Felices de ser italianos

Italia se paraliz¨® casi por completo el jueves para ver primero el partido de su selecci¨®n frente a Holanda y para festejar despu¨¦s una victoria que, como ha dicho alg¨²n cr¨ªtico, "poco tiene que ver con el f¨²tbol". Cuando lleg¨® la hora de los penaltis nada menos que 23 millones de italianos (de una poblaci¨®n de 58 millones), m¨¢s del 80% de los que ten¨ªan conectada la televisi¨®n, estaban viendo el partido.Lo ve¨ªan los pol¨ªticos que participaban en la primera conferencia organizada por la fundaci¨®n que acaba de crear el ex primer ministro Massimo D'Alema. Y el equipo del modista Giorgio Armani, que pese a cerrar el jueves con broche de oro la pasarela milanesa dedicada a la moda masculina, tuvo un momento para asomarse a la televisi¨®n. Cuando se produjo el esperado final miles de aficionados tomaron literalmente las calles. En Roma, los tifosi se concentraron primero en Piazza Venezia y desde all¨ª recorrieron el centro a bordo de coches cargados de banderas tricolor, gritando y tocando el cl¨¢xon.

Era un extra?o festejo toda vez que en los informativos de la televisi¨®n, desde el mediod¨ªa, hab¨ªa dominado el luto por la muerte de Vittorio Gassman, uno de los actores s¨ªmbolo del pasado glorioso del cine nacional. Ni por esas. En los telegiornali de la noche el equilibrio se rompi¨® enseguida a favor de la "haza?a her¨®ica" de los azzurri. Un acontecimiento hist¨®rico que mereci¨® en la prensa de ayer comentarios exaltados. Algunos, tan ir¨®nicos y elocuentes como el de Massimo Gramellini, en el diario La Stampa. "Nos sentimos felices de ser italianos", escribi¨® el periodista. "No estamos orgullosos: estamos felices de haber vencido a Holanda de una forma tan vergonzosamente her¨®ica o tan her¨®icamente vergonzosa, como prefir¨¢is". "Nuestro pueblo son esos tifosi que en el estadio de Amsterdam han izado una enorme pancarta con el lema "???Catenaccio!!!" ?Qui¨¦n osar¨ªa airear con tanta desfachatez las propias verg¨¹enzas? Nosotros, modestamente. Seguramente, no los mejores. Pero s¨ª los m¨¢s vers¨¢tiles. Arrogantes con los d¨¦biles, humildes con los poderosos, pero dispuestos a apu?alarles al contrataque, apenas ¨¦stos, subestim¨¢ndonos, sueltan la presa".

Toda una lecci¨®n de autocr¨ªtica ir¨®nica sumergida bajo toneladas de elogios al "sacrificio" de la selecci¨®n. "Ha sido una batalla ganada con altruismo, todos han desempe?ado su papel", dec¨ªa el entrenador italiano, el imperturbable Dino Zoff. Rotundamente desmentido por los titulares de algunos diarios. Por ejemplo, Il Mattino de N¨¢poles tomaba posiciones: "Toldo derrota a Holanda", rezaba el titular. Mientras la mayor¨ªa de los rotativos se divid¨ªan entre dos concepciones, una laica, con alusiones a la "her¨®ica" gesta, y otra religiosa, que se basaba en el "milagro azurro". Fiel a su an¨¢lisis, Gramellini optaba por resumir el triunfo con un escueto t¨ªtulo: "Victoria a la italiana".