Los descubrimientos no son de nadie

La Oficina Espa?ola de Patentes y Marcas (OEPM) lo dice bien claro: "Por muy ingeniosos, originales o beneficiosos que sean, no pueden ser patentables los descubrimientos". Inmediatamente explica qu¨¦ entiende por descubrimientos: "Los alumbramientos de algo que ya exist¨ªa, aunque no fuera conocido". Tampoco se pueden patentar las teor¨ªas cient¨ªficas o m¨¦todos matem¨¢ticos; las obras literarias, cient¨ªficas o art¨ªsticas (para estos casos existen los derechos de propiedad intelectual), ni los m¨¦todos de tratamiento quir¨²rgico o terap¨¦utico. Nada de presentar solicitud para patentar una raza animal porque no se conseguir¨¢. Por otra parte, las patentes han de tener moral, por lo que tampoco se podr¨¢n registrar invenciones cuya publicaci¨®n pueda ser contraria al orden p¨²blico y a las buenas costumbres. La OEPM tiene suerte de que tampoco se puedan patentar las "formas de presentar informaciones", porque tendr¨ªa dificultades para registrar su propia explicaci¨®n de qu¨¦ es patentable: "Una invenci¨®n es patentable cuando es nueva, implica una actividad inventiva y tiene aplicaci¨®n industrial". Se entiende por nueva que "no forme parte del estado de la t¨¦cnica anterior".

El inventor debe ser cuidadoso y no presentar su producto en sociedad antes de solicitar su patente. Corre el riesgo de que, en el preceptivo Informe del estado de la t¨¦cnica que realizar¨¢ un grupo de expertos, su propio invento quede se?alado, aunque resulte parad¨®jico, como previo a su propio invento.

Para evitar dudas con la documentaci¨®n, las universidades explican a sus investigadores c¨®mo rellenar la solicitud de patentes. La de C¨¢diz, que no quiere conflictos, recuerda a los suyos que no incluyan en el formulario elementos o dibujos contrarios al orden p¨²blico y a las buenas costumbres ni declaraciones denigratorias relativas a productos o procedimientos de terceros. Para defender lo de uno, no hay que insultar a los dem¨¢s.