Paniaguados
En el ¨¢mbito de la pol¨ªtica, que en todo repercute como el clima, parece como si se abriese un resquicio a la esperanza. Un resquicio, naturalmente, en la banda coloreada y plural del electorado que opta por la izquierda o centro izquierda, cuyo caudal de votos desemboca aqu¨ª de forma mayoritaria en el PSPV-PSOE. La elecci¨®n en Madrid de Rodr¨ªguez Zapatero puede quiz¨¢s llegar a ser el principio del fin del tiberio valenciano del PSOE, un tiberio que dura algo m¨¢s de una d¨¦cada, organizado por bastantes paniaguados y no pocos descerebrados que convirtieron la socialdemocracia de por estos pagos en una risa. El Pa¨ªs Valenciano era un mar de votos al PSPV-PSOE durante los ochenta; el desatino lo transform¨® en un mapa electoral dominado por la derecha durante los noventa. Y nada sucede de forma aleatoria o fortuita: al PP le sirvieron los votos en bandeja.De puro sabido se olvida, y hay que repetirlo cuando se abre un resquicio que puede desatascar el carro. El tiberio, que es tanto como ruido y alboroto y confusi¨®n, no lo causaron los votantes o simpatizantes; lo larvaron los paniaguados del PSPV cuando se hallaban electoralmente en la cresta de la ola; dirigentes o cuadros medianos o m¨¢s chicos del partido con alguna excepci¨®n. Y los paniaguados, dicen los doctos acad¨¦micos de las palabras, son aquellos servidores que reciben de su se?or habitaci¨®n, alimento y salario; tambi¨¦n apuntan que son allegados a una determinada persona y favorecidos por ella. Se configuraron en el PSPV-PSOE en forma de grupos, facciones, pandillas, bander¨ªas, familias, amiguetes y partidas serranas de facinerosos armados de lenguas como aguijones. Hubo muchos ismos colgados de nombres propios que originaron confusi¨®n en amplios sectores sociales de su electorado. Fueron cr¨ªticos de la facci¨®n vecina y renovadores, una y otra vez, del enredo y del equ¨ªvoco. Fueron la nada como ideolog¨ªa que no fuese pensamiento paniaguado. Una risa por doquier y un tiberio inacabable. Un tiberio, cuya etimolog¨ªa no se sabe a ciencia cierta si est¨¢ en los desaguisados de un emperador romano, o se relaciona con atibar, que viene a ser rellenar o hartarse. Y harto se qued¨® el electorado de tanto tiberio y paniaguado, de tanto sainete pol¨ªtico y de tanto patio picaresco de Monipodio.
Ahora, junto al rostro no desgastado de Rodr¨ªguez Zapatero, parece que desde Madrid llega otra copla. No es nueva, pero es pegadiza. En el pentagrama est¨¢n las elecciones primarias y la intervenci¨®n de los olvidados militantes de base en la nominaci¨®n de candidatos a cargos institucionales; ¨¦sta es la transparencia y ¨¦sta la ¨¦tica de esos cargos; est¨¢n las incompatibilidades para quienes acaparan puesto y poder, est¨¢n la limitaci¨®n de mandatos y las listas abiertas; est¨¢ la depuraci¨®n de fantasiosos censos de militantes; est¨¢ en suma la potenciaci¨®n de la democracia interna -preceptiva constitucionalmente en todos los partidos-, y est¨¢ quiz¨¢s la vacuna contra el tiberio y los paniaguados. Una tarea ardua que tendr¨¢ sus escollos, pero una tarea necesaria si la socialdemocracia valenciana quiere ser un d¨ªa la alternativa a esa derecha valenciana, ahora dominante, que quiz¨¢s haya cambiado de pelaje aunque no de costumbre.
De pelaje y costumbre puede y debe cambiar el PSPV-PSOE. Y otras caras y otras m¨²sicas distintas a las desafinadas de los paniaguados. El resquicio a la esperanza de nuevos militantes y votantes. El resquicio para una alternativa en el poder, que en los ¨²ltimos a?os no se vio por parte alguna.
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