Un 'e-mail' hacia el Siglo de Oro

Desde hace varias semanas, antrop¨®logos, historiadores y arque¨®logos de la Comunidad de Madrid buscan una respuesta coherente al ¨²ltimo descubrimiento arqueol¨®gico efectuado en la plaza de Ramales: el enterramiento de una veintena de esqueletos de ni?os menores de un a?o bajo el altar mayor de la desaparecida iglesia de San Juan. El altar, el lugar m¨¢s distinguido de aquella desaparecida parroquia del Palacio Real, estaba reservado ¨²nicamente a personajes de alta cuna o con un poder adquisitivo muy superior al del resto de madrile?os del Siglo de Oro. Por ello, los expertos se preguntan ahora: "?Qui¨¦nes eran aquellos ni?os que hab¨ªan recibido el honor de ocupar un lugar bajo el mism¨ªsimo altar mayor?".A pesar de las numerosas consultas bibliogr¨¢ficas efectuadas, los especialistas de la Direcci¨®n General de Patrimonio no han encontrado a¨²n la respuesta. "Se sabe mucho de enterramientos de adultos, pero apenas nada sobre inhumaciones infantiles. No existe bibliograf¨ªa y tampoco se conoce un enterramiento parecido en Espa?a", explica uno de los antrop¨®logos especializados en ni?os que trabajan en las excavaciones de Ramales.

Ante la falta de una respuesta coherente, y a causa de la disparidad de las hip¨®tesis que se manejan, Patrimonio reclamar¨¢ ayuda a los mejores especialistas de Espa?a. "Se enviar¨¢ un e-mail a determinados foros de antropolog¨ªa e historia para que nos ayuden. Hasta el momento, todos los t¨¦cnicos consultados han sido incapaces de resolverlo. Y no es un problema sencillo, porque entre los muros de la iglesia se han hallado numerosos restos infantiles, pero siempre en lugares menos preeminentes. Sin embargo, esta veintena de ni?os aparecen en el altar. ?Por qu¨¦?", se pregunta un arque¨®logo regional.

Por el momento, y hasta que una respuesta l¨®gica llegue a trav¨¦s de la red, los t¨¦cnicos sopesan tres posibilidades: que los ni?os sean hijos o descendientes de la familia real, que se trate de una tradici¨®n de inhumaciones infantiles desconocida hasta ahora o que sean reto?os de la aristocracia. "Nada, absolutamente nada, es descartable. Nos encontramos ante un aut¨¦ntico rompecabezas que tardaremos mucho tiempo en resolver", reconocen los antrop¨®logos.

Por el momento, ya se han desenterrado tres min¨²sculos cuerpos que est¨¢n siendo estudiados in situ. "Estamos hablando de falanges o huesos del o¨ªdo de pocos mil¨ªmetros, que tenemos que coger con pinzas para trasladarlos a un laboratorio. Es un trabajo de gran precisi¨®n que va a necesitar que tomemos una decisi¨®n dr¨¢stica", se?alan.

La "decisi¨®n dr¨¢stica" consiste en el traslado en bloque de todo el osario (un cubo de un metro y medio de lado aproximadamente) al Laboratorio de Medicina Antropol¨®gica de la Universidad Aut¨®noma de Madrid. "Es imposible estudiar este caso en la calle y necesitamos aparatos de m¨¢xima precisi¨®n y microscopios para analizar mejor estos peque?os cuerpos", dicen.

De todas formas, las primeras conclusiones ya circulan entre los expertos que trabajan en la plaza. Todos coinciden en que el osario "fue abierto con enorme frecuencia". "La mortalidad infantil era muy alta en los siglos XVI, XVII y XVIII. Lo demuestra el hecho de que se introdujeron cuerpos en el enterramiento cuando a¨²n se estaban descomponiendo los anteriores. Por ello, algunos huesos cambiaron su orientaci¨®n debido a la presi¨®n que ejerc¨ªan los posteriores".

Los arque¨®logos creen que estos ni?os fueron enterrados con un sudario. Han hallado intactos los peque?os broches de bronce que sujetaban la tela mortuoria. De los sudarios, debido a la humedad de la plaza (la zona era cruzada por numerosas corrientes subterr¨¢neas), no queda rastro.

Pero ¨¦ste no es el ¨²nico enigma que se plantean ahora los t¨¦cnicos. En el m¨¢s de un centenar de enterramientos de adultos hallados, ni uno solo de los cuerpos desenterrados conserva objetos met¨¢licos, lo que no parece l¨®gico en una ¨¦poca en que los medallones, las espadas, las espuelas o los pendientes eran moneda corriente al vestir. Una posibilidad es que el enterrador o enterradores abriesen los f¨¦retros tras los sepelios para despojar a los fallecidos de sus ¨²ltimas pertenencias. "De ese mundo se sabe muy poco, aunque las excavaciones est¨¢n aclarando bastantes cosas. Por ejemplo, ?por qu¨¦ se hundi¨® la iglesia en el siglo XIX? La respuesta es sencilla: los enterradores, ante la falta de espacio [durante siglos, los templos fueron los ¨²nicos lugares permitidos para realizar las inhumaciones], trazaron bajo la parroquia una aut¨¦ntica red de t¨²neles. Tantos abrieron, que al final los muros cedieron y la iglesia se hundi¨®. Ahora estamos encontrando aquel minado alocado y general", dicen.