Emigrar de las sombras
Harold Bonaventure Tohon caminaba ayer con pasitos cortos por el aeropuerto de San Pablo, en Sevilla, sin dar muestras de extra?eza. S¨®lo alg¨²n parpadeo r¨¢pido delataba que le molesta la luz. Harold no ve, tal vez por eso no se siente extra?o en un lugar lleno de blancos que caminan apresurados arrastrando sus maletas. Debe ser muy diferente a Cotonou, la capital de Benin, donde el lunes tom¨® el primer vuelo de una agotadora serie de conexiones (Cotonou-Par¨ªs-Madrid-Sevilla), que ayer concluyeron en la ciudad andaluza. Pero Harold ha soportado el traqueteo a¨¦reo con una flema sorprendente. Como si en sus dos a?os de vida no hubiera hecho otra cosa que embarcar y desembarcar en los aeropuertos.Que no es el caso. S¨®lo una raz¨®n excepcional explica semejante aventura viajera en un renacuajo. Harold ha llegado a Sevilla para poder mirar a la luz sin parpadear y para observar las diferencias entre los aeropuertos de Cotonou y San Pablo. Para distinguir las pieles negras y blancas. Ser¨¢ el primer ni?o trasladado por la fundaci¨®n Tierra de Hombres para someterse a una operaci¨®n oft¨¢lmica en la cl¨ªnica sevillana Sagrado Coraz¨®n.
Los 24 menores africanos intervenidos en Sevilla gracias al proyecto Viaje a la vida, de la organizacion humanitaria, sufr¨ªan cardiopat¨ªas cong¨¦nitas. El caso de Harold es distinto: dos telillas inutilizan sus ojos. Si su operaci¨®n de cataratas tiene ¨¦xito, podr¨¢ ver y dejar de guiarse s¨®lo por los sonidos. Que a veces confunden. Harold, que perdi¨® a su padre recientemente, sorprendi¨® ayer a las voluntarias de Tierra de Hombres cuando intent¨® abalanzarse sobre un c¨¢mara de televisi¨®n en cuanto escuch¨® su voz masculina. Le dedic¨® su primera sonrisa desde que lleg¨® a Sevilla.
Ya Susana Valdevira, una voluntaria de Aviaci¨®n sin Fronteras que le acompa?¨® desde Madrid a Sevilla, dijo nada m¨¢s desembarcar que Harold se deshac¨ªa en cari?os. El peque?o se ha enfrentado a su odisea bajo la protecci¨®n de personal de esta ONG, que se ha ido sustituyendo en cada trayecto.
En Benin aguardan su madre y una t¨ªa. Tierra de Hombres excluye a los familiares del viaje de los menores por una doble raz¨®n. Econ¨®mica: un pasaje que se ahorra para otro ni?o. Y log¨ªstica: los peque?os suelen instalarse, una vez intervenidos, en el hogar de una familia de acogida de modo temporal. Desde que comenz¨® en 1995 el programa de Viaje a la vida, se han beneficiado 160 ni?os, intervenidos en varios centros sanitarios espa?oles, que asumen los gastos de la operaci¨®n y la hospitalizaci¨®n.
Tierra de Hombres se cre¨® en 1960, el mismo a?o en el que Benin, la tierra de Harold, se independiz¨® como colonia francesa (era la antigua Dahomey). S¨®lo el 18% de la poblaci¨®n accede a servicios sanitarios. Muchos ni?os con dolencias ni siquiera llegan a ser diagnosticados. Y otros, que s¨ª lo son, no pueden ser tratados porque no existe la tecnolog¨ªa ni la especializaci¨®n que requiere su enfermedad. Es el caso de Harold. Las voluntarias de la ONG le esperaban ayer con juguetes con sonidos para captar su inter¨¦s, pero conf¨ªan en que retorne a su pa¨ªs con otros que pueda distinguir de una mirada.
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