Paseos y reportajes
JOSU BILBAO FULLAONDO
Hay temporadas en que los circuitos fotogr¨¢ficos est¨¢n repletos de exposiciones y actividades de inter¨¦s. Pretendiendo establecer un cierto orden de visita, sin querer darse un atrac¨®n de pesada digesti¨®n, a uno le surgen dudas de cu¨¢l ver primero y siempre se inclina por aquello cuya exhibici¨®n se pierde antes en el tiempo o por un tema que le llama la atenci¨®n. As¨ª ha ocurrido esta semana. Un paseo por Bilbao est¨¢ en el Aula de Cultura de la BBK de la calle Elcano de Bilbao; hay que verla de prisa, es tan breve el calendario que, si uno se despista, cuando termina la visita est¨¢n guardando los cuadros en el almac¨¦n para colgar otra cosa. Por otro lado, un inter¨¦s caprichoso por la cosa m¨ªstica me ha llevado al Photomuseum de Zarautz a contemplar Lourdes: Una ilusi¨®n, un deseo.
El primero de los trabajos est¨¢ realizado por Javier Balledor (Bilbao, 1949). De este hombre puede decirse que naci¨® con una c¨¢mara en la mano, porque gateando ya enredaba en el estudio familiar. Eligi¨® el periodismo gr¨¢fico y desde hace m¨¢s de veinte a?os ejerce en el diario Deia. En esta ocasi¨®n ha roto con la rutina informativa y se ha volcado en su propia ciudad. Ha encontrado una urbe donde el elemento humano pasa desapercibido entre los edificios. Como dice Txema Larrea, en el pr¨®logo del simp¨¢tico cat¨¢logo que recoge las im¨¢genes, "no nos ha prestado atenci¨®n, se ha zafado de la partida de mus, ha obviado las conversaciones y las preguntas f¨²tiles, y se ha alejado, a fin de plasmar sus sue?os de manera m¨¢s bella". Necesitaba cambiar, olvidarse de las nuevas caras del todos los d¨ªas, imbuirse en un nuevo estadio de observaci¨®n m¨¢s sosegado, dejando perder la mirada bajo su exclusivo criterio. Aparcar por un momento la rudeza de su oficio, la imperiosa inmediatez, los malentendidos e incomprensiones. Por eso y algo m¨¢s, nos ha querido olvidar. En cualquier caso, no pierdo la figura del fot¨®grafo dicharachero, bullicioso y generoso, amante de la gente a la que hac¨ªa sonre¨ªr con dulzura; capaz de compartir protagonismo en fiestas de Bilbao con el mism¨ªsimo director de la Banda Municipal, el inolvidable sestaoarra Urbano Ruiz Laorden. En esta ocasi¨®n sus fotos traen arm¨®nicos rincones de la Villa. Su andadura encuentra una acertada met¨¢fora, ir¨®nica y sutil para iniciados, en los pies de la estatua de Tonetti, en parque Do?a Casilda.
El otro trabajo corresponde a Juli¨¢n Redondo (Bilbao, 1956). Desde los 24 a?os no ha parado de tomar fotograf¨ªas. Su tiempo libre lo dedica a su m¨¢xima afici¨®n. Cuenta con m¨¢s de cien exposiciones. Le preocupa el retrato, el paisaje y el reportaje en profundidad, siempre en blanco y negro. Gran parte de su obra se encuentra en cinco libros-cat¨¢logos que tiene publicados. Miradas imaginarias son panor¨¢micas de Bilbao que, movidas durante la toma, parecen desvanecerse construyendo un paisaje sugerente y so?ador. De un viaje a Jap¨®n es un encuentro con una civilizaci¨®n lejana, repleta de curiosos detalles, siempre con inter¨¦s. Bajamar, en la r¨ªa y las playas cercanas, nos acerca a las sorpresas que ofrecen los suelos marinos cuando las aguas descienden. Aguilar de Campoo es un homenaje al pueblo de su mujer, donde paisajes, murallas y monumentos hablan por s¨ª solos de la belleza del lugar. Ahora, con Lourdes: una ilusi¨®n un deseo recoge sentimientos y emociones de las gentes que peregrinan hasta el santuario mariano franc¨¦s, para encontrar alivio a sus penas y dolores. Las im¨¢genes pueden resultar amargas. Est¨¢n hechas con delicadeza, sin recurrir a lo f¨¢cil, respetando a los protagonistas. Todos buscan el milagro pero pocos lo encuentran. Son encuadres formales, en exteriores, con luz tamizada por las nubes, resueltos con seguridad. En ellos puede m¨¢s la historia que la realizaci¨®n. Faltan tomas atrevidas, picados y contrapicados que comprometan al autor; al contrario, busca composiciones innovadoras, combinaci¨®n de personajes y entorno, como en otras ocasiones. El resultado parece estar marcado por el pudor y recato que exige una situaci¨®n donde manda la fe.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.