Alaqu¨¤s: recuerdo y pretexto
Cont¨¦ que un polic¨ªa que me hab¨ªa detenido en Alaqu¨¤s en 1975 fue mi guardaespaldas en 1982 como ministro en Menorca. El hecho fue, a las pocas horas, comprobado por Alfons Cuc¨® en Palma de Mallorca. Alguien le murmur¨® que se hab¨ªan cruzado con un polic¨ªa que me hab¨ªa detenido. Quiso conocerlo y le confirm¨® los extremos evocados. En s¨®lo 7 a?os la transformaci¨®n hab¨ªa sido tremendamente r¨¢pida y tremendamente lenta. R¨¢pida por el cambio pol¨ªtico democr¨¢tico y lenta porque fue una imprudencia que un miembro de la Brigada Pol¨ªtico Social protegiera a quien hac¨ªa tan poco tiempo hab¨ªa detenido. Al fin y al cabo, el GAL estuvo formado por polic¨ªas de este tipo de origen, pero ¨¦sta es otra historia. Imprudencia fue nombrar a Solsona, de mala memoria en Valencia, jefe superior de Polic¨ªa de Baleares en 1982. Dos pinceladas para acabar de cerrar esta an¨¦cdota. La primera es que uno de mis interrogadores en un respiro de una dura sesi¨®n de 8h.45' me dijo: "Ya ve, dentro de poco usted ministro y yo continuar¨¦ siendo polic¨ªa". La segunda pincelada es que mi escolta en una paella con los sanitarios del hospital Verge del Toro de Menorca me pidi¨® hacernos una foto porque su familia no se lo creer¨ªa.Ruptura y continuismo. La primera se realiz¨® en parte y el segundo contin¨²a a¨²n en el 2000 o se ve reforzado. La detenci¨®n no fue suave. Los viejos sistemas de la polic¨ªa americana fueron utilizados: cuerpos inclinados sobre la pared con cacheo incluido y brazos y piernas abiertos. Estupefacto mir¨¦ por el rabillo del ojo a Laura Pastor, ninguna margarita, pensaba, hab¨ªa pasado por tal trago. Horas despu¨¦s ve¨ªa una acacia a trav¨¦s de la ventana y pensaba en el contraste de este ¨¢rbol predilecto de los masones con la sesi¨®n a la que estaba sometido. Un polic¨ªa de vez en cuando abr¨ªa la puerta y recordaba los tres nombres de mis hijas y las horas exactas en que eran recogidas y devueltas en autob¨²s. Era una dura amenaza. El interrogatorio ten¨ªa el objeto de demostrar que estaba en la reuni¨®n clandestina en calidad de dirigente. As¨ª quedar¨ªa encasillado en un apartado del c¨®digo penal entonces vigente que destinaba a los que incurr¨ªan en "asociaci¨®n ilegal en calidad de dirigente" entre seis a?os y un d¨ªa y doce meses de c¨¢rcel. El d¨ªa a?adido a los seis a?os evitaba poder acogerte a disminuciones de la condena. Aprend¨ª lo que es un amago de "cagarse de miedo" en su sentido estricto.
Los claveles de Portugal ya hab¨ªan pasado y el Caudillo estaba en fase terminal lo que no imped¨ªa que interrogaran "como antes" pero con alg¨²n matiz. As¨ª cuando uno de mis seis rotativos interrogadores habl¨® de Portugal y que la PIDE (polic¨ªa pol¨ªtica) era la ¨²nica que hab¨ªa pagado las culpas de la dictadura. Aqu¨ª el valenciano Vicente Juan Creix de tan triste recuerdo en Catalu?a y Pa¨ªs Vasco muri¨®, me dicen, de un tumor celebral pero en libertad quej¨¢ndose de una pensi¨®n que le parec¨ªa escu¨¢lida y poco acorde con los "servicios prestados". Mart¨ªn Villa, con quien hab¨ªa colaborado cuando el hijo de Santa Mar¨ªa del Camino mand¨® en Barcelona, era el blanco de sus amargas quejas de las que queda constancia escrita. ?Recordar Alaqu¨¤s o utilizar el recuerdo como pretexto para explicar y ense?ar? Mi hija mayor al leer una rese?a del acto Els 10 d'Alaqu¨¤s: 25 anys per la llibertat i l'autogovern celebrado hace poco en el Paraninfo de la Universidad de Valencia me pide que un d¨ªa se lo cuente con m¨¢s detalle. Queda en pie hacerlo y no solamente en el ¨¢mbito dom¨¦stico. El haber tenido que pasar, por exceso de personal, del Aula Magna al Paraninfo induce a pensar que no es solamente recordar sino tambi¨¦n explicar. El GAL, por ejemplo y los errores coadyuvantes. Manuel Ballesteros ser¨ªa uno de ellos, para dar nombres y apellidos.
La casa de ejercicios espirituales de Alaqu¨¤s sirvi¨® tambi¨¦n para que el Pa¨ªs Valenciano, el antiguo Reino de Valencia o la futura Comunidad Valenciana centrara, con alguna intensidad, por primera vez el ¨¢mbito de la pol¨ªtica espa?ola. No todo se acaba en Catalu?a, Pa¨ªs Vasco y Galicia. Ahora hay una considerable regresi¨®n. Recuerdo el estremecimiento que hubo en el palco presidencial del Bar?a cuando en la reciente eliminatoria entre el Barcelona y el Valencia se comprob¨® c¨®mo la hija de una catalana, como con orgullo recuerda Rita Barber¨¤, y el presidente de la Generalitat Valenciana no emitieron palabra que no fuera castellana. Lo compens¨¦ aplaudiendo a rabiar al Valencia en pleno palco del Camp Nou. Los alcaldes de Alaqu¨¤s, que en 1975 ten¨ªan dos a?os, y de Morella insistieron en que, pese a todo, la lengua propia de los valencianos ahora sigue agarrada a las aulas lo que hace un cuarto de siglo era imposible. Los valencianos castellanistas no han podido arrancarla de ah¨ª. Rehacer un pa¨ªs en lo que le es propio es tarea dif¨ªcil.
Ernest Lluch es catedr¨¢tico de Historia del Pensamiento Econ¨®mico.
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