T¨®picos, mentiras y escuela concertada ?ngel Astorgano
En las ¨²ltimas semanas est¨¢n apareciendo numerosas informaciones sobre supuestas dificultades que los centros concertados ponen a la integraci¨®n en sus colegios de minor¨ªas ¨¦tnicas, inmigrantes y alumnos con necesidades especiales. Ciertamente, la mayor¨ªa de estas acusaciones son gen¨¦ricas y no aportan datos concretos: "se niegan a integrar", "seleccionan alumnos", "discriminan". He tenido ocasi¨®n de decirle al presidente de la CEAPA, la organizaci¨®n m¨¢s significada en todo tipo de denuncias contra la ense?anza concertada, que con demagogia, mentiras y t¨®picos no se puede construir nada, y debemos construir. Llega el mes de abril y se sacan los t¨®picos del a?o pasado: "los colegios concertados sostenidos con fondos p¨²blicos seleccionan a sus alumnos y discriminan a los menos favorecidos". Pues es falso; sencilla y llanamente falso.Los colegios concertados est¨¢n sometidos a unas normas de admisi¨®n de alumnos que cumplen escrupulosamente, a los controles de las consejer¨ªas de Educaci¨®n y a la Intervenci¨®n de Hacienda, que cada a?o revisa cuidadosamente el empleo de los fondos p¨²blicos. Por el contrario, los conciertos no cubren el coste del puesto escolar ni aportan los profesores de apoyo necesarios para integrar adecuadamente a los alumnos de minor¨ªas. Pero, por encima de todo, los centros concertados han mostrado y reiteran su voluntad decidida de integrar cada d¨ªa m¨¢s a inmigrantes, gitanos y minor¨ªas ¨¦tnicas. Hoy, por ejemplo, en Madrid centro, donde est¨¢n la mayor¨ªa de los colegios concertados de la Comunidad, la ense?anza concertada integra a un 32% de estos escolares, cuando representa un 40% del total. Estamos ocho puntos por debajo de lo que nos corresponde, y queremos crecer integrando adecuadamente a los alumnos. Pero, al mismo tiempo, las organizaciones que critican a la ense?anza concertada se niegan a que se concierte el segundo ciclo de infantil -gratuito en la red p¨²blica, aunque no sea obligatorio-, con lo cual es imposible que accedan a esos centros los alumnos de minor¨ªas, con lo que crecer¨¢n las diferencias.
La realidad, hoy, es que la ense?anza concertada hace una oferta de calidad; que la escuela concertada ha sido b¨¢sica en la implantaci¨®n de la reforma educativa; que los alumnos inmigrantes, de minor¨ªas o gitanos que acoge en sus aulas llegan a final de curso; que sus profesores trabajan m¨¢s horas y cobran menos que los de la escuela p¨²blica porque no se ha cumplido la analog¨ªa retributiva; que el puesto escolar en la concertada es mucho m¨¢s barato que en la ense?anza p¨²blica. Y de todo eso hay datos, cifras, nombres y apellidos.
Hace dos a?os y medio, todas las organizaciones representativas de los distintos sectores de la ense?anza p¨²blica y privada firmamos una declaraci¨®n conjunta en favor de la educaci¨®n en la que se sentaban las bases de una educaci¨®n no convertida en un instrumento demag¨®gico de batalla pol¨ªtica. Ni los partidos pol¨ªticos han querido mojarse y hacer suyas las propuestas ni algunas de las organizaciones que lo firmaron est¨¢n siendo coherentes con lo que acordamos, renunciando todos a algo.
Se ha firmado un pacto para garantizar las pensiones; estamos hablando de un pacto para la sanidad. ?Qui¨¦n no quiere un pacto por la educaci¨®n que garantice la prioridad presupuestaria, el desarrollo arm¨®nico del sistema educativo, el respeto al pluralismo, el reconocimiento de la complementariedad de los centros p¨²blicos y concertados y la dignificaci¨®n social del profesorado?
La soluci¨®n a los problemas de la educaci¨®n no pasa por mantener la lucha entre ambos modelos, sino que, al contrario, como la sociedad espa?ola ha entendido, deben ser complementarios y garantizar la pr¨¢ctica efectiva del derecho a la educaci¨®n. Hay que respetar, por tanto, que los padres, responsables m¨¢ximos de la educaci¨®n de sus hijos, puedan elegir de manera real el tipo de educaci¨®n y el centro que deseen para ellos.
La ense?anza concertada -cuya demanda social crece cada a?o- no va a entrar en ninguna guerra. La ense?anza concertada defiende una ense?anza p¨²blica fuerte y de calidad. Pero no va a aceptar mentiras, medias verdades o t¨®picos. Creo que ya es hora de que hablemos de calidad de la ense?anza, de control y exigencia de esa calidad en todos los centros, p¨²blicos o concertados, sostenidos con fondos p¨²blicos; de m¨¢s financiaci¨®n para una mejor ense?anza, de la necesidad de dignificar el papel de los profesores y de otras muchas cosas que realmente son un problema. La ense?anza concertada, digan lo que digan, no lo es.
?ngel Astorgano es secretario general de la Federaci¨®n Espa?ola de Religiosos de la Ense?anza (FERE).
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