Los tres patriarcas cristianos piden que se respete la "naturaleza indivisible" de Jerusal¨¦n
La Ciudadela de Dios es indivisible. Los tres patriarcas cristianos -cat¨®lico, griego ortodoxo y armenio- de la antigua Jerusal¨¦n se han incorporado a la batalla por la Ciudad Santa a trav¨¦s de una carta dirigida al presidente norteamericano, Bill Clinton, en la que reivindican la unidad del lugar, desautorizando as¨ª las supuestas negociaciones de Camp David, seg¨²n las cuales Yasir Arafat y Ehud Barak estar¨ªan reparti¨¦ndose los cuatro barrios de un recinto sagrado e hist¨®rico. "Hay que respetar la naturaleza de la ciudad antigua de Jerusal¨¦n, que es la Capital de Dios, y por tanto indivisible", afirm¨® ayer el obispo auxiliar cat¨®lico de la Ciudad Santa, Kamel Batish, en una defensa a ultranza de la indivisibilidad de la ciudadela.
La ciudad antigua est¨¢ configurada por m¨¢s de cien callejuelas, un millar de peque?os comercios y alrededor de 15.000 vecinos (no hay censos fiables), de los que dos tercios podr¨ªan ser musulmanes y el resto, a partes pr¨¢cticamente iguales, jud¨ªos, cristianos y armenios, una de las primera comunidades cristianas que se instalaron en la ciudad. Adem¨¢s, est¨¢n los filipinos, tailandeses, rumanos o colombianos que desde hace un tiempo han encontrado refugio en este vericueto urbano tras haber perdido el estatuto de peregrinos para convertirse en ilegales.Las afirmaciones categ¨®ricas del obispo auxiliar Batish, mano derecha del patriarca Michel Sabbah, son sobre todo un intento desesperado por descalificar las maniobras negociadoras de Camp David, donde palestinos e israel¨ªes estar¨ªan ya reparti¨¦ndose los cuatro barrios de la ciudad antigua -barrio armenio y jud¨ªo para Israel, y musulm¨¢n y cristiano para el Estado palestino- en un esfuerzo por buscar una salida al conflicto de la ciudad de Jerusal¨¦n en su totalidad, que ambas partes reivindican como capital.
"Nosotros no queremos mezclarnos en una batalla pol¨ªtica. ?sta no es nuestra misi¨®n. Lo ¨²nico que defendemos es una posici¨®n religiosa. Intentamos preservar la unidad de la ciudad antigua como s¨ªmbolo de la paz y de la reconciliaci¨®n de dos pueblos y tres religiones, garantizando adem¨¢s la libertad de paso y de culto", insiste el portavoz del patriarcado cat¨®lico, propugnando as¨ª una especie de ¨®smosis espiritual entre el Muro de las Lamentaciones, el Santo Sepulcro y las mezquitas de Al Aqsa y Omar.
En opini¨®n del arzobispo auxiliar, es vergonzoso e inaceptable que las autoridades israel¨ªes hayan convertido la ciudad antigua de Jerusal¨¦n en un basti¨®n inexpugnable y de imposible acceso para una gran parte de la comunidad musulmana de Cisjordania o Gaza, e incluso para los vecinos que viven en sus poblaciones circundantes y que nunca han podido ir a las mezquitas a orar, aunque reconoce que con el nuevo ministro de la Seguridad Interior, Slomo Ben Ami, "las cosas han mejorado".
El patriarcado cat¨®lico, el m¨¢s combativo del triunvirato, no quiere que todo esto se quede en papel mojado y ha encabezado una iniciativa, transmitida por ahora en forma de carta al presidente norteamericano, Bill Clinton, en la que se propone al m¨¢ximo mandatario de Estados Unidos que los representantes de las tres congregaciones, junto con los franciscanos de la Custodia de la Santa Tierra, puedan viajar a Camp David y exponer personal y directamente su postura.
Entre 1948 y 1967, la ciudad antigua perteneci¨® a Jordania, y fue conquistada por las tropas israel¨ªes al mando de Moshe Dayan durante la Guerra de los Seis D¨ªas.
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