Armstrong marca de nuevo el camino
Sorprendente triunfo del escoc¨¦s Millar en una contrarreloj en la que Olano fue la gran decepci¨®n
Lance Armstrong anda bien, Ullrich no tanto. Jalabert y Z¨¹lle, en su onda. Olano, mal. El Tour no tuvo pr¨®logo. A los protagonistas ya se les exigi¨® de entrada que se definieran, que hicieran su discurso en solitario. Un examen en el que cada uno hizo lo que pudo. Escalones entre los hombres completos. Y tambi¨¦n entre los escaladores. Bien, Heras, Virenque y Escart¨ªn. No tan mal Jim¨¦nez. Peor Pantani. Y a todos les sorprendi¨® un larguirucho escoc¨¦s de 23 a?os llamado David Millar. Sangre nueva. No est¨¢ mal para animar la primera discusi¨®n.Los segundos hablan y dicen muchas cosas. Quitemos un instante a Millar y a los dem¨¢s especialistas (incluidos el fabuloso David Ca?ada, el responsable Joseba Beloki y el t¨ªmido Iv¨¢n Guti¨¦rrez) de la clasificaci¨®n. Olvidemos tambi¨¦n que Armstrong gan¨® el a?o pasado las tres contrarrelojs del Tour y que ayer qued¨® segundo. S¨ª, s¨ª, Millar es otra historia. La contrarreloj de ayer, los casi 17 kil¨®metros llanos (excepto el repecho de reci¨¦n salir) y ventosos (de cara en la primera mitad) ten¨ªa un valor excepcional de test. Tan importante que puede marcar tendencia para lo que queda. Por primera vez en la historia, Ullrich, el ganador del 97, el mejor contrarrelojista de su era en t¨¦rminos absolutos, se enfrentaba cara a cara a Armstrong, el ganador del 99, el llamado Tour del renacimiento y tambi¨¦n de las ausencias. Por primera vez en el a?o, todos los grandes del mundo (Armstrong, Ullrich, Z¨¹lle, Olano, Vandenbroucke, Jalabert, Pantani, y m¨¢s) se enfrentaban en plena disposici¨®n de sus medios, sin otro objetivo que hacerlo lo mejor posible. Se enfrentaban las diferentes personalidades, las distintas formas de preparaci¨®n, las capacidades variadas.
Gan¨® Armstrong.
En esos 16,5 kil¨®metros el estadounidense que lucha como s¨ªmbolo de los supervivientes del c¨¢ncer y que ha llevado la aproximaci¨®n al Tour m¨¢s ortodoxa de entre los grandes, le ha sacado casi un segundo por kil¨®metro a Ullrich, el gordito hasta hace 15 d¨ªas, el inventor de la primavera relajada y la preparaci¨®n para el examen concentrada en los ¨²ltimos d¨ªas; a Z¨¹lle, el hombre que duda, gran capacidad y gran cabeza para com¨¦rsela, le sac¨® m¨¢s de un segundo por kil¨®metro; y a Olano, que estrenaba nueva forma de preparaci¨®n un a?o m¨¢s, y ya tiene 30, dos segundo por kil¨®metro en n¨²meros redondos. Le dej¨® al guipuzcoano casi a la altura de un escalador.
Pero le gan¨® David Millar.
1,92 metros de altura, m¨¢s largo que Indur¨¢in. 76 kilos de peso. M¨¢s delgado que el navarro. Y, sin embargo, mientras pedaleaba, codos bien plegados por debajo del pecho elevado, mismo movimiento de ri?ones, brazos ligeramente abiertos; mientras doblaba al polaco Gwiazdowski, un misil visto y no visto, el joven que pese a ser escoc¨¦s tambi¨¦n y apellidarse tambi¨¦n Millar no tiene nada que ver con aquel escalador vegetariano y menudo que se qued¨® dormido en una Vuelta para mayor gloria de Pedro Delgado, parec¨ªa mismamente el Indur¨¢in redivivo. Un buen bigardo. Escoc¨¦s nacido en Malta, criado en Hong Kong, residente en Biarritz. Bon vivant y rockero. Parte del clan de Jeremy Hunt y otros ciclistas anglosajones que se han tenido que ir a vivir al sur de Francia. Especialista en contrarreloj por el momento. Bueno para todo en el futuro, siempre que se asiente en ¨¦l la mentalidad del trabajo y el sacrificio que le llev¨® ayer a una altura que ni ¨¦l mismo pensaba que pudiera existir. Primer l¨ªder del Tour. Una contrarreloj corta por delante de Armstrong, de Ullrich, de Z¨¹lle, de todos sus ¨ªdolos. En un a?o de revelaciones, uno m¨¢s para la lista. La renovaci¨®n del ciclismo. Las nuevas formas. Las que promete Ca?ada (quinto en su primera etapa en su primer Tour), las que anuncia Guti¨¦rrez (17? en su primer d¨ªa en una carrera importante, el Tour nada menos).
Pero el Tour es m¨¢s todav¨ªa. Es, una vez m¨¢s, la imposibilidad de que Olano, que empez¨® el a?o como una moto, que par¨® de competir hace un par de meses, que sali¨® ayer hambriento de nuevo, nervioso como siempre, siempre al l¨ªmite de su forma, pueda vestirse de amarillo, al menos en un inmediato futuro. Antes de la monta?a, el terreno en el que m¨¢s sufre, el guipuzcoano disfruta a su favor de la contrarreloj por equipos, pero aunque su equipo, el ONCE, la gane, otros compa?eros (el serio Jalabert) tiene por delante que le cierran el paso. Y luego llega a la monta?a, casi al nivel de los escaladores. El Tour es tambi¨¦n el nerviosismo de Z¨¹lle. Temeroso la v¨ªspera porque le dec¨ªan que la bicicleta de Ullrich, de Pinarello (el mismo fabricante que ¨¦l), la hab¨ªan dise?ado en los talleres de Ferrari (el constructor de coches) y la suya no. Y rezongando andaba hasta que vio que eran iguales como dos gotas de agua. Y casi como Ullrich (s¨®lo 6 segundos m¨¢s) hizo la contrarreloj. Y casi como Olano (s¨®lo 1 segundo m¨¢s) la hizo su paisano Beloki. Otro debutante. Un hombre tranquilo.
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