M¨²sica electr¨®nica en im¨¢genes
"Video-jockeys" de toda Europa se han reunido este fin de semana en el primer festival Videa de Barcelona
No suele pasar que en una reuni¨®n de gente dedicada a las nuevas tecnolog¨ªas dentro de la llamada cultura de clubes se d¨¦ preferencia a lo visual por encima de lo musical. ?sta es la raz¨®n por la que Videa 00, Festival de Audiovisuales y Nuevas Tecnolog¨ªas, organizado por la Asociaci¨®n Cultural Telenoika, ha conseguido reunir en una primera edici¨®n a un buen n¨²mero de artistas de toda Europa y Espa?a sin atraer, en cambio, a las aglomeraciones de p¨²blico que hacen inabarcable el Festival S¨®nar. Ha sido este fin de semana en Barcelona, donde entre actuaciones en directo, grabaciones, conferencias y fiestas, se ha dado el pistoletazo de salida de un festival con voluntad de continuidad en los pr¨®ximos a?os.En sus tres escenarios -el Auditorio del Centro de Cultura Contempor¨¢nea de Barcelona (CCCB), la sala de exposiciones La Capella y el antiguo local de La C¨²pula de Venus-, Videa 00 ha tenido como centro de atenci¨®n el mundo de los video-jockeys, una forma de expresi¨®n art¨ªstica relativamente joven que ha nacido al amparo de la expansi¨®n de la m¨²sica electr¨®nica y de las posibilidades que ofrece la imagen digital. M¨¢s que acompa?ar al pinchadiscos, aut¨¦ntica estrella de las sesiones de baile hasta el momento, los video-jockeys que han participado en Videa 00 suelen concebir sus trabajos como algo m¨¢s que una simple decoraci¨®n.
Michael Heap, un video-jockey de Londres que ha pronunciado un par de charlas en el CCCB sobre pasado, presente y futuro de la disciplina, explica del siguiente modo su labor: "Un video-jockey es un artista que se dedica a provocar sensaciones en el espectador a trav¨¦s de una sucesi¨®n de im¨¢genes. Combinado con la m¨²sica electr¨®nica, estas sensaciones se convierten en un aut¨¦ntico viaje". As¨ª, tanto en las sesiones de La Capella como en las de La C¨²pula de Venus, todo el espacio se ve inundado por millones de im¨¢genes que corren al mismo ritmo que la m¨²sica, provocando que el espectador se sienta literalmente dentro del montaje, como si pudiera poner un pie dentro de un cuadro. Est¨¦ticamente, poco tiene en com¨²n una sesi¨®n con otra. Desde las que se basan en una sucesi¨®n fren¨¦tica de formas geom¨¦tricas de colores, hasta las que utilizan fragmentos de pel¨ªculas antiguas y programas de televisi¨®n de aire cutre y casposo, pasando por imposibles manipulaciones de im¨¢genes hechas con ordenador.
Parapetados tras unas tablas repletas de ordenadores y mesas de mezclas, video-jockeys y pinchadiscos hacen su trabajo con una precisi¨®n casi as¨¦ptica, como si estuvieran en un laboratorio. La mayor¨ªa se queja de que los clubes no tienen a¨²n la tecnolog¨ªa suficiente para hacer sesiones en condiciones, que por eso la mayor¨ªa de salas de baile no han pasado del estadio de la diapositiva. En el futuro, seg¨²n Heap, "la tecnolog¨ªa se har¨¢ m¨¢s barata" y se extender¨¢ la presencia de video-jockeys, de los que a¨²n no existe un star-system, como sucede con los disc-jockeys.
El p¨²blico ha estado formado, en su mayor¨ªa, por otros participantes en el festival. Los organizadores, cuatro chicos muy j¨®venes de Barcelona, Sant Just y Esplugues, quieren recalcar, sobre todo, que los artistas han llegado hasta el Videa 00 sin cobrar, pag¨¢ndose cada uno el pasaje. Los contactos, cuenta Eloi Maduell, cabeza pensante del evento, se hicieron en su mayor¨ªa a trav¨¦s de Internet, en un foro sobre video-jockeys.
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