La pesadilla de los Belhassan
Entre un abrir y un cerrar de ojos puede ocurrir una cat¨¢strofe. Cuando, a las 6.25 del domingo, Abdel El Walif Belhassan, de 39 a?os, profesor de ¨¢rabe en Rotterdam (Holanda), se despert¨® sobresaltado en la butaca del ferry Ciudad de Ceuta no pod¨ªa imaginar el alcance de su propia tragedia. Un impacto violento le arranc¨® de un sue?o que presum¨ªa reparador, tras dos agotadoras jornadas de conducci¨®n, para catapultarlo al interior de una pesadilla: cuatro de las cinco v¨ªctimas pertenecen a su familia. La colisi¨®n entre los dos barcos de la l¨ªnea Algeciras-T¨¢nger se ceb¨® en la proa del Ciudad de Ceuta, a estribor, donde la mayor¨ªa de los miembros de la familia Belhassan dormitaban. Ni F¨¢tima, la madre, ni los peque?os Yassim, de cinco a?os, y Amal, un beb¨¦ de dos meses, volvieron a despertarse. Adem¨¢s de Abdel El Walif, que hab¨ªa elegido una butaca central que le permiti¨® salir ileso, s¨®lo ha sobrevivido el primog¨¦nito del matrimonio, Acharaf, un ni?o de siete a?os, que se recupera de hematomas y fracturas en el hospital Puerta del Mar, de C¨¢diz. Los m¨¦dicos calculan que podr¨¢ recibir el alta en un par de jornadas si persiste su evoluci¨®n favorable.
La esposa y los dos hijos de Abdel El Walif no han sido la ¨²nica p¨¦rdida de los Belhassan, una familia oriunda de Alhucemas (Marruecos) con varias ramificaciones establecidas en Holanda. En el accidente tambi¨¦n muri¨® Samir, un joven de 17 o 18 a?os, sobrino de Abdel El Walif. Y en la UCI del hospital de La L¨ªnea permanece en estado grave Said Belhassan, de 27 a?os, hermano de Abdel. La quinta v¨ªctima mortal del siniestro es otro ni?o de cinco a?os que no lleva el apellido Belhassan.
"?Me van a devolver a mi familia con esto?", inquir¨ªa ayer mientras agentes de la Guardia Civil le informaban de sus derechos. Abdel El Walif es un hombre roto, incapaz de armar cuatro frases seguidas sobre lo ocurrido sin derrumbarse, imposibilitado para explicarle a Acharaf, ahora su ¨²nico hijo, que se han quedado solos.
En su tragedia tambi¨¦n hay un instante decisivo, ese que siempre acecha con posterioridad para azuzar injustamente el sentimiento de culpabilidad. Los Belhassan partieron de Holanda el viernes en dos coches. Uno, conducido por Abdel El Walif, en el que viajaban F¨¢tima y sus tres hijos. En el segundo autom¨®vil, con Said al volante, iban sus sobrinos Samir -una de las v¨ªctimas- y Nordine, que sali¨® ileso del choque.
A un centenar de kil¨®metros de Algeciras, ya durante la madrugada del domingo, hicieron la ¨²ltima parada antes del embarque. Abdel le propuso a su hermano que echasen una cabezada para descansar, se sent¨ªa agotado. Said le convenci¨® de lo contrario. Estaban muy cerca, llegar¨ªan a Algeciras en un santiam¨¦n. Se cambiaron de coche como f¨®rmula para espantar el sue?o. Sacaron ocho pasajes para T¨¢nger en el primer ferry listo para zarpar. El Ciudad de Ceuta. En el barco cayeron rendidos por el sue?o. Cuatro ya no despertaron y Said lucha por sobrevivir en la UCI. Abdel no podr¨¢ presentarle a la familia que reside en Alhucemas a su beb¨¦ de dos meses. Una ni?a llamada Amal que, por una macabra iron¨ªa, significa esperanza.
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