El Tour, loco hacia los Pirineos
Nueva escapada masiva y nuevo triunfo de otro holand¨¦s del Rabobank, Erik Dekker
Ca¨®tico y veloz, an¨¢rquico y loco, el Tour corre hacia los Pirineos. Desbocado. Una epidemia lo ha invadido la primera semana, que termina hoy, el ¨²ltimo d¨ªa llano. Una cadena de dimisiones. Una huida colectiva de la responsabilidad. La rutina, la norma que gui¨® los dos primeros d¨ªas en l¨ªnea para conducir al fracaso de las fugas y al sprint masivo, se rompi¨® con la contrarreloj por equipos. Aguant¨® un poco al d¨ªa siguiente (triunfo de Wust) y salt¨® hecha a?icos un d¨ªa despu¨¦s. Dimiti¨® el ONCE (equipo del l¨ªder), dimitieron los equipos de sprinters; lleg¨® el Telekom al comando. Etapa s¨¦ptima. Agnolutto inventa la fuga del chubasquero. Ayer, reedici¨®n, reimpresi¨®n corregida y aumentada. No fueron 12 como el jueves; no fue un loco como el viernes, fueron 17 los corredores que formaron el corte, que dice Arrieta. La etapa de ayer, la que lleg¨® a Villeneuve sur Lot a toda velocidad (46,5 de media) a trav¨¦s de la escarpada Francia central, fue s¨®lo la octava de este Tour que, se dice, no empezar¨¢ en serio hasta ma?ana. Un equipo sobre todos, el Rabobank, agradece las circunstancias. Ayer gan¨® su rodador Erik Dekker. La segunda victoria del equipo holand¨¦s.
La teor¨ªa de la fuga volvi¨® a soportar ayer la carga de la cr¨ªtica. Es una teor¨ªa sencilla que, en teor¨ªa, todos los ciclistas del Tour se saben de carrerilla y que, en teor¨ªa, han aplicado alguna vez en su vida. Txente Garc¨ªa Acosta, el navarro del Banesto, estuvo en la fuga de ayer, claro. Fue el ¨²nico espa?ol presente. Cuando, viendo la locura de la etapa, el Mercatone Uno de Pantani se peg¨® su buena paliza en cabeza para lograr que la distancia no se disparase hasta los incontrolables 20 minutos, poco despu¨¦s recibi¨® la ayuda en el control ligero de los despechados del Kelme, que un d¨ªa m¨¢s se hab¨ªan quedado a punto de entrar y no entraron. Castigados a tirar. Otros directores, como el del ONCE, prefirieron individualizar al culpable: el gallego Serrano tuvo que hacerse unos cuantos kil¨®metros en tierra de nadie, hasta que Manolo Saiz calcul¨® que el castigo ten¨ªa la dureza l¨®gica, no fuera a ser que Serrano acabara machacado, y con la falta que hace en los Pirineos.
Erik Dekker, el ganador final, fue ayer el m¨¢s constante, el m¨¢s trabajador y el m¨¢s h¨¢bil. Puede escribir un libro sobre el arte de la fuga lograda. El holand¨¦s, de 29 a?os, notable contrarrelojista, fue tambi¨¦n el primero que lo intent¨®. Ya en el kil¨®metro 1 lanz¨® su primer ataque. Despu¨¦s hubo decenas, en los que siempre estuvo. Hasta que en el kil¨®metro 57 ya se form¨® un grupo de 14, al que poco despu¨¦s se unir¨ªan otros tres. A 30 kil¨®metros de la llegada, Dekker, tambi¨¦n el m¨¢s fuerte, aprovech¨® un repecho para marcharse solo.
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