El reducto de los jud¨ªos sevillanos
La iglesia de San Bartolom¨¦ est¨¢ en el coraz¨®n de la juder¨ªa menos reformada, mucho menos tur¨ªstica que el barrio de Santa Cruz, en lo que fue el ¨²ltimo reducto de los jud¨ªos de Sevilla hasta su expulsi¨®n en 1492. El templo est¨¢ al lado de la casa natal de Miguel de Ma?ara, prototipo rom¨¢ntico por excelencia del Don Juan sevillano. En el solar que ocupa hubo anteriormente una sinagoga -una gracia concedida por Alfonso X a los jud¨ªos de Sevilla- y que se llam¨® Lev¨ªes. Despu¨¦s, en 1470, una parroquia cristiana la sustituy¨®, hasta que se levant¨® la actual iglesia de San Bartolom¨¦, en plena juder¨ªa, en 1796.El templo, cuya autor¨ªa corresponde a varios arquitectos -Antonio Mat¨ªas de Figueroa, Manuel N¨²?ez, Fernando Rosales y Jos¨¦ Echamorro, que lo termin¨®- se encontraba tan deteriorado en su estructura que un terremoto lo habr¨ªa echado abajo. La Consejer¨ªa de Cultura, despu¨¦s de varios a?os de paralizaciones y modificaciones del proyecto inicial, ha concluido los trabajos de consolidaci¨®n de la iglesia, ya recuperada para el culto y el patrimonio art¨ªstico.
Esta actuaci¨®n revitaliza uno de los barrios m¨¢s bellos de Sevilla y Andaluc¨ªa, lleno de misterio y sugerencia. La magia del pasado se palpa en sus calles. Su atm¨®sfera recoleta se adhiere al alma con el poso de los siglos. Sin embargo, este enclave es poco conocido por los turistas, que centran sus paseos en el cercano barrio de Santa Cruz. La consolidaci¨®n de la iglesia de San Bartolom¨¦ tiene, as¨ª, un valor que va m¨¢s all¨¢ del de una actuaci¨®n en cualquier templo de la regi¨®n.
La consolidaci¨®n del templo supone un paso m¨¢s en la revitalizaci¨®n del ¨²ltimo reducto de los jud¨ªos sevillanos. Y ofrece, adem¨¢s, un nuevo atractivo para las personas que visitan la ciudad con todos los peligros que esto pueda acarrear.
Hileras de turistas
La conversi¨®n de San Bartolom¨¦ en un nuevo Santa Cruz, con sus hileras de turistas en busca de souvenirs, podr¨ªa irritar a muchos de los amantes de Sevilla. Pero lo cierto es que la belleza y el misterio de San Bartolom¨¦ merecen ser conocidos por muchos visitantes que se deleitan con el arte y que quiz¨¢s no saben de su existencia.
Los da?os en la estructura de la iglesia se deb¨ªan a una puerta de acceso a la sacrist¨ªa abierta a mediados de este siglo que provoc¨® el desplome de varios pilares y la rotura de arcos, b¨®vedas y c¨²pula con un efecto en cadena. "La apertura de la puerta debilita un pilar, que ten¨ªa ya medio metro de desplome, y tira de otro, que a su vez abre las cuatro pilastras del crucero como una flor, rompe los arcos, y la c¨²pula empieza a desplomarse", explica Ubaldo Garc¨ªa Torrente, que ha dirigido la restauraci¨®n junto a otros dos arquitectos, Marisol Garc¨ªa Torrente y Valent¨ªn Monta?o.
La consolidaci¨®n de la estructura y acabar con los problemas de humedad en los muros del templo era la actuaci¨®n prioritaria. Luego, los arquitectos se plantearon redefinir el espacio. "Cuando vimos el edificio nos dimos cuenta de que ped¨ªa luz. Entendimos que la restauraci¨®n de San Bartolom¨¦ consist¨ªa fundamentalmente en buscar el espacio a trav¨¦s de la luz", dice el arquitecto.
"Un edificio como ¨¦ste, que fue mezquita, sinagoga y doblemente templo cristiano, es el resultado de la superposici¨®n de capas, aunque no sean evidentes. Quer¨ªamos mostrar todas las voces que ha tenido". Los arquitectos han querido acentuar la mezcla de estilos de la iglesia (una transici¨®n entre el Barroco y el Neoclasicismo) que, aseguran, sucesivas reformas hab¨ªan ahogado.
La Consejer¨ªa de Cultura ha invertido desde 1991, fecha en la que comienzan las primeras intervenciones en la iglesia de San Bartolom¨¦, un total de 189 millones. Quedan pendientes la restauraci¨®n de la fachada y de la torre, que Echamorro dej¨® inconclusa.
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