticales, sin dejarse caer por las orillas para abrir el paisaje de Zidane, sobre todo el madridista, al que le puede la apat¨ªa de forma tan escandalosa, que hasta Dugarry le quita el puesto, como sucedi¨® reci¨¦n comenzado el segundo tiempo.
El giro t¨¢ctico en la pizarra de Lemerre puso m¨¢s trabas de las debidas al campe¨®n del mundo, demasiado precipitado por su falta de armon¨ªa en la media cancha. Nedved, uno de los mejores llegadores del planeta, y Koller, una viga de 103 kilos y 202 cent¨ªmetros que se inici¨® en el f¨²tbol como portero, anudaron la garganta de Barthez en el primer cuarto de hora. El jugador del Lazio con un disparo seco que rebot¨® en los pu?os del meta franc¨¦s y el p¨ªvot del Anderlecht con un cabezazo estruendoso. La respuesta francesa siempre tuvo a Zidane como solista y a Henry como cebo. Como sucedi¨® en el madrugador gol de ¨¦ste, consecuencia de una tropel¨ªa de Gabriel, un central checo con las medidas de un armario. Sin una mosca a su alrededor el chico se equivoc¨® de pareja y le solt¨® a la pelota a Henry. El delantero del Arsenal super¨® la salida de Smicer, con un leve punterazo que hizo desfilar el bal¨®n bajo su cuerpo. Definitivamente no era la tarde de Gabriel, herido poco despu¨¦s a ra¨ªz de una entrada merecedora de expulsi¨®n de su compa?ero Bejbl.
El tanto franc¨¦s atornill¨® demasiado el partido, que se ensuci¨® poco a poco. Francia se emple¨® con las mismas armas que los checos, que destilan un f¨²tbol muy f¨ªsico, repleto de cemento y sin titubeo alguno cuando se trata de ense?ar los tacos. El equipo de Lemerre acept¨® el cuerpo a cuerpo y termin¨® nublado. En medio de la batalla Nedved fue el m¨¢s pillo. Tir¨® un desmarque diagonal hacia el ¨¢rea franc¨¦s y Deschamps, que llegaba retrasado, le arroll¨®.
El penalti, transformado por Poborsky, que a¨²n pudo marcar en dos ocasiones antes del descanso, acab¨® por convencer al seleccionador franc¨¦s: mientras el equipo iba camino del vestuario, ya estaba calentando Djorkaeff, relevo de Petit, uno de los tres mosqueteros de la zona central. Su colega Jozef Chovanec tambi¨¦n aprovech¨® para lavar la cara a su equipo. Se quit¨® de encima al desafortunado Gabriel, tir¨® a Smicer a la banda izquierda -absolutamente despreciada durante todo el primer tramo- y escolt¨® a Koller con Lokvenc, un enanito a su lado (1,92).
La verdad es que los dos t¨¦cnicos acertaron. Sus decisiones cambiaron el curso del choque, que se torn¨® m¨¢s delicado, y resultaron capitales. El viraje franc¨¦s fue clave en el segundo gol. Una hermosa jugada trenzada desde su defensa al primer toque entre Vieira, Zidane y Djorkaeff, que en un santiam¨¦n dejaron caer la pelota al extremo izquierdo, donde ya para entonces gambeteaba Henry. ?ste se deshizo de un defensa checo con un sombrero no muy ortodoxo y devolvi¨® el favor a Djorkaeff, que irrumpi¨® por el centro y lanz¨® un latigazo sin remedio para Smicer. Henry, por ahora, ya tiene un cap¨ªtulo propio en esta Eurocopa: de los cinco goles marcados por Francia, ha anotado dos y ha resultado imprescindible en los otros tres.
Al acierto de Djorkaeff, la Rep¨²blica Checa replic¨® con todo el empe?o. Pero con un f¨²tbol previsible y un tanto primitivo, cuyo ¨²nico y exclusivo gui¨®n consisti¨® en ensanchar todo lo posible el campo para luego localizar la cabeza de Koller o Lokvenc. Y estuvo a punto de rentabilizar la f¨®rmula en una remate del primero que desemboc¨® en el larguero. No pudo ser, ni siquiera con el despliegue de Nedved, un jugador que no merece ser despedido tan pronto del campeonato. Afortunadamente se quedan Zidane, Henry, Djorkaeff..., ejes de un gran equipo, de una selecci¨®n capaz de conjugar como pocas el talento y la solidaridad.
Incidentes en Bruselas
A la conclusi¨®n del encuentro, a 80 kil¨®metros de distancia, en Bruselas, varios aficionados franceses que salieron a festejar la victoria de su selecci¨®n a la c¨¦ntrica plaza de la Bolsa provocaron el tercer incidente grave en lo que va de campeonato, seg¨²n informa Sandro Pozzi. La polic¨ªa tuvo que dispersar a un grupo de j¨®venes no identificados que se lanzaron sillas entre ellos y obligaron a las fuerzas del orden a cargar expeditivamente. Los incidentes se cerraron con una veintena de detenciones.
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