P¨²blico-Privado: 0-3 JOAN SUBIRATS
Las cosas que no empiezan bien resultan muchas veces dif¨ªciles de enderezar. Y es evidente que un consejero de Educaci¨®n acosado por la oposici¨®n, en v¨ªsperas electorales y con much¨ªsimos n¨²meros para no seguir en el cargo no es el la persona m¨¢s adecuada para abordar el espinoso tema de las escoles bressol. El consejero Hern¨¢ndez dej¨® una herencia emponzo?ada a su sucesora. No hay pol¨ªtico que logre cumplir una promesa electoral como la de 30.000 nuevas plazas en escoles bressol en plena agon¨ªa financiera de la Generalitat, por mucho entusiasmo y prestigiditaci¨®n que se practique.Y as¨ª estamos. Veinte a?os despu¨¦s de iniciado el autogobierno de Catalu?a y veinte a?os despu¨¦s de pujolismo familiarista y carrincl¨®, se sigue manteniendo que el cuidado o atenci¨®n a los ni?os menores de tres a?os es un problema de sus padres y madres. Si aceptamos ese supuesto, el razonamiento de la consejera Carme Laura Gil en el pleno dedicado al tema es coherente. Las administraciones p¨²blicas lo que han de hacer, en todo caso, es coadyuvar a que sea factible en las mejores condiciones posibles, y financiar aquellos casos extremos de penuria en los que los progenitores no pueden asumir los costes de esa atenci¨®n espec¨ªfica. En esa concepci¨®n, el bien "cuidado de ni?os y ni?as de 0 a 3 a?os" se considera de car¨¢cter privado. En cambio, si se defiende que lo que est¨¢ en juego es el cuidado de unos ni?os y ni?as, imprescindible para su bienestar y para su desarrollo posterior (y en este sentido los especialistas son un¨¢nimes en recomendar la atenci¨®n especializada y la socializaci¨®n temprana como elementos clave de un desarrollo equilibrado y completo), la sociedad ha de asumir los costes que permitan que ello se lleve a cabo en las mejores condiciones posibles.
Se me dir¨¢ que la educaci¨®n infantil hasta los seis a?os no es obligatoria. No me parece que ello sea un argumento. Tampoco lo es de tres a seis a?os y como afirm¨® la consejera, en Catalu?a se ha cubierto en su totalidad esa franja de edad. El problema es si lo consideramos o no un tema de responsabilidad p¨²blica. Y no parece que ¨¦se sea el camino adoptado en la franja 0-3. La situaci¨®n de cuidado y educaci¨®n temprana de los ni?os y ni?as m¨¢s peque?os est¨¢ hoy en Catalu?a en una situaci¨®n que podr¨ªamos calificar de pintoresca. Unos pocos gozan de los buenos servicios de las guarder¨ªas p¨²blicas (menos del 10%), la gran mayor¨ªa en centros municipales (la Generalitat escolariza algo m¨¢s del 2%). Unos pocos m¨¢s asisten a centros privados subvencionados. El resto, o bien va a centros privados (poco m¨¢s del 12%), o bien sus familias(cerca del 75%) se lo montan como pueden. En ese "mont¨¢rselo" encontramos todo tipo de situaciones. Madres que cumplen lo que algunos de nuestros dirigentes consideran su deber; abuelas que siguen cumpliendo ese deber; o bien toda suerte de vecinas, emigrantes o j¨®venes sin trabajo, que, a bajo coste, con mucha buena fe y nula preparaci¨®n asumen una labor delicad¨ªsima de la que depende una parte significativa del desarrollo intelectual y sensitivo de esos peque?os.
Curiosamente pedimos todo tipo de ex¨¢menes para conducir coches, para instalar cuadros el¨¦ctricos o para ser dirigentes de Izquierda Unida, y no digamos para adoptar a un ni?o. Pero nos permitimos el lujo de dejar a nuestros ni?os y ni?as con pocos meses en manos de personas de las que valoramos su buena pinta, sus referencias o la actitud de persona responsable, pero cuya calidad profesional y especializaci¨®n es indemostrable, mientras la Administraci¨®n de la Generalitat se lo mira. En el fondo ello se explica, como dec¨ªamos, por la propia concepci¨®n familiarista de la coalici¨®n de CiU, que entiende que ese tema es privativo de los padres y madres. Sobre todo de las madres. As¨ª se sugiri¨® en el Parlament cuando se dijo que el problema de 0 a 3 a?os era de "origen sociolaboral". Si las mujeres no se empe?aran en trabajar todo esto no pasar¨ªa.
Carme Laura Gil se ha sacado de la manga el tema de las "madres de d¨ªa". Simpatizo con esa idea. Siempre me ha gustado la idea que desde el ¨¢mbito social se asuman responsabilidades en el espacio p¨²blico. Y desde mi punto de vista, en casos como el que nos ocupa, es mejor que se haga desde iniciativas no mercantiles, muy vinculadas al tejido comunitario y local. Ahora bien, en los pa¨ªses en que se ha llevado a cabo se ha hecho desde la concepci¨®n de la plena responsabilidad p¨²blica en la prestaci¨®n del servicio. De un servicio que era prestado por personas y entidades no p¨²blicas, pero de cuya preparaci¨®n, formaci¨®n y remuneraci¨®n era plenamente responsable la administraci¨®n competente. Por otro lado, ha sido posible llevarlo a cabo en pa¨ªses con una cultura de implicaci¨®n social en asuntos p¨²blicos larga y consistente. Esas cosas no se improvisan. Uno no puede llegar con un dossier sobre lo bien que funciona el tema en los pa¨ªses n¨®rdicos y anglosajones y afirmar que aqu¨ª tambi¨¦n funcionar¨¢. Y sobre todo, si se hace en un contexto defensivo, cuando no se pueden asumir las promesas realizadas por la propia coalici¨®n que se representa, y cuando todo suena a sacarse de encima el mochuelo, disparando hacia los ayuntamientos con contraprestaciones de miseria y disparando hacia las familias para que vuelvan a los viejos tiempos.
Al final lo que queda es que ante la falta de recursos, se va a impulsar la creaci¨®n de guarder¨ªas privadas que cubran esa etapa (y de paso se decidi¨® ampliar los conciertos para la fase de 3 a 6 a?os), o lo que es lo mismo, los padres deber¨¢n pagar una parte muy sustancial de un servicio que en el fondo los que mandan no se creen que es p¨²blico. Y todo ello evidentemente con el aplauso incondicional de los diputados del partido popular. Qui¨¦n le habr¨ªa dicho a la consejera Gil que la que muchas veces fuera martillo de populares en Madrid ser¨ªa ahora reh¨¦n de sus votos.
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