El mar, la mar, toujours recommenc¨¦e
Ca¨ªan capuchinos de punta. El vecino de mesa ote¨® el horizonte y, dirigi¨¦ndose a la parroquia, sentenci¨®: "Me parece que la meteorolog¨ªa nos va a arruinar las fiestas". Servidor, sin levantar la vista del peri¨®dico, se dirigi¨® al cuello de su camisa y le confes¨®: "Para m¨ª que la meteorolog¨ªa, en tanto que ciencia aplicada al estudio de la atm¨®sfera y los meteoros, no va a poder con nosotros, y el tiempo tormentoso tampoco". Luego, subiendo la voz, a?ad¨ª: "Cuatro gotas, amigo. Resistiremos". Dichas tan heroicas palabras, plegu¨¦ el peri¨®dico y me dediqu¨¦ a estrechar relaciones diplom¨¢ticas con el derrotista del vecino.No eran cuatro gotas: era el mar, la mar. Pero ?qu¨¦ son los sanfermines sino nuestras salidas al mar? As¨ª que aquellos turbios nubarrones que amenazaban con pasarnos por agua las fiestas deb¨ªan ser tomados por una mera redundancia: llover sobre mojado. Resistiremos, amigo, como es costumbre de la casa. No lejos de all¨ª, en la llamada Casa Grande, 24 horas antes, el presidente del Gobierno aut¨®ctono hab¨ªa estrechado relaciones diplom¨¢ticas con Aquitania, la vecina del nordeste (ustedes, los del noroeste, aguarden un momentito). Resistente hasta el hero¨ªsmo, el presidente hab¨ªa vuelto a plantear la imperiosa necesidad de una autopista transpirenaica que nos lleve al mar.
Las autoridades aquitanas, magn¨ªficas conocedoras de los sanfermines, han venido enviando una elegante colecci¨®n de notas diplom¨¢ticas en la que nos comunican que encuentran redundante una autopista del mar al mar, adem¨¢s con ese precio, ese impacto y tan pocos visos de rentabilidad. La diplomacia parisi¨¦n se ha pronunciado en el mismo sentido y Europa comunica que el transporte de la zona ha de ser orientado en el futuro por v¨ªas f¨¦rreas y mar¨ªtimas (sin cumpldos diplom¨¢ticos: por los puntos del noroeste que son Ir¨²n y Bilbao). Pese al chaparr¨®n de cumplidos diplom¨¢ticos, el presidente ni se arredra ni se rinde. Todo por no molestarles a ustedes, los del noroeste. ?No ¨ªbamos a resistir nosotros cuatro gotas ca¨ªdas en el mar?
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.