La decisi¨®n, seg¨²n y c¨®mo
Los toros de Osborne lucieron unas arboladuras que daban miedo. Sobre todo, por astifinas. Sal¨ªan de chiqueros con un ¨ªmpetu arrollador y hac¨ªan saltar astillas de los burladeros. La mayor¨ªa cumpli¨® en varas con nota alta, especialmente el quinto, que acudi¨® alegre y de lejos en dos ocasiones, aunque se rompi¨® un pit¨®n en el segundo envite. La buena disposici¨®n de los toros era aprovechada por los picadores para machacarlos sin piedad. Lo cierto y verdad es que la masacre era contemplada con pasividad por los matadores como si el asunto no fuera con ellos. Huelga decir que los toros llegaron a la muleta con las fuerzas muy justas, sin h¨¢lito de vida para demostrar bravura alguna.As¨ª las cosas, la decisi¨®n de los toreros es fundamental para el ¨¦xito del espect¨¢culo. Y aqu¨ª es donde falla la historia. Ben¨ªtez, que tom¨® la alternativa, demostr¨® que su decisi¨®n la tiene perdida a pesar de lo mucho que se jugaba. Pepe Luis es torero veterano que no enga?a a nadie. Su escasa decisi¨®n no var¨ªa con el tiempo. D¨¢vila Miura tuvo el mismo tipo de toro, pero transmiti¨® al tendido una actitud muy distinta. Su decisi¨®n alcanz¨® el nivel ¨®ptimo a la hora de matar a su primero: se perfil¨® por derecho, adelant¨® la muleta, se volc¨® sobre el morrillo, enterr¨® el estoque hasta el pu?o en el hoyo de las agujas y el toro sali¨® muerto de la suerte. Un volapi¨¦ perfecto. La plaza, conmovida y emocionada, estall¨® en una clamorosa ovaci¨®n.
Osborne / V¨¢zquez, D¨¢vila, Ben¨ªtez Toros de Herederos de Jos¨¦ Luis Osborne, bien presentados, astifinos, que cumplieron en varas y llegaron aplomados a la muleta; 6?, sobrero, en lugar de otro devuelto por estar toreado; 7?, segundo sobrero, regalo de la empresa
Pepe Luis V¨¢zquez: pinchazo y media (silencio); bajonazo y siete descabellos (silencio). D¨¢vila Miura: gran estocada (fuerte ovaci¨®n); casi entera (silencio); pinchazo y cuatro descabellos (palmas). Juan Manuel Ben¨ªtez, que tom¨® la alternativa: pinchazo y estocada (silencio); pinchazo y descabello (silencio). Plaza de la Maestranza, 22 de junio. Corrida del Corpus. Media entrada.
El bochorno lleg¨® en el sexto, un toro serio, astifino como los dem¨¢s, que provoc¨® el p¨¢nico desde su salida. Embest¨ªa a oleadas, se colaba por ambos pitones, y Ben¨ªtez, sin recurso alguno, solt¨® el capote y tom¨® el olivo. Lo mismo hicieron los miembros de su cuadrilla despu¨¦s de pasar muchos apuros. El presidente devolvi¨® al toro porque, supuestamente, estaba toreado, y a Ben¨ªtez y a su cuadrilla les entr¨® el cuerpo en caja. Un espect¨¢culo impropio de quien quiere ser torero.
Ya en su primero, el toricantano pec¨® de conformismo exagerado ante un toro soso y descastado. Desisti¨® con el capote y nunca dio el paso adelante con la muleta. En el sobrero, que lleg¨® muy quedado al tercio final, el torero lo intent¨®, pero nadie se lo tom¨® en cuenta. A la salida de un pase de pecho el toro qued¨® tendido en el suelo y cost¨® un mundo levantarlo. Quiso torear de nuevo, pero no hab¨ªa ni toro ni respeto por parte de casi nadie. Una pena.
Pepe Luis machete¨® al quinto, un toro muy parado, y dej¨® algunas muestras de su toreo en el segundo, que hizo una buena pelea en varas y el picador le dio una paliza de ¨®rdago. El animal lleg¨® reventado a la muleta y el torero se quiso poner flamenco, es decir, que quiso torear como sabe. Pero no pudo ser; no obstante, la faena, salpicada de precauciones y dudas, como es habitual en ¨¦l, tuvo detalles de toreo aut¨¦ntico en tres derechazos, un pase de pecho, un molinete. Corto bagaje para quien siempre es esperado con ilusi¨®n.
La decisi¨®n de D¨¢vila Miura es encomiable. En su primero cobr¨® la magn¨ªfica estocada ya rese?ada. En el quinto nada pudo hacer y tras la rotura del pit¨®n, la empresa regal¨® el sobrero. En ¨¦ste, un toro de feo estilo, demostr¨® que quiere ser torero.
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