Salarios bajos y largas jornadas provocan la huida del sector de las aparadoras de calzado
El oficio de aparado, la espina dorsal de la fabricaci¨®n del calzado, pasa por sus horas m¨¢s bajas en Elche, cuna del sector. La acuciante falta de mano de obra especializada, que huye a otros sectores en busca de mayores ingresos y mejoras en la calidad de vida, se intenta paliar desde la patronal y la Administraci¨®n con la realizaci¨®n de cursos intensivos de formaci¨®n. Algo brillante sobre el papel, pero que en la calle se convierte en toda una contradicci¨®n, ya que el salario de una aparadora a domicilio no supera las 600 pesetas por hora.
Fracaso del traslado
Ana pasa de los 45 a?os, tiene dos hijas y ha dejado la Singer en una esquina de la cocina. Ahora, la m¨¢quina sirve poco m¨¢s que de mesita improvisada para colocar cartas, papeles y trapos de cocina, y para realizar alg¨²n que otro arreglo a los vestidos. Hace poco m¨¢s de un a?o dej¨® de aparar en casa. Ella, como tantas otras compa?eras, se encargaba de unir las distintas piezas del calzado. "Tuve la oportunidad de trabajar limpiando unas oficinas y no lo pens¨¦", asegura. Ahora no es que tenga un sueldo "como para echar cohetes", pero en cualquier caso es "mucho mejor que el de antes". Obviamente, ninguna de sus hijas ha seguido el oficio de aparadora. El sector, con su abandono, pierde una mano de obra muy cualificada. Como ella, decenas de mujeres esperan su oportunidad. Sueldos de miseria y tremendas fluctuaciones en el volumen de trabajo son los detonantes b¨¢sicos de que el sector se quede sin las artesanas que ahora se rifan las empresas. Mientras, la patronal habla de "falta de vocaci¨®n" entre las nuevas generaciones para dedicarse a esta profesi¨®n, y no contempla una subida salarial. "El sector paga lo que puede. Los mercados internacionales son los que mandan y no permiten pagar m¨¢s", apunta el secretario de los industriales del calzado ilicitanos, Pedro M¨¦ndez. Merche Torres tiene un peque?o taller de aparado en el que, adem¨¢s de trabajar en los pedidos de algunas f¨¢bricas de la zona, imparte cursillos de formaci¨®n con ayudas p¨²blicas. Se queja esta mujer de la nula valoraci¨®n que se da a las aparadoras. "No se aprecia este trabajo. Las personas que se quedan tienen entre 35 y 50 a?os, cuando lo ideal es que entrase gente joven", apunta. Asegura que en este segmento del calzado hay mucha oferta de trabajo, pero los sueldos hacen que las mujeres opten por no trabajar o por buscarse otros empleos, por lo que propone que se motive a las empresas para hacer cursos de aparado y controlar los precios."Lo que tienen que hacer los empresarios con algo tan importante para el sector es reinventir las ganancias en la empresa y pagar un sueldo digno a los empleados". Es la clave, pero Torres no carga ¨²nicamente contra los empresarios. "El elevado coste de la seguridad social es un gran impedimento para normalizar la situaci¨®n en un sector que tiene trabajo seg¨²n temporadas", dice.
Si se prolonga esta situaci¨®n, seg¨²n su lectura, "preparamos un futuro para nuestros hijos que da pena. Ahora, la gente joven est¨¢ muy desilusionada".
La Federaci¨®n de Textil, Piel, Qu¨ªmicas y Afines del sindicato CC OO se ha propuesto "dignificar" el trabajo de aparado. Jos¨¦ Torregrosa, secretario general de FITEQA, afirma que la medida, tanto en lo econ¨®mico como en lo social, pretende que se cumpla el convenio colectivo del calzado. Algo que brilla por su ausencia en el aparado.
"Se deben crear buenas condiciones salariales para asegurar que el sector sea atractivo y la gente no se marche a otras labores", apunta el sindicalista. La realidad es que la inmensa mayor¨ªa de las mujeres deben trabajar una media cercana a las 80 horas para lograr un salario de 30.000 pesetas semanales.
Pese a todo, el sindicato afirma haber recibido tan s¨®lo quejas de car¨¢cter individual. "Muy pocas han planteado que cobran poco y que tienen malas condiciones de trabajo, y eso tiene mucho que ver con la infravaloraci¨®n del trabajo de la mujer, que se considera como un complemento al salario del marido", asegura.
CC OO asegura no pedir un salario m¨ªnimo para las aparadoras, pero ha realizado un estudio entre 50 a 60 tareas en el calzado para fijar un precio m¨ªnimo por pieza. "La intenci¨®n es dignificar la profesi¨®n dentro y fuera. Que sean p¨²blicos los precios para que nadie se aproveche, y se cumpla el convenio a rajatabla".
Desde el sindicato se apela a la responsabilidad de la patronal para solucionar el problema. "Existe una gran demanda de aparadoras, por lo que hay que poner una soluci¨®n".
Los intentos por trasladar fuera del pa¨ªs la producci¨®n de este segmento del calzado ha sido, en la mayor¨ªa de los casos, un rotundo fracaso. En la mayor¨ªa de los casos, la faena ha tenido que ser desmontada y vuelta a rehacer por fallos en la confecci¨®n.La tremenda especializaci¨®n requerida en la mano de obra ha provocado que los empresarios se replanteen como estrategia que el aparado vuelva a sus f¨¢bricas, despu¨¦s de que con la rotunda reconversi¨®n que sufri¨® la industria se optara por desligar esa funci¨®n del proceso interno de fabricaci¨®n.
De momento, hay pocos casos, y s¨®lo en el calzado de alta calidad. La patronal, no obstante, habla de que a medio plazo el problema quedar¨¢ solucionado cuando se consiga formar adecuadamente a las mujeres del norte de ?frica.
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