Marinero en tierra
Cuando Bakht Siraj se incorpor¨® a la tripulaci¨®n del Eurolink, un carguero de pabell¨®n paname?o propiedad de la compa?¨ªa armadora Sygma Maritime, esperaba que aqu¨¦l fuera un trabajo m¨¢s. Est¨¢ acostumbrado a pasar largas temporadas embarcado y a recorrer los puertos del Mediterr¨¢neo con buques diferentes, pero este marinero paquistan¨ª nunca pens¨® que su armador y su capit¨¢n se desentender¨ªan de la tripulaci¨®n y desaparecer¨ªan. "Nunca cre¨ª que me pasar¨ªa esto", dice Siraj.Tras hacer escala en T¨²nez y Castell¨®n, el Eurolink atrac¨® en Barcelona el 22 de julio del a?o pasado. Era una etapa m¨¢s del recorrido de este buque mediano que transporta contenedores, pero desde entonces el barco no se ha movido del puerto de la ciudad. Y all¨ª se ha quedado tambi¨¦n este paquistan¨ª, que lleva casi 11 meses viviendo solo en uno de sus camarotes. Los otros miembros de la tripulaci¨®n, tres griegos y dos egipcios, que pasaron unos tres meses esperando en el barco, aceptaron ser repatriados y abandonaron Barcelona entre noviembre y diciembre del a?o pasado. En cambio, el tripulante paquistan¨ª se niega a marcharse. "No me voy hasta que me paguen los 14.000 d¨®lares que me deben", asegura Siraj.
Pocos d¨ªas despu¨¦s de atracar en Barcelona, el capit¨¢n desapareci¨® con el dinero de la caja y abandon¨® el barco, a cuya armadora varios acreedores reclaman deudas de unos 16 millones de pesetas. Pero los problemas empezaron cinco meses antes de atracar en Barcelona, cuando los trabajadores dejaron de cobrar sus salarios. Por ello, la tripulaci¨®n demand¨® al armador del barco, que se ha esfumado.
A la espera de que el Eurolink se subaste dentro de unos meses y pueda cobrar el dinero que le deben, Bakht Siraj asegura que se le hace duro pasar todo el d¨ªa en el barco. Tiene televisi¨®n, pero comenta que se ve muy mal y que no le gusta mucho.
Durante los primeros meses, la asociaci¨®n Stella Maris y otras entidades humanitarias suministraron alimentos, combustible para el generador el¨¦ctrico y otros enseres a la tripulaci¨®n abandonada. Esta organizaci¨®n de asistencia a la gente de mar le sigue ofreciendo ayuda, pero el buque est¨¢ ahora amarrado en el muelle de Levante y Siraj dice que ya no acude a las instalaciones de Stella Maris porque le quedan lejos. Ahora sale adelante con la ayuda de otros marineros, que le dan comida.
Ricard Rodr¨ªguez, delegado diocesano de Stella Maris, asegura que le intentaron convencer para que aceptara la repatriaci¨®n, cuyos costes asume la Federaci¨®n Internacional de Sindicatos del Transporte (ITF), pero Siraj ha decidido no abandonar el barco hasta que cobre, pese a que su abogado le ha asegurado que tendr¨¢ el mismo derecho a recibir el dinero que el resto de los marineros. Es soltero, pero no le gustar¨ªa regresar a casa, despu¨¦s de 31 meses, sin aportar algo de dinero. Prefiere esperar hasta que el barco se subaste.
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