Una sombra muy familiar en el paseo de Almer¨ªa
Si un d¨ªa desapareciera por alg¨²n motivo, el paisaje de Almer¨ªa perder¨ªa parte de su idiosincrasia. El ficus del Paseo es para todos los que diariamente pasan por su lado, incluso sin reparar con detenimiento en su gran tama?o y generosa sombra, un elemento esencialmente cotidiano. Lo que no significa que no haya estado exento de pol¨¦mica en algunas ocasiones, debido sobre todo a los problemas que plantean sus grandes dimensiones.Su principal caracter¨ªstica es el tiempo que lleva ornamentando una de las arterias principales de la ciudad. El ficus del Paseo de Almer¨ªa se plant¨® a finales del siglo XIX, dentro de un plan de ajardinamiento de la ciudad que ten¨ªa como protagonista principal al actual parque Nicol¨¢s Salmer¨®n, situado frente al puerto. Para construir este parque fue para lo que trajeron hasta Almer¨ªa una serie de ficus, similares a los ejemplares propios de Australia. Uno de ellos se plant¨® fuera del parque. ?se es el del Paseo, que hoy cuenta con m¨¢s de 120 a?os de historia.
Menos conocimiento existe sobre otros ficus iguales a ¨¦ste, algunos de ellos m¨¢s grandes incluso, que se encuentran repartidos en el interior de patios de viejas casas. Hasta esas viviendas particulares llegaron por capricho de un antiguo alcalde y de un cu?ado suyo que, aprovechando los ficus destinados al ajardinamiento de la ciudad, quisieron quedarse con algunos ejemplares para plantarlos en sus domicilios.
Desde hace varios a?os, al ficus del Paseo de Almer¨ªa se le practica una tala sistem¨¢tica para que el ¨¢rbol siga creciendo hacia arriba, pero a la par evitar las molestias que su generosa frondosidad causa a los vecinos de las viviendas y comercios de la acera en la que est¨¢ plantado. Y es que con este tipo de ejemplares, que saben buscar la humedad necesaria para vivir en climas secos, hay que tener cuidado al plantarlos en zona urbana ya que su crecimiento levanta losas, da?a tuber¨ªas e incordia en las ventanas de casas cercanas. Pese a todo, el ficus del Paseo es, para los almerienses, todo un s¨ªmbolo que pocos permitir¨ªan que se perdiera.
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