Clinton, Barak y Arafat buscan f¨®rmulas que les permitan seguir negociando la paz
La cumbre de Camp David se cerrar¨¢ en las pr¨®ximas horas con pocas posibilidades de pasar a la historia: israel¨ªes y palestinos dicen haber avanzado en algunas de sus disputas, pero se marchar¨¢n de Estados Unidos con todas las heridas abiertas. La Casa Blanca ha precipitado el final de la cumbre con su negativa a alterar la agenda de Bill Clinton, que emprende hoy viaje hacia Jap¨®n. En la recta final, la diplomacia estadounidense trata de que Israel pueda llegar al menos a garantizar el reconocimiento de un Estado palestino, lo que facilitar¨ªa el trabajo en una pr¨®xima cumbre.
Despu¨¦s de varios d¨ªas de actividad relajada, Camp David se ha convertido en un lugar en el que las luces est¨¢n siempre encendidas. El ultim¨¢tum impuesto por los anfitriones al negarse a aplazar el viaje de Clinton a Jap¨®n ha servido para intensificar el di¨¢logo y construir un acuerdo que, por precario que sea, permita a todos los l¨ªderes presentarlo como un avance y una victoria. El mayor entendimiento puede llegar con la garant¨ªa de un futuro reconocimiento del Estado palestino por parte de Israel, aunque tampoco eso estaba cerrado a ¨²ltima hora de ayer. Fuentes israel¨ªes aseguran que en las ¨²ltimas horas tambi¨¦n se ha avanzado en el debate sobre Jerusal¨¦n, aunque no se emplea la palabra "acuerdo" sino la expresi¨®n "marco de entendimiento". En esta cuesti¨®n, la idea sobre la que todav¨ªa se trabaja en Camp David pasa por la extensi¨®n de las fronteras de Jerusal¨¦n, de manera que el nuevo plano de la ciudad absorba varios asentamientos jud¨ªos de Cisjordania, entre ellos los de Ma'aleh Adumim, Givat Ze'es, y Gush Etzion, situados al sur de Bel¨¦n. A cambio, los palestinos ganar¨ªan una forma todav¨ªa no definida de control sobre los barrios ¨¢rabes de Jerusal¨¦n Este.
Sin embargo, miembros de la delegaci¨®n palestina todav¨ªa insisten en que no hay pacto posible sobre Jerusal¨¦n si Israel no cede la soberan¨ªa absoluta sobre la parte oriental de la ciudad. El bloque m¨¢s intransigente de este equipo negociador no se contenta con la autonom¨ªa sino que quiere ostentar la soberan¨ªa sobre esta parte de la capital ocupada por el ej¨¦rcito israel¨ª en la guerra de 1967.
Algunos miembros de segundo nivel de la delegaci¨®n israel¨ª respond¨ªan ayer con el principio b¨¢sico de que la soberan¨ªa no es negociable. Seg¨²n su grado de conocimiento de las negociaciones -que se mueve entre tecnicismos e intoxicaciones a la prensa- la oferta es la siguiente: Israel se abre a un principio de acuerdo sobre las fronteras de un futuro Estado palestino unido al reconocimiento; garantiza "comprensi¨®n" para resolver el problema de los refugiados, aunque no aceptar¨ªa la "responsabilidad moral" del ¨¦xodo, s¨ª que permitir¨ªa el regreso de 150.000 palestinos a Israel, y tambi¨¦n consiente en las propuestas palestinas sobre el problema de los asentamientos jud¨ªos en Cisjordania. Todo esto con una condici¨®n: que Jerusal¨¦n siga entera bajo su soberan¨ªa.
La oferta del primer ministro de Israel, Ehud Barak, contempla la devoluci¨®n de casi el 95% de los territorios ocupados en 1967, lo cual es mucho m¨¢s de lo que se ha puesto hasta ahora encima de la mesa de di¨¢logo. Sin embargo, fuentes de la diplomacia estadounidense aseguran que Yasir Arafat se niega a aceptar lo que considera un "regalo envenenado" y sigue exigiendo la retirada de Israel de Jerusal¨¦n Este como punto de partida para cualquier acuerdo.
El diario israel¨ª Haaretz asegur¨® en su edici¨®n de ayer que Arafat prometi¨® a Barak en Camp David que no habr¨ªa ning¨²n acuerdo si los palestinos no ganaban el control sobre la mezquita de Al Aqsa y la Iglesia del Santo Sepulcro en la Ciudad Vieja de Jerusal¨¦n, que aglutina s¨ªmbolos religiosos irrenunciables para todas las partes en conflicto.
Las posiciones de las dos partes reunidas en la residencia presidencial norteamericana ofrec¨ªan escasas posibilidades de acercamiento en el di¨¢logo que esperaban prolongar durante toda la pasada madrugada. Mientras tanto, la Casa Blanca, consciente de que Camp David puede cerrarse con cualquier cosa entre el acuerdo y el desacuerdo, prepara con sigilo una ceremonia discreta en la sede presidencial en Washington, prevista para momentos antes del viaje de Clinton a Jap¨®n para asistir en Okinawa a la cumbre del G-8 (los siete pa¨ªses m¨¢s industrializados del mundo, m¨¢s Rusia).
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