El punto de vista del piloto GUILLEM MART?NEZ
- La met¨¢fora del aire. Volar era la gran met¨¢fora. Hoy quiz¨¢ la gran met¨¢fora son los bombardeos. Y, ya puestos a liarla, los bombardeos solidarios -integran dos t¨¦rminos antit¨¦ticos: bombardeo y solidario, de manera que el concepto resultante es la met¨¢fora de lo que uno quiera-. Cuando Saint-Ex -como llamaban sus colegas pilotos a Saint-Exup¨¦ry- se form¨® como piloto, la Gran Guerra hab¨ªa finalizado. Y la gran met¨¢fora hab¨ªa quedado definitivamente bifurcada. O a) aventura, o b) bombas. - Vida de un gafe. Los usuarios de la opci¨®n b) depuraron tras 20 a?os de ensayos la disciplina del bombardeo. Y lo lograron en Espa?a, donde los malos experimentaron con ¨¦xito el bombardeo civil con f¨®sforo. Gracias al f¨®sforo, en una ciudad bombardeada se creaban varias hogueras gigantescas, que a su vez creaban varias corrientes de aire caliente, de manera que en la ciudad se alcanzaban chorrocientos grados celsius. Los que no mor¨ªan reventados mor¨ªan as¨ª horneados. Guernica y Dresde. Ya saben. Las grandes traves¨ªas fue la opci¨®n de la aeron¨¢utica que a¨²n se relacion¨® con la ¨¦pica -opci¨®n a)-. Una ¨¦pica colectiva y silenciosa, hecha por individuos extra?os: los pilotos. Ex pilotos de la Gran Guerra y pilotos j¨®venes se encargaron de intentar comunicar el Atl¨¢ntico y el Pac¨ªfico. Y, luego, de establecer l¨ªneas postales y de pasajeros entre los continentes. Saint-Ex fue uno de ellos, vinculado a la Soci¨¦t¨¦ Lat¨¦co¨¨re (1926) que un¨ªa -bueno, intentaba unir; los aviones se ca¨ªan, plof, como higos- Par¨ªs y Dakar. De estas experiencias surgi¨® la novela Correo del sur (1928), prologada por Gide. Asociado a la A¨¦ropostale, se va a Argentina, donde intenta establecer la l¨ªnea Par¨ªs-Sao Paolo-Buenos Aires-Santiago-Ushuaia. Es decir, vencer a la Cordillera Andina y sus picos de 7.000 metros con aviones de un techo de 5.000 metros. Y vencer al viento patag¨®n, que si bien levanta faldas, tambi¨¦n hace caer aviones. De la experiencia patagona surgi¨® Vuelo nocturno (1931). No se la pierdan. Se dice que fue en la Patagonia donde se gest¨® El principito. Y como prueba de ello se se?ala una roca que se ve desde Pen¨ªnsula Vald¨¦s. La roca tiene la forma de una serpiente cuando se ha comido a un elefante. S¨ª, bueno, pero al parecer la idea de El principito viene de antes, aunque tambi¨¦n tiene un origen hispano -o algo parecido-. Se fragu¨® durante un accidente en el S¨¢hara Espa?ol, en el que Saint-Ex estuvo perdido durante varios d¨ªas en la arena. Saint-Ex, por cierto, era un gafe. A parte de sus accidentes en la costa atl¨¢ntica africana, sufre un accidente pa-bernos-matao en Libia. Y otro, cuando intentaba realizar el raid Alaska-Tierra del Fuego. Tras ese accidente, incapacitado para el vuelo, Saint-Ex empez¨® a escribir su gran obra, Tierra de hombres (1939). Y se vino a Espa?a, como corresponsal en la guerra civil. Sus cr¨®nicas period¨ªsticas son extra?¨ªsimas. No hablan de la Guerra de Espa?a. Hablan de la guerra, a secas. La guerra a secas modular¨¢ el resto de sus d¨ªas. De los pocos d¨ªas de guerra en Francia sale Piloto de guerra (1942). Exiliado en Nueva York, vive all¨ª los peores momentos de su vida, patrocinados en parte por su esposa, que cada noche se pone las pinturas de guerra y se va de picos pardos. Solo, en su casa neoyorquina, Saint-Ex escribe Ciudadela -una obra inacabada-, Carta a un reh¨¦n -una carta dirigida a un amigo jud¨ªo y franc¨¦s que viv¨ªa, o ya no, en la Francia ocupada-. Y El principito. La rosa que crece en el asteroide de El principito, una rosa bell¨ªsima y delicada, pero con una espina dolorosa, quiz¨¢ sea una met¨¢fora de su esposa. Impresionado por la muerte en combate de su amigote Guillaumet, compa?ero de vuelos africanos y americanos, Saint-Ex insiste para ser aceptado en la aviaci¨®n de la Francia Libre. Vence los reparos a su edad y, finalmente, consigue ser piloto de reconocimiento. Un d¨ªa, cuando volaba el mismo cuadrante de mar en el que fue derribado Guillaumet, su P-38 Lightning fue derribado por los malos. Se especula que fue Saint-Ex el que atac¨® primero. Su avi¨®n de reconocimiento no llevaba armas.
- El punto de vista del piloto. Les recomiendo Tierra de hombres / Terra d'homes (Emec¨¦ / Emp¨²ries). Una obra extra?a, impregnada por una extra?a religiosidad laica. Habla de los valores colectivos, desde el punto de vista del piloto. Un piloto a) ve la realidad desde arriba y b) se estrella contra ella. En su d¨ªa se dijo que esta obra era la respuesta democr¨¢tica a Mein kampf, en aquel momento ¨¦xito de cr¨ªtica y p¨²blico en Europa. El libro explica lo que ve un piloto desde su avi¨®n. ?Qu¨¦ ve un piloto desde su avi¨®n? Por ejemplo, de noche, en el desierto patag¨®n, un piloto ve c¨®mo refulgen "como estrellas las escasas luces dispersas por la llanura. Cada una se?alaba en aquel oc¨¦ano de tinieblas el milagro de una conciencia". Hasta otra. Me voy volando.
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