Bous a la mar
La ciudad de D¨¦nia celebraba su fiesta mayor de la Sang con bous de foc, cuya sangre, sacrificado, considerada sagrada, se impon¨ªa, como en los antiguos ritos de fertilidad, en la frente de las doncellas. Los vecinos de Baix la Mar, marineros y pescadores, ofrendaban a su sant Pere bous solts, bous de carrer -en Pedreguer, al ser¨¢fico san Buenaventura, hoy, su patrono, protector de curanderos, gente del mar y de ni?os: les malalties cureu/ dels tendres petits infants-, de ah¨ª nacieron los jocosos bous a la mar diurnos, que sustituir¨ªan a los rituales embolados nocturnos.Quiz¨¢s no pod¨ªa ser de otra manera, una fiesta de fuego transfigurada en festival de agua. D¨¦nia vive, muy sujeta a la tierra, pero muy abierta a la mar, de cara al mar, que ha llevado vida y ha modelado el vivir de la ciudad; la mar que expuls¨® la naci¨®n sometida de los moriscos y desembarc¨® a Basset, constituyendo el primer territori alliberat de los maulets, la mar de la pasa, el moscatel endulzado por la seca tierra de fuego de la Marina, arrugado por el sol de los riuraus, llevado por todo el mundo por los barcos que, al volver, tra¨ªan a tierra ideas de libertad, aspiraciones de progreso.
Quiz¨¢s era inevitable que els bous a la mar triunfaran sobre el bou de foc y que cada julio, con los j¨²bilos de la Sang, el legado con el Pare Pere de la ciudad anterior a la destrucci¨®n borb¨®nica, armonice el toro y el agua, tan dispares. El toro, paterno, masculino, solar, fecundante y, como v¨ªctima, ofrenda a los dioses de la procreaci¨®n, la vida. Y esa uterina mar, inmensa fuente de vida, femenina, materna y purificadora. El alegre juego no deja de ser un rito, novedoso, pero fascinante de mitolog¨ªas caminando por las calles de la fiesta y del vivir y la mar de los misterios: La mar ¨¦s una femella que no vol amollar qui es gita amb ella.
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