Una pieza de museo
Viajar por el t¨²nel del tiempo hacia la historia de la danza siempre es una experiencia interesante, y m¨¢s a¨²n cuando se realiza de la mano de uno de sus genios, Merce Cunningham, padre de la danza posmoderna y unos de los creadores contempor¨¢neos m¨¢s vers¨¢tiles e innovadores.La Merce Cunningham Dance Company volvi¨® al Teatre Grec con Event, la misma obra que bail¨® en 1985, y que ha vivido m¨²ltiples variaciones desde su estreno en Viena en 1964. Los que asistimos a su representaci¨®n en Barcelona y tuvimos la suerte, todav¨ªa, de ver a un vital Cunningham bailar alg¨²n fragmento regresamos al Teatre Grec como una secta devota a adorar el trabajo de este dios creador, pero, sinceramente, algo decepcionados. Prefer¨ªamos que la programaci¨®n del festival nos hubiera brindado la posibilidad de conocer otros trabajos del creador norteamericano, especialmente los m¨¢s recientes. Pero hubo que conformarse con Event. Una aut¨¦ntica pieza de museo, por su car¨¢cter interdisciplinario, cualidad intr¨ªnseca de la obra de Cunningham. De ah¨ª su inter¨¦s, independientemente de su vigencia.
Event
Coreograf¨ªa: Merce Cunningham. M¨²sicos: Paul de Marinis y T. Kosugi. Escenograf¨ªa: Paul Kaiser y Shelley Eshkar. Teatre Grec, Barcelona, 19 de julio.
Esta obra interpretada por 16 bailarines, enfundados en mallas de color azul el¨¦ctrico, que nos recuerda las primeras im¨¢genes que nos llegaron de la danza contempor¨¢nea a trav¨¦s de los libros, es una producci¨®n en la que se unen diversas colaboraciones: la m¨²sica electr¨®nica en vivo, los efectos creados por los t¨¦cnicos de luz, v¨ªdeo y ordenador y la escenograf¨ªa. ?sta, siempre cambiante, se convirti¨® en el Teatre Grec, en algo muy sugerente, al fundirse el verdor de la naturaleza con las fr¨ªas im¨¢genes de los bailarines, distorsionados a trav¨¦s del ordenador, que se proyectaba en la monta?a.
Uno de los grandes alicientes del espect¨¢culo fue la calidad de movimiento de sus bailarines, y comprobar su ductilidad a la hora de expresar el lenguaje gestual de Cunningham, para quien la danza es una forma de vivir. Su movimiento es la danza de la vida. Nace del gesto cotidiano y espont¨¢neo, convirtiendo al cuerpo humano en un elemento que participa en la existencia fluctuante del mundo actual (robot, desintegraci¨®n del ¨¢tomo o viajes interplanetarios). Lo enriquece con los nuevos descubrimientos, pero no lo deshumaniza.
Event tambi¨¦n seduce por la forma en que el autor utiliza el espacio, la forma en que se interrelacionan los bailarines en ¨¦l con gran libertad de direcciones. Los gestos se construyen sin una correlaci¨®n espec¨ªfica, provocando la imaginaci¨®n del espectador pero sin que signifiquen nada. La abstracci¨®n como provocaci¨®n es su lema. Una idea con la que Cunningham revolucion¨® el mundo de la danza.
Al finalizar el espect¨¢culo, el p¨²blico estaba convencido de que hab¨ªa asistido a una clase magistral de historia de la danza, y cuando apareci¨® en escena el gran maestro, no dud¨® en dedicarle calurosos aplausos.
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