ENRIQUE MORATALLA El coraz¨®n y la m¨²sica
Enrique Moratalla, viceconsejero de Cultura, queriendo titular su primer disco se ha titulado a s¨ª mismo. Eso s¨ª, lo ha dicho finamente: Coraz¨®n transe¨²nte. Hubiera valido igual Vocaciones ambulantes, Inquietudes imparables o algo por el estilo. El culo de Moratalla pertenece a la clase que llaman de mal asiento, y esta circunstancia entre espiritual y f¨ªsica le ha conducido, a sus 43 a?os, a ser cantante, psic¨®logo, dirigente sindical de UGT, a viajar a Bosnia en calidad de miembro de una plataforma de ayuda, a presidir el Movimiento por la Paz, a mandar en la Cruz Roja, a trabajar en pol¨ªtica en la Consejer¨ªa de Gobernaci¨®n, en la de Cultura (como delegado en Granada y desde hace dos meses como viceconsejero) y ahora, de nuevo, a cantar o, mejor dicho, a culminar con un disco una vocaci¨®n que ha sobrevivido a los contratiempos y que ha permanecido latiendo bajo las restantes inclinaciones. El verano pasado, mientras ultimaba el disco, Moratalla reflexionaba a menudo sobre la compatibilidad entre cantar y el oficio de pol¨ªtico. El de pol¨ªtico es un trabajo curioso que admite de buen grado ciertas injerencias, como escribir una novela, incluso una novela er¨®tica, pero que rechaza, vaya a saber usted por qu¨¦ raz¨®n, actividades art¨ªsticas como el canto y la composici¨®n. El pasado mes de febrero, cuando abandon¨® el cargo de delegado de Cultura en Granada, dio por cerrado el caso, y comenz¨® a preparar el lanzamiento del disco y una gira promocional. Unos meses m¨¢s tarde, designado viceconsejero, han vuelto si no las dudas al menos las cautelas: ?Un pol¨ªtico puede ser al mismo tiempo cantante?
Pues s¨ª, en la medida en que la ¨¦poca en que Enrique Moratalla comenz¨® a recorrer los estrados de las facultades de media Andaluc¨ªa, all¨¢ por los a?os setenta, los cantantes eran a su modo agitadores pol¨ªticos. Moratalla fue el hijo menor, y el mimado, de una familia compuesta por cuatro hermanos, uno de ellos, Pepe, actual alcalde de Granada. Era el contestatario de la prole y con doce a?os ya pontificaba sobre esto y aquello. Incluso como colegial fue alumno transe¨²nte: pas¨® por el instituto Padre Su¨¢rez, por la Academia Isidoriana y el colegio de los Escolapios donde form¨® su primer grupo, la Rebend Band, que interpretaba versiones libres de temas como El jard¨ªn del pulpo, de los Beatles.
Su primera guitarra, cuando ten¨ªa 14 a?os, la compr¨® a costa de vender su bicicleta; la segunda la pag¨® con las primeras pesetas que gan¨® como cantante. Enrique, todav¨ªa con espinillas, ingres¨® en el m¨¢s importante movimiento de renovaci¨®n de la canci¨®n andaluza, Manifiesto Canci¨®n del Sur, ideado en Granada por el poeta Juan de Loxa y vinculado a la revista literaria y radiof¨®nica Poes¨ªa 70. En Manifiesto coincidi¨® con un animoso grupo de j¨®venes que proyectaba entonces merendarse el mundo: Carlos Cano, Antonio Mata, ?ngel Luis Luque, Ra¨²l Alcover y Miguel ?ngel Gonz¨¢lez, entre otros.
La fortuna, sin embargo, los trat¨® desigualmente. Carlos Cano triunf¨®; Antonio Mata sac¨® un disco memorable y se retir¨® del mundo; Luque, el gran amigo de Moratalla, con quien compuso muchas canciones que ahora han aparecido en Coraz¨®n transe¨²nte, muri¨® en accidente de tr¨¢fico... ?Y de Enrique, qu¨¦ fue? Con poco m¨¢s de 20 a?os proyectaba ya su disco, pero cuando la RCA lo llam¨® para grabar coincidi¨® con que estaba en la mili y a¨²n le restaban seis meses de cuartel. Cuando acab¨® el servicio las discogr¨¢ficas miraban en otro sentido, hacia la inminente movida madrile?a, y dieron el proyecto por caducado. Enrique, en un rapto de responsabilidad, decidi¨® abandonar su carrera como m¨²sico y emprender la de psic¨®logo.
En 1981 ingres¨® como t¨¦cnico en la Administraci¨®n preauton¨®mica, y empez¨® su carrera de psic¨®logo que deriv¨® en la pol¨ªtica y antes en la Cruz Roja y en la plataforma de ayuda a los bosnios, que incluy¨® varios desplazamientos a la zona de guerra. Lo curioso es que todo lo que ha sido en cierta medida lo sigue siendo, y si alg¨²n vecino necesita ayuda psicol¨®gica lo trata y lo deja como un reloj. Est¨¢ casado, tiene dos hijos, es del Atl¨¦tico de Madrid (por influencia de su hermano Antonio, hem¨¢tologo y forofo) y guarda fidelidad a los versos de Cavafis, Pessoa y Aleixandre.
Hace tres a?os, yendo para Marruecos, el coche oficial derrap¨® y a Moratalla se le quebr¨® un hueso. La convalescencia le proporcion¨® tiempo para revisar su vida, poner en orden las preferencias y definir el disco que hab¨ªa proyectado veinte a?os antes. All¨ª est¨¢n las viejas canciones y las nuevas. S¨®lo faltaba el dinero para la producci¨®n, que detrajo de la indemnizaci¨®n por el accidente.
De este modo el transe¨²nte coloc¨® de nuevo el coraz¨®n sobre la m¨²sica y sali¨® a rodar por el mundo.
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