Clinton apela al 'esp¨ªritu de Camp David' para evitar una ruptura de las negociaciones
Las delegaciones israel¨ª y palestina sugieren que la cumbre puede prolongarse
Las negociaciones entre israel¨ªes y palestinos son "duras, cada vez m¨¢s duras", seg¨²n la secretaria de Estado, Madeleine Albright. El portavoz de la Casa Blanca confirm¨® que en este momento "hay mucha tensi¨®n entre las partes". La calma impuesta por el descanso del Sabbath permite relajar los ¨¢nimos tras el primer aviso de ruptura. Aunque amenazar con marcharse forma parte de cualquier estrategia negociadora, Yasir Arafat jug¨® esa carta en serio: s¨®lo la intervenci¨®n de Bill Clinton en aras del esp¨ªritu de Camp David evit¨® que la delegaci¨®n palestina rompiera el di¨¢logo el viernes.
Seg¨²n Joe Lockhart, portavoz de la Casa Blanca, ayer s¨®lo hubo "alg¨²n que otro contacto informal", para respetar la jornada jud¨ªa de descanso. EE UU ha retirado su propuesta de acuerdo al comprobar que sus sugerencias a punto estuvieron de provocar el fracaso de la cumbre. El plan de Washington entraba de lleno en los conflictos m¨¢s pol¨¦micos, incluido el reparto de la soberan¨ªa de Jerusal¨¦n. Fuentes de ambas delegaciones han transmitido su impresi¨®n de que la cumbre puede prolongarse m¨¢s all¨¢ del mi¨¦rcoles, el d¨ªa en el que Bill Clinton abandonar¨¢ Camp David para emprender viaje a Jap¨®n. La Casa Blanca tampoco descarta anular o aplazar ese viaje.S¨®lo la intervenci¨®n de Clinton en defensa del di¨¢logo ha permitido que la cumbre contin¨²e. El presidente estadounidense tuvo que apelar al peso de la responsabilidad que impone Camp David para convencer a Arafat de que su obligaci¨®n era quedarse y seguir negociando.
Clinton se aprovech¨® de la historia: desde Roosevelt hasta ¨¦l, las vallas de la residencia presidencial encierran el lugar de mayor aislamiento para un presidente de EE UU y el ¨²nico recinto del mundo conocido por los efectos diplom¨¢ticos que produce en sus visitantes, un hechizo que se define como el esp¨ªritu de Camp David. Ese clima se debe en buena medida a las posibilidades que ofrece el complejo presidencial. Men¨¢jem Beguin y Anuar el Sadat nunca coincidieron en la piscina climatizada de Camp David, ni jugaban al tenis ni al golf. Tampoco visitaron la bolera de la residencia presidencial, el lugar favorito de los pol¨ªticos que llegaron a ser inquilinos de este lugar por designio de las urnas.
Beguin y Sadat jugaban al billar y al ajedrez, pero nunca entre ellos: escogieron como adversario a Zbingniew Brzezinski, consejero nacional de seguridad de Jimmy Carter cuando en 1978 se fragu¨® en Camp David la paz entre Israel y Egipto. Obviamente, las batallas sobre el tapete o el tablero formaban parte de la negociaci¨®n: Brzezinski aprovechaba esos momentos relajados para hacer gambitos y carambolas en el terreno de la diplomacia.
A Ehud Barak le gusta nadar en la piscina. Bill Clinton tambi¨¦n conoc¨ªa la afici¨®n de Yasir Arafat a pedalear; cuando el dirigente palestino lleg¨® a su caba?a en Camp David, encontr¨® aparcada en la puerta una flamante bicicleta de monta?a.
Deshielo
?se es el esp¨ªritu de Camp David, una expresi¨®n que se define en el Diccionario de pol¨ªtica y Gobierno de EE UU (Harper Collins) como el "deshielo temporal de la guerra fr¨ªa gracias a la cumbre de 1959 entre Dwight Eisenhower y Nikita Jruschov".En Thurmont, el pueblo m¨¢s cercano, s¨®lo un cartel recuerda que en ese lugar se est¨¢ discutiendo el fin de un conflicto que dura medio siglo: "Bienvenidos, Bill, Ehud y Yasir. Pensad en la paz", dice una pancarta en el escaparate de una florister¨ªa.
La gente que vive all¨ª ya no concede tanto glamour a las visitas presidenciales. "Antes ven¨ªan en caravana, con motoristas y mucho despliegue. Ahora s¨®lo o¨ªmos de lejos el ruido de los helic¨®pteros", dice el due?o de una ferreter¨ªa en la que -promete- una vez entr¨® Franklin Roosevelt. ?l fue el presidente que escogi¨® el lugar para construir la residencia de descanso. El sitio result¨® perfecto para el Servicio Secreto porque es tan boscoso que ni siquiera se ve desde el aire. Roosevelt le concedi¨® su primer valor diplom¨¢tico al invitar a Winston Churchill en 1943, en plena II Guerra Mundial.
En 1953, Dwight Eisenhower cambi¨® el nombre original de la residencia, Shangri-La, para poner el de su nieto David. All¨ª se reuni¨® a?os despu¨¦s con el "enemigo sovi¨¦tico", Jruschov, en 1959, y regres¨® en 1961, cuando John F. Kennedy era presidente, para dar su opini¨®n sobre la posibilidad de invadir una costa de Cuba: Bah¨ªa de Cochinos. Richard Nixon tomaba sus decisiones sobre Vietnam en Camp David y Jimmy Carter empuj¨® el lugar hacia la historia con los acuerdos entre egipcios e israel¨ªes. Ahora, Camp David proporciona involuntariamente una moderna contribuci¨®n a la calma diplom¨¢tica: las monta?as convierten la zona en uno de los pocos oasis de EE UU en el que no funciona ning¨²n tel¨¦fono m¨®vil.
[La noche del viernes se celebr¨® el segundo encuentro entre Arafat, Barak y Clinton desde que comenz¨® la cumbre, asegur¨® ayer una fuente de la Casa Blanca. El contenido de la reuni¨®n permanece secreto, dado el mutismo informativo pactado en Camp David].
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