La imagen de Catalu?a JOSEP RAMONEDA
Catalu?a, la malquerida. Pujol ha tenido siempre la impresi¨®n -compartida por muchos catalanes- de que, en Espa?a, Catalu?a era mal vista. Y lo considera una injusticia. Quer¨ªa, sin embargo, la prueba cient¨ªfica y encarg¨® una encuesta al profesor Salustiano del Campo. La encuesta, como no, ratific¨® la hip¨®tesis. Y apunt¨® una perogrullada: cuando se conoce Catalu?a la opini¨®n mejora. Con lo cual Pujol decidi¨® que hab¨ªa que dar a conocer Catalu?a para que nos quieran m¨¢s. Ante la imposibilidad de hacer viajar a Catalu?a a la mitad de espa?oles que no han venido nunca, la Generalitat acord¨®, con el apoyo un¨¢nime de los partidos, poner en marcha una campa?a medi¨¢tica para que nos conozcan mejor. Es decir, facilitarles una acercamiento no real sino virtual y publicitario.Dado que meses atr¨¢s me pidieron si me importar¨ªa que, de vez en cuando, me consultaran sobre la exposici¨®n que formar¨¢ parte de esta campa?a -cosa que no ha ocurrido hasta el momento- hago mis reflexiones en voz alta. Y la primera pregunta que se me plantea es la siguiente: ?c¨®mo puede ser que un pa¨ªs con m¨¢s de mil a?os de historia necesite explicarse a los vecinos con los que comparte casa? O creemos en la existencia de alguna forma de complejo de inferioridad colectivo que invita a estar demasiado pendiente de lo que dir¨¢ o pensar¨¢ el de al lado, o aceptamos que cierto grado de desafecto, incomprensi¨®n y distancia es el modo normal de relaci¨®n entre catalanes y espa?oles. Si fuera as¨ª, no hay campa?a que lo arregle. Es m¨¢s, es leg¨ªtimo preguntarse si hay algo que arreglar. Quiz¨¢ esta relaci¨®n ambigua y distante sea la ¨®ptima, en tanto que deseada por cada una de las partes.
Nada puede tanto como el prejuicio. Y el prejuicio compartido es el enemigo principal del conocimiento. El objetivo de una campa?a de imagen de Catalu?a hacia Espa?a parece acabar con los prejuicios que los espa?oles tienen sobre los catalanes. Es, por supuesto, una simplificaci¨®n porque catalanes hay muchos y espa?oles tambi¨¦n. Y quiz¨¢ esto es lo primero que tendr¨ªamos que explicar. Porque para desmontar los prejuicios ajenos habr¨ªa que empezar dinamitando los propios. Los prejuicios con que desde Catalu?a se ve a los espa?oles pero tambi¨¦n los prejuicios con los que los catalanes vemos Catalu?a. Y ¨¦sta es una ardua tarea, aunque para m¨ª ser¨ªa la ¨²nica realmente estimulante que podr¨ªa deparar este ejercicio. Por dos razones: porque se relativizar¨ªan los t¨®picos que mediatizan la vida p¨²blica catalana y porque explicando la realidad de Catalu?a y no una versi¨®n consensuada y en tecnicolor quiz¨¢ resultar¨ªamos menos marcianos para los dem¨¢s espa?oles.
Las campa?as de imagen, como se llama hoy a la publicidad, tienen el objetivo de demostrar que el producto que uno vende es el mejor, ya sea un candidato, una nevera o un portal digital. Catalu?a, ?mejor que qui¨¦n? Todas las se?ales de peligro se encienden. Si lo que se trata es de demostrar que Catalu?a no es un pa¨ªs cualquiera, como dice una formulaci¨®n cl¨¢sica de los nacionalismos, mejor ahorrarse el esfuerzo y el dinero. ?Cu¨¢les son entonces los pa¨ªses cualesquiera?
A uno le gustar¨ªa ense?ar Catalu?a tal como es. Naturalmente, primero habr¨ªa que saberlo y esto no es f¨¢cil establecerlo por consenso como requiere la campa?a en cuesti¨®n. Pero adem¨¢s la esencia de la publicidad es la contraria. La publicidad consiste en magnificar la manera c¨®mo nosotros desear¨ªamos ser vistos, sin temor a que medie el enga?o, siempre y cuando sea para buen fin. Con la publicidad lo que se intenta es decidir la opini¨®n que los dem¨¢s tienen que tener de nosotros. No parece un ideal de relaci¨®n entre los pueblos. Aunque en los tiempos que corren la mentira publicitaria haya desbancado totalmente a la peque?a verdad de la percepci¨®n directa y subjetiva de cada cual.
Reconozco que mi reflexi¨®n conduce a una situaci¨®n con poca salida. Es raro que un pa¨ªs haga una campa?a para que los vecinos lo comprendan mejor. Pero esto no significa nada, porque todo son rarezas en la relaci¨®n entre Catalu?a y Espa?a. Quiz¨¢ estas rarezas son lo que se tendr¨ªa que poner de relieve. Y entonces vamos siempre a parar a un punto que desaf¨ªa todos los prejuicios: la imbricaci¨®n en la vida social real de lo catal¨¢n y lo espa?ol. Mirando este punto probablemente ir¨ªamos m¨¢s lejos en el reconocimiento mutuo que con todas las campa?as de imagen posibles.
El peligro de una campa?a de estas caracter¨ªsticas es que la imagen de Catalu?a que se ofrezca no sea reconocible ni siquiera por muchos de los propios catalanes. Lo propio de las campa?as publicitarias es combatir un t¨®pico con otro t¨®pico, como se ha visto ya en los primeros spots que se han difundido. Ten¨ªamos fama de avaros, antip¨¢ticos, aburridos y trabajadores, ahora resultar¨¢ que somos generosos, simp¨¢ticos, salerosos y holgazanes. Por este camino s¨®lo se puede conseguir una cosa positiva: que los catalanes acabemos ri¨¦ndonos de la imagen que se vende de nosotros mismos. Probablemente sea uno de los efectos m¨¢s deseables. Porque este pa¨ªs tiene que dejar de tomarse tan pat¨¦ticamente en serio.
Un pa¨ªs no es una mercanc¨ªa. Una campa?a de imagen no puede ser un muestrario de t¨®picos y contrat¨®picos, de momentos estelares de la cultura y de virtudes desconocidas de los catalanes. M¨¢s concretamente: un acercamiento a los ciudadanos del resto de Espa?a no puede ser una campa?a de imagen. Por respeto entre vecinos, tiene que ser un esfuerzo por decirnos las cosas por su nombre, que es la manera de tratar a la gente que se respeta. El primer punto de la campa?a deber¨ªa ser, por tanto, aclararnos sobre Catalu?a misma. Y despu¨¦s, aparcados los prejuicios propios, se puede ir a por los ajenos. ?Misi¨®n imposible? La cultura catalana es muy dada al estilismo. El estilismo es la fase anterior al espect¨¢culo, es la preparaci¨®n del personaje para salir a escena debidamente compuesto. Con simple estilismo no se impresiona a nadie, pero tampoco se ofende y, sobre todo, se garantiza que ninguno de los t¨®picos del consenso catal¨¢n se mueva. A m¨ª esta campa?a de imagen me interesa m¨¢s mirando al interior que al exterior.
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