Nunca es triste la verdad.
Con motivo de la presentaci¨®n del trabajo La reforma de las pensiones ante la revisi¨®n del Pacto de Toledo, el ministro de Trabajo y Seguridad Social, Juan Carlos Aparicio, se?al¨®, entre otras consideraciones, que "hacer previsiones a 50 a?os es algo escatol¨®gico", del griego ¨¦skhatos, en alusi¨®n, seguramente, a la tradici¨®n de las antiguas grandes religiones sobre el m¨¢s all¨¢, la vida de ultratumba y las creencias relacionadas. Se refer¨ªa al ejercicio de prospecci¨®n al horizonte 2050 que se lleva a cabo en dicho trabajo sobre los gastos e ingresos del sistema espa?ol de pensiones contributivas. Estos ejercicios se realizan regularmente en la Organizaci¨®n para la Cooperaci¨®n y el Desarrollo Econ¨®mico (OCDE), el Fondo Monetario Internacional (FMI) o las Naciones Unidas. Muchos pa¨ªses realizan tambi¨¦n estos ejercicios de manera oficial en el seno de sus sistemas de pensiones. Por ejemplo, la Seguridad Social de los Estados Unidos realiza constantemente proyecciones a 50, 75 y 100 a?os. Por fin, innumerables instancias acad¨¦micas, desde hace 20 a?os, en todos los pa¨ªses, se preocupan tambi¨¦n del m¨¢s all¨¢. En Espa?a estos estudios comienzan a ser regulares en medios acad¨¦micos, pero son muy escasos en medios oficiales y la reacci¨®n general hacia los mismos es, por decirlo suavemente, de escepticismo.Si bien es cierto, como indicara Miguel ?ngel Fern¨¢ndez Ord¨®?ez desde esta misma tribuna, que la labor de los economistas es m¨¢s cercana a la del m¨¦dico (diagnosticar y prescribir) que a la del profeta (predecir, que tambi¨¦n es una forma de prevenir), a veces resulta conveniente realizar una exploraci¨®n a futuro del problema objeto de estudio, con el fin de obtener ¨®rdenes de magnitud sobre su evoluci¨®n. Ello es particularmente relevante en el caso del sistema de pensiones, por cuanto las din¨¢micas demogr¨¢ficas subyacentes (que ya est¨¢n dadas) toman su tiempo en manifestarse, por lo que la visi¨®n del largo plazo resulta crucial. Se trata, en definitiva, de ejercicios ilustrativos que tratan de reproducir los aspectos esenciales del complejo mundo real y que, ignorando detalles no importantes para el problema concreto que se pretende examinar, nos permiten entender la realidad econ¨®mica y responder a cuestiones del tipo ?qu¨¦ suceder¨ªa s¨ª...? Estos ejercicios no se hacen sino para discernir las grandes tendencias, pero tienen un acusado valor estrat¨¦gico, ya que pueden movilizar a la acci¨®n preventiva si el futuro que se anticipa es preocupante. En otras palabras, el conocimiento de un futuro problem¨¢tico constituye un buen ant¨ªdoto contra su ocurrencia.
En FEDEA venimos realizando desde 1995 distintos estudios en este sentido, poniendo de manifiesto el progresivo deterioro financiero que sufrir¨ªa el sistema espa?ol de pensiones contributivas a medida que el envejecimiento de la poblaci¨®n se fuera manifestando, en ausencia de cambios en las reglas bajo las cuales se calculan las pensiones y cotizaciones. Aun cuando las proyecciones resultaron fallidas en el corto (entre 1996 y 2000) y medio plazo (entre 2000 y 2010), todas apuntaban a que en el largo plazo (2050) se registrar¨ªa un d¨¦ficit de entre el 5% y el 6% del producto interior bruto (PIB), lo que implica considerables distorsiones sobre la econom¨ªa manifestadas en primera instancia en forma de menores pensiones, mayores tipos de cotizaci¨®n, deuda insoportable o una mezcla de todas ellas.
Las deficiencias de proyecciones anteriores a la hora de reproducir en el corto y medio plazo la evoluci¨®n del sistema de pensiones se han debido principalmente al escenario macroecon¨®mico utilizado en cada una de ellas, marcado por la situaci¨®n imperante en el momento de su realizaci¨®n (1995, 1996, 1998, 2000). En particular, el principal factor que da cuenta de las discrepancias entre la situaci¨®n predicha y la realmente observada ha sido la formidable creaci¨®n de empleo en la segunda mitad de los noventa, as¨ª como, aunque en muy escasa medida, por las reformas adoptadas, en 1997, derivadas del Pacto de Toledo. Se puede pensar que la saneada situaci¨®n actual de las pensiones es consecuencia del Pacto de Toledo, pues ambos procesos coinciden en el tiempo. Pues no, se debe a la creaci¨®n de empleo. No conviene confundir las cosas. Y como, obviamente, las pasadas proyecciones han fallado en lo que hasta ahora podemos comprobar, desde un sano ejercicio de autocr¨ªtica, ¨¦stas se han reelaborado introduciendo las nuevas circunstancias. As¨ª, en el estudio reci¨¦n presentado se concluye que el sistema de pensiones contributivas empezar¨¢, probablemente, a generar d¨¦ficit en 2015, lo que requerir¨¢ el recurrir al fondo de reserva de pensiones que, una vez agotado poco despu¨¦s de 2020, llevar¨¢ a una creciente necesidad de recursos para su financiaci¨®n. Se prev¨¦ que, en 2050, el d¨¦ficit del sistema de pensiones podr¨ªa llegar a ser el 6,15% del PIB, siendo la deuda acumulada superior a ¨¦ste.
As¨ª pues, a partir de distintos escenarios econ¨®micos, se llega a la misma conclusi¨®n: la creciente insuficiencia financiera hasta mediados de la pr¨®xima centuria. Ello es debido a unas perspectivas demogr¨¢ficas que, incluso con pleno empleo, mayor actividad laboral y censos migratorios millonarios, siguen siendo, hoy como ayer, desfavorables. Podr¨ªamos afirmar, por consiguiente, que el futuro sigue siendo el que era hace algunos a?os, por lo que siguen planteados los mismos retos que anticip¨¢bamos en nuestros anteriores estudios, siendo a¨²n v¨¢lidos los argumentos que defend¨ªamos entonces para acometer reformas radicales del sistema de pensiones. En este sentido, creemos que es posible y deseable caminar hacia un sistema mixto que ofrezca mejores y m¨¢s solventes pensiones en el futuro, al tiempo que se renueva, con m¨¢s ambici¨®n, el Pacto de Toledo. Bastar¨ªa con permitir que los trabajadores destinaran una porci¨®n de sus actuales cotizaciones a la capitalizaci¨®n privada y obligatoria de sus pensiones. Al mismo tiempo habr¨ªa que racionalizar el sistema de pensiones p¨²blicas siguiendo cuatro grandes l¨ªneas: equiparaci¨®n total de reg¨ªmenes, proporcionalidad entre cotizaciones y prestaciones, segregaci¨®n de contingencias de vida e invalidez hacia el m¨¦todo de seguro y traspaso de todos los elementos de solidaridad a otras instancias del sistema de protecci¨®n social. Todo esto puede hacerse gradualmente y bajo la restricci¨®n de que nadie sufra p¨¦rdidas respecto a lo que el sistema actual le promete en cada contingencia.
Ojal¨¢ el trabajo que se defiende en esta nota sirva para reavivar el debate serio en torno al futuro de las pensiones, una de las asignaturas pendientes en nuestro pa¨ªs y en el resto de la Uni¨®n Europea, y no se cumpla lo que cantaba Joan Manuel Serrat de que "nunca es triste la verdad, lo que no tiene es remedio".
Jos¨¦ Antonio Herce y Sim¨®n Sosvilla (FEDEA y Universidad Complutense).
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