Jubilaci¨®n

F?LIX BAY?NSon tantos, y tan graves, los ejemplos del descontrol que sufre el PSOE andaluz que lo que sucede en Punta Umbr¨ªa casi pasa desapercibido. El alcalde de ese pueblo onubense, que gobierna el PSOE en mayor¨ªa, ha desafiado a la Junta anunciando la construcci¨®n de un gran complejo tur¨ªstico sobre 168 hect¨¢reas de monte p¨²blico "no urbanizable y de especial protecci¨®n". El alcalde onubense ha acompa?ado el desaf¨ªo del mismo discurso populista que ya dio a conocer Jes¨²s Gil y, como Gil en sus mejores tiempos, ha convocado manifestaciones para hacer presi¨®n sobre la Junta. Esperemos que acaben aqu¨ª las comparaciones con Gil, aunque una amiga m¨ªa, veterana militante socialista, y muy mal pensada, va m¨¢s lejos: "No me extra?ar¨ªa que en mi partido haya gente que se est¨¦ preparando ya un plan de jubilaci¨®n".

?Es muy mal pensada mi amiga? Quiz¨¢ no demasiado si se tiene en cuenta el historial del PSOE en estos temas, que van, por poner s¨®lo dos ejemplos, desde aquellos misteriosos cheques de ochenta millones entregados por GIL en 1986 y de los que nadie ha dado a¨²n explicaciones, hasta el no menos misterioso y m¨¢s reciente "caso Sanl¨²car".

La falta de pautas pol¨ªticas en lo de Punta Umbr¨ªa resulta inquietante aunque no sorprendente: igual ha sucedido en Marbella con el PGOU. Las consejeras de Medio Ambiente y Obras P¨²blicas se han limitado a echar balones fuera, sin mojarse, alegando desconocer el proyecto, buscando refugio en los dict¨¢menes t¨¦cnicos y sin atreverse a dar una opini¨®n pol¨ªtica, que deber¨ªa de ser lo suyo: aunque ellas no lo crean, sus cargos son pol¨ªticos, no t¨¦cnicos. Hasta el s¨¢bado pasado no lleg¨®, por fin, una respuesta pol¨ªtica, la del consejero de la Presidencia, Gaspar Zarr¨ªas, que s¨ª dec¨ªa conocer el proyecto y antepon¨ªa a otras consideraciones las pol¨ªticas: "No vamos a permitir ning¨²n ataque al medio ambiente que vaya en contra del desarrollo sostenible".

Gracias a los planteamientos exclusivamente t¨¦cnicos y a que nadie hizo a tiempo un pronunciamiento pol¨ªtico que le parara los pies, Gil sigue tom¨¢ndose a chufla la legalidad, la Junta sigue sin dar cuenta al fiscal de las patentes ilegalidades urban¨ªsticas cometidas en Marbella y cada vez hay m¨¢s confusi¨®n, que por supuesto beneficia a Gil, que es el que mejor puede sacar provecho al caos.

La Junta sigue alegando misteriosas razones t¨¦cnicas que podr¨ªan llevarle a aprobar parcialmente el Plan, sin tener en cuenta que el Plan de Gil es meramente virtual y donde, por ejemplo, los planos se?alan zonas verdes ahora hay viviendo miles de familias. Pero hay m¨¢s razones para inquietarse: el grupo municipal socialista de Marbella, que en los ¨²ltimos tiempos viene manteniendo un trato versallesco con el GIL en los plenos municipales (a pesar de que el GIL no ha mudado para nada su pol¨ªtica y s¨®lo algo sus formas), ha cambiado radicalmente de actitud y pide ahora la aprobaci¨®n parcial del Plan. Dentro del PSOE comienzan a escucharse voces que hablan de que son tan grandes las barbaridades urban¨ªsticas de Gil que dif¨ªcilmente se podr¨¢ restablecer la legalidad. Es eso lo que, sin duda, pretende Gil. Como en su d¨ªa lo pretendieron Ruiz Mateos, Mario Conde o De la Rosa, en el convencimiento que s¨®lo los pringaos van a la c¨¢rcel. Escuchar estos argumentos desde la izquierda desasosiega bastante.