Los deberes de Rato.
Al ministro de Econom¨ªa le cuesta alumbrar el tan anunciado programa de reformas econ¨®micas. Semana tras semana, las reformas se posponen, introduciendo un pernicioso "efecto anuncio": a fuerza de amagar y no dar, los sectores que se sienten amenazados por las reformas han empezado a movilizarse para ofrecer resistencia.Las reformas son la asignatura pendiente de Rodrigo Rato. Quiz¨¢ este hecho permita explicar dos rasgos del segundo Gobierno de Aznar que, al menos a m¨ª, me causaron sorpresa. Por un lado, el mantenimiento de Rato al frente de la Econom¨ªa, contra lo que eran sus preferencias de pasar a Exteriores; por otro, el doble castigo que significa la disminuci¨®n de su peso pol¨ªtico, con la p¨¦rdida del Ministerio de Hacienda, y el que "los hombres y las mujeres" de Rato no hayan sido promocionados para puestos clave en el nuevo Gobierno, con la ¨²nica excepci¨®n de Crist¨®bal Montoro (aun cuando, en este caso, hay que recordar que Montoro nunca fue un hombre de Rato, sino del presidente). Por eso, el encargo que hizo Aznar a Rato de llevar a cabo un amplio programa de reformas lo entiendo m¨¢s como castigo que como premio: le ha obligado a repetir curso para aprobar su asignatura pendiente.
Y no lo tendr¨¢ f¨¢cil, porque el panorama econ¨®mico y social con el que se encuentra el segundo Gobierno Aznar es m¨¢s ingrato que el anterior. Por un lado, las presiones inflacionistas han reaparecido con fuerza, con fuerte aumento de la demanda y del cr¨¦dito, muy similar al de la expansi¨®n de la segunda mitad de los ochenta. En segundo lugar, los sindicatos parecen estar cerrando un ciclo extraordinario de ausencia de reivindicaciones salariales que viene desde 1995. Esa moderaci¨®n ha sido la principal causa de que Espa?a haya ido bien en los ¨²ltimos cuatro a?os. Pero hay indicios que apuntan al repunte de la agresividad salarial.
A estos factores econ¨®micos y sociales que presionan la inflaci¨®n se ha venido a sumar, en los ¨²ltimas semanas, como he se?alado antes, la movilizaci¨®n de los sectores amenazados por las reformas. ?Con qu¨¦ fuerzas cuenta el Gobierno para vencer esas resistencias? La mayor¨ªa parlamentaria es una condici¨®n necesaria, pero no suficiente. Las reformas, para que sean profundas y duraderas, necesitan ganar apoyos sociales amplios. ?De d¨®nde pueden venir los impulsos para ganar partidarios y debilitar a los que se oponen a las reformas? Aunque parezca contradictorio, la inflaci¨®n es el mayor aliado con que cuenta el Gobierno. Como dice el refr¨¢n, no hay mal que por bien no venga.
La inflaci¨®n es el tipo de problema que, a la vez que genera fuertes presiones para actuar, reduce el margen de actuaci¨®n de los intereses que se oponen al cambio. Un escenario como ¨¦ste permite a los buenos reformistas aprovechar esa presi¨®n para impulsar las reformas. Pero para poder hacerlo han de saber construir un discurso persuasivo que vincule las presiones inflacionistas con las rigideces existentes en aquellos mercados en los que se quiere introducir competencia. Cuando se sabe hacer esta labor de pedagog¨ªa, los reformistas ganan adeptos y debilitan a los opositores.
Para ganar apoyo social amplio es necesario tambi¨¦n sacar carga ideol¨®gica a las reformas. Liberalizar la econom¨ªa no significa hacer liberales, sino introducir competencia en los mercados. En este objetivo pueden coincidir tanto los liberales como los socialdem¨®cratas. Si el Gobierno sabe comprender esto y resta carga ideol¨®gica a las reformas, conseguir¨¢ mayor apoyo social y parlamentario para su programa liberalizador.
Ser¨ªa ilusorio pensar que la introducci¨®n de las reformas y el aumento de la competencia se pueden mantener s¨®lo con el impulso del Gobierno. Sin unos organismos reguladores y de defensa de la competencia independientes y que funcionen de forma transparente, y sin unos consumidores exigentes y organizados, la competencia estar¨¢ siempre amenazada. Una econom¨ªa de mercado no funciona bien si no viene acompa?ada del poder compensador de los consumidores y de las autoridades de defensa de la competencia. Por eso es fundamental fortalecer estos organismos y dar un papel mayor a los consumidores. ?ste es un aspecto frecuentemente olvidado y que Rodrigo Rato deber¨ªa tener en cuenta al introducir el anunciado programa de reformas. Si lo hace, habr¨¢ valido la pena repetir curso.
Ant¨®n Costas es catedr¨¢tico de Pol¨ªtica Econ¨®mica de la Universidad de Barcelona.
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