El salto fiscal alem¨¢n
Con una amplia reforma sobre la fiscalidad, conseguida mediante maniobras pol¨ªticas a m¨²ltiples bandas, el canciller Schr?der puede empezar a cambiar el sistema econ¨®mico alem¨¢n, aquejado de senectud y falta de flexibilidad. La rebaja de impuestos hasta el a?o 2005 resulta impresionante: 44.360 millones de euros (7,4 billones de pesetas). Consigue, por fin, reformar el sistema fiscal, anquilosado desde hace 15 a?os. La principal palanca de transformaci¨®n es la eliminaci¨®n del impuesto sobre las plusval¨ªas en las adquisiciones de participaciones industriales alemanas, adem¨¢s de la reducci¨®n del impuesto sobre beneficios, que baja del 40% al 25%, junto a otras ventajas en materia de impuestos locales. Cabe esperar que las nuevas normas favorezcan las fusiones, de modo que hagan cambiar la faz del viejo capitalismo renano, excesivamente encerrado en s¨ª mismo. La propiedad se va a abrir. Ya ha experimentado una muestra con la adquisici¨®n de Mannesmann por el grupo de telefon¨ªa m¨®vil brit¨¢nico Vodafone.
Los particulares ver¨¢n reducidos tambi¨¦n los impuestos sobre la renta: el tipo m¨¢ximo baja del 51% al 42%, y el m¨ªnimo, del 22,9% al 15%. En el fondo, es una reforma fiscal bastante similar a la que Helmut Kohl intent¨® en sus ¨²ltimos a?os en el Gobierno, pero que impidieron, iron¨ªa de la historia, los socialdem¨®cratas que entonces controlaban el Bundesrat, la C¨¢mara territorial que ha de aprobar todo cambio legislativo en materia de impuestos generales. Esta vez se invert¨ªa la situaci¨®n, con los democristianos controlando esta C¨¢mara. Sin embargo, con sutiles maniobras, Schr?der ha conseguido convencer a los L?nder en los que gobierna una coalici¨®n democristiana y socialdem¨®crata para que aprobaran este paquete. La victoria fiscal de Schr?der se ha convertido as¨ª en una derrota para el liderazgo novato de la CDU. Schr?der sale doblemente reforzado de esta lid.
Parad¨®jicamente, le ha correspondido al Gobierno roji-verde reducir los impuestos, lo que dar¨¢ materia de reflexi¨®n para el resto de la izquierda europea. Aunque ¨¦sta era una asignatura pendiente b¨¢sicamente alemana, que otros pa¨ªses del entorno europeo ya han resuelto o est¨¢n en trance de hacerlo. Sin duda, el crecimiento econ¨®mico ha favorecido los planes de Schr?der para hacer que los capitales vuelvan a la principal econom¨ªa de la Uni¨®n Europea que requiere, para ir bien, que Alemania vaya bien.
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