Gana y pierde Mugabe
Robert Mugabe ha ganado, como no pod¨ªa ser de otra manera, las recientes elecciones de Zimbabue, aunque su exigua victoria es un triunfo moral de la oposici¨®n, organizada en s¨®lo nueve meses, y un despunte de esperanza para los africanos que desean dotarse de gobiernos decentes. Los resultados alterar¨¢n poco a corto plazo el paisaje pol¨ªtico de un pa¨ªs donde la Constituci¨®n otorga al presidente poder para formar un Gobierno minoritario; de hecho, el partido gubernamental ZANU-PF, la ¨²nica voz durante veinte a?os, ya ha anunciado que proseguir¨¢ su violenta campa?a de confiscaci¨®n de la tierra en poder de los blancos, el m¨¦todo elegido por Mugabe para reforzar su declinante imagen e intimidar a la poblaci¨®n de la antigua Rodesia. Pero el presidente de Zimbabue ha perdido los dos tercios de mayor¨ªa que le permit¨ªan cambiar la Constituci¨®n y ha salido seriamente debilitado tras su confrontaci¨®n con las urnas.Las elecciones han sido fraudulentas. A los observadores de Naciones Unidas se les impidi¨® actuar y los de la Uni¨®n Europea se han limitado a constatar su falta de limpieza. Poco importa que la votaci¨®n fuera relativamente tranquila. Los meses de violencia, intimidaci¨®n y muerte (hasta 30 asesinatos por parte de las bandas leales a Mugabe) que han precedido a los comicios los han marcado decisivamente. En una situaci¨®n como la de la antigua Rodesia es dif¨ªcil creer que se est¨¢ en libertad de decidir algo.
Zimbabue abarca la promesa y la tragedia del ?frica poscolonial. Es un lugar m¨¢s donde el antiguo guerrillero idealista que combat¨ª¨® la dominaci¨®n blanca acaba convertido en un d¨¦spota con el solo objetivo de perpetuarse en el poder. Pese a que Mugabe, due?o y se?or, es el m¨¢ximo responsable de la situaci¨®n ag¨®nica de su pa¨ªs -con una econom¨ªa en ruinas y una pobreza y desempleo imparables-, todav¨ªa ha podido hacer campa?a acusando a la reci¨¦n nacida oposici¨®n de marioneta de los 70.000 blancos que permanecen en Zimbabue. Es f¨¢cil hacerlo cuando el ZANU-PF es el ¨²nico partido del que la mayor¨ªa ha o¨ªdo hablar durante su vida y el que permanece asociado con la independencia. La legitimidad pasada se utiliza para enmascarar el saqueo presente.
Pese a lo cual, el reciente Movimiento para el Cambio Democr¨¢tico ha ganado 57 de los 120 esca?os en disputa, y su victoria es especialmente se?alada en las ciudades. Para su jefe, Morgan Tsvangirai, que ha conseguido poner fin de hecho a la dictadura de partido ¨²nico, los resultados de las elecciones son una responsabilidad. Deber¨¢ ofrecer soluciones para combatir una crisis grav¨ªsima e involucrarse en las medidas necesarias para intentar evitar el precipicio definitivo. Por eso es m¨¢s necesario que nunca que Occidente -granero de la ayuda que en buena parte permite sobrevivir al r¨¦gimen- no deje morir la esperanza y advierta en t¨¦rminos inequ¨ªvocos a Mugabe y los suyos de las consecuencias de cualesquiera medidas de intimidaci¨®n y chantaje. A la postre, la libertad de Zimbabue depender¨¢ de que se mantenga y ampl¨ªe la voz de la disidencia pol¨ªtica.
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