Los alumnos que leen libros de m¨¢s de 100 p¨¢ginas llevan un curso de ventaja: ?c¨®mo pueden las familias fomentarlo?
Leer obras largas no solo mejora la comprensi¨®n de textos lineales por parte de los adolescentes, sino tambi¨¦n la que requiere combinar m¨²ltiples fuentes, cada vez m¨¢s habitual en el mundo digital. El papel de los progenitores es clave, seg¨²n las investigaciones
Los adolescentes que leen libros de m¨¢s de 100 p¨¢ginas llevan una ventaja equivalente aproximadamente a un curso acad¨¦mico en comprensi¨®n lectora a quienes no lo hacen, despu¨¦s de descontar el nivel socioecon¨®mico y cultural de su familia, que es lo que m¨¢s influye en el rendimiento acad¨¦mico de los estudiantes, seg¨²n datos del Informe PISA, la evaluaci¨®n internacional que realiza cada tres a?os la OCDE, una organizaci¨®n de la que forman parte principalmente pa¨ªses ricos. Y los chavales que leen argumentos complejos no solo comprenden mejor textos lineales. Tambi¨¦n se manejan mejor cuando se trata de extraer informaci¨®n combinando fuentes m¨²ltiples y en ocasiones contradictorias, como ocurre con frecuencia al navegar por internet.
Los resultados de PISA (para una explicaci¨®n m¨¢s detallada, ir al final del texto) no implican causalidad, sino que reflejan que existe una asociaci¨®n entre dichos elementos, advierte Miyako Ikeda, una de las responsables de la evaluaci¨®n internacional. ¡°Lo que s¨ª podemos decir es: no olviden la importancia de la lectura tradicional, porque los estudiantes que obtienen una alta puntuaci¨®n en PISA son aquellos que est¨¢n leyendo textos m¨¢s largos. Y al mismo tiempo son los que hacen mejor cosas que son muy importantes en la lectura digital, como distinguir hechos de opiniones y conciliar informaci¨®n de fuentes distintas, como la que puede encontrarse en dos p¨¢ginas webs. Estas habilidades, que ya eran necesarias antes, se est¨¢n volviendo cada vez m¨¢s relevantes¡±.
La evoluci¨®n de la comprensi¨®n lectora en Espa?a no es buena. Seg¨²n el mismo Informe PISA, el rendimiento del alumnado ha ca¨ªdo 22 puntos entre 2015 y 2022 (frente a un descenso medio de 17 puntos en los pa¨ªses de la OCDE). El Ministerio de Educaci¨®n ha impulsado por ello un programa para mejorar esta competencia que va a ponerse en marcha este curso. De momento con un presupuesto peque?o, de 30 millones de euros, al no haber podido aprobar los Presupuestos Generales del Estado de 2024. En Espa?a, el 50,7% de los chavales de 15 a?os leen libros de m¨¢s de 100 p¨¢ginas, seg¨²n PISA. Un porcentaje que supera la media de la OCDE (43%), pero que est¨¢ lejos de los pa¨ªses que encabezan la lista, Finlandia (74,4%), Dinamarca (74,2%) y Reino Unido (71%), que obtienen entre 15 y 20 puntos m¨¢s en comprensi¨®n lectora que Espa?a (que logra 474, frente a los 476 de promedio de la OCDE).
El sistema educativo es clave para mejorar las habilidades lectoras de los estudiantes, como tambi¨¦n lo es, se?alan los expertos, el papel de las familias. Una investigaci¨®n internacional publicada en 2022, basada en datos de 3.690 gemelos finlandeses de 12 a?os, lleg¨® a la conclusi¨®n de que, a diferencia de lo que muchas veces se piensa, son las habilidades lectoras las que impulsan que los ni?os y ni?as disfruten de la lectura, y no al rev¨¦s. Es decir, que es saber leer bien lo que permite que los chavales disfruten leyendo mucho m¨¢s que al contrario. El mismo trabajo reflej¨® que en torno a un 20% de las habilidades lectoras (as¨ª como del disfrute lector) de los chavales se explica por factores ambientales como el hecho de ver a los progenitores leer o disponer de suficientes libros en casa. El porcentaje de adolescentes de 15 a?os que leen obras de ficci¨®n porque quieren hacerlo (no por obligaci¨®n escolar) se situaba en el 30,3% en 2018, seg¨²n el Informe PISA, muy poco por encima que la media de la OCDE (29%).
Los especialistas en fomento de la lectura infantil y juvenil tambi¨¦n consideran fundamental la actitud de la familia, y, de entrada, aconsejan a padres y madres predicar con el ejemplo, leyendo en casa, y poner al alcance de sus hijos abundantes cuentos, novelas, libros de no ficci¨®n de todo tipo (desde c¨®mo es el sistema solar a c¨®mo aprender t¨¦cnicas en el f¨²tbol) y c¨®mics adaptados a su edad, comprados o de la biblioteca. El maestro Jaume Centelles, que ha publicado varias gu¨ªas de lectura, considera crucial ¡°negociar¡± con ellos. Por ejemplo, un cierto tiempo de lectura a cambio de un cierto tiempo de pantallas u otra actividad que los ni?os o adolescentes deseen hacer. A ser posible, coinciden los expertos, lo ideal es sembrar el h¨¢bito y el gusto desde peque?os. Altern¨¢ndose a leer con ellos en voz alta, un contexto en el que se puede jugar con el tono para dramatizar la historia, detenerse a formular ¡°hip¨®tesis o predicciones¡± de lo que pasar¨¢ a continuaci¨®n, o jugar a identificar signos de puntuaci¨®n.
Qu¨¦ hacer en casa
Cuando ya son m¨¢s mayores y saben leer de forma aut¨®noma, Joan Carles Girb¨¦s, editor y autor de un libro y una gu¨ªa de la Fundaci¨® Bofill sobre la materia, ofrece varios consejos para intentar que prenda en ellos la pasi¨®n por la lectura. Organizar el tiempo fijando ratos para la lectura; buscar la complicidad de abuelos, primas o hermanos mayores, que empujen en la misma direcci¨®n; visitar bibliotecas y librer¨ªas; introducir la literatura como un tema de conversaci¨®n familiar, comentando la entrevista en un peri¨®dico con una escritora, por ejemplo, o cont¨¢ndoles de qu¨¦ trata la novela que se est¨¢ leyendo y pregunt¨¢ndoles a ellos por el argumento de la que han empezado; y buscar t¨ªtulos que, a la vista de sus gustos, les puedan enganchar, leyendo rese?as, oje¨¢ndolos en las tiendas, y pidiendo ayuda a libreros, bibliotecarios, docentes y compa?eros de curso.
Cuando suceda, Girb¨¦s aconseja encarecidamente no descalificar los libros que ellos mismos han elegido. ¡°Si queremos que abandonen la lectura, hay una estrategia infalible, que es menospreciar sus gustos¡±. Algo que no siempre es f¨¢cil. Despu¨¦s de a?os esforz¨¢ndose para que su hija leyera, y logr¨¢ndolo, pero a costa de insistir, la valenciana Aitana Giner, de 47 a?os, vio este verano como su hija Anna, de 13, empez¨® literalmente a devorar novelas rom¨¢nticas juveniles que le hab¨ªan recomendado sus amigas. Un g¨¦nero que vive una edad de oro y que a la adolescente le gusta, afirma, ¡°porque son entretenidas y de amor¡±. De pronto se acababa libros de 350 p¨¢ginas en apenas tres d¨ªas. ¡°A m¨ª me preocupaba sobre todo que el mensaje fuera contrario a los valores feministas que siempre hemos querido transmitirle¡±, dice Giner, que es sanitaria, aunque despu¨¦s de ojearlos no encontr¨® nada alarmante.
A la madre, en cierta forma, tambi¨¦n le preocupaba la calidad de las obras, a las que al principio se refer¨ªa como ¡°novelitas¡±. Girb¨¦s considera esto ¨²ltimo un error. ¡°Muchos nos iniciamos en la lectura voluntaria, la escogida por nosotros mismos, con libros que ahora podr¨ªamos considerar ¡®de poca calidad¡¯. Bestsellers, c¨®mics, los ¡®Elige tu propia aventura¡¯¡ era lo que nos gustaba, lo que nos hac¨ªa felices y nos permit¨ªa mantener conversaciones sobre libros con nuestros amigos y amigas. Lo que nos hac¨ªa sentir bien. ?Por qu¨¦ ahora deber¨ªamos negarles el placer de encontrar su propio criterio lector?¡±, dice, y, con un punto de optimismo, a?ade: ¡°Si nos interesamos sinceramente por lo que est¨¢n leyendo, los comprendemos y los acompa?amos, nos escuchar¨¢n con complicidad y podremos contribuir a ampliar su abanico de intereses y lograr, as¨ª, que su dieta lectora sea lo m¨¢s variada posible¡±.
Las puntuaciones de PISA y el curso de diferencia
El Informe PISA no encuentra diferencias estad¨ªsticamente significativas en Espa?a entre el alumnado que lee libros de, como mucho, 10 p¨¢ginas y quienes leen obras de 11 a 100 p¨¢ginas, una vez descontado el nivel socioecon¨®mico de los estudiantes. Y, en cambio, detecta una gran diferencia de 31 puntos entre quienes leen libros de 10 o menos p¨¢ginas y quienes leen textos de m¨¢s de 100. El informe no compara directamente al grupo que lee libros de 11 a 100 p¨¢ginas con el de que lee textos de m¨¢s de 100 p¨¢ginas descontando el nivel socioecon¨®mico (sin hacer dicho filtro, la brecha entre ambos alumnos es de 42 puntos de media en la OCDE y de 41 en Espa?a). Seg¨²n la ¨²ltima estimaci¨®n de la OCDE, 20 puntos de diferencia equivalen a un curso escolar de distancia. Pero algunos expertos, como Jos¨¦ Saturnino Mart¨ªnez Garc¨ªa, consideran, sin embargo, que un curso deber¨ªa implicar m¨¢s de 20 puntos.
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