Herbert Wernicke convierte 'Los troyanos' en un alegato contra los nacionalismos

Protestas

El Festival de Salzburgo inici¨® ayer su edici¨®n del a?o 2000 con una representaci¨®n de Los troyanos, de Berlioz, puesta en escena por Herbert Wernicke y dirigida musicalmente por Sylvain Cambreling al frente de la Orquesta de Par¨ªs. La soprano Deborah Polaski encarn¨® los papeles de Casandra y Dido. No hubo destacadas personalidades internacionales en la apertura, aunque s¨ª asisti¨® el presidente del Gobierno austriaco. El ¨¦xito fue rotundo y los artistas se vieron recompensados con m¨¢s de diez minutos de aplausos.El p¨®rtico al festival, durante el fin de semana, hab¨ªa sido festivo. Treinta grupos de teatro callejero y m¨²sicos de corte ligero o regional animaron las plazas y rincones de Salzburgo, reivindicando su lado m¨¢s popular. Tambi¨¦n hubo un gui?o de convivencia con un concierto sobre temas orientales en la m¨²sica occidental a cargo de la Orquesta del Mozarteum, y la tradicional obra de teatro Jedermann, de Hofmannsthal, que comenz¨® al aire libre en la plaza de la catedral y concluy¨®, por un inoportuno chaparr¨®n, en la Festspielhaus.

Desplaz¨® la Orquesta de Par¨ªs a la Filarm¨®nica de Viena en los honores de partida oper¨ªstica del festival. No se qued¨® atr¨¢s ante la presi¨®n del reto. Puso, adem¨¢s, un estilo muy franc¨¦s en el fraseo y hasta en la comprensi¨®n de un m¨²sico que le es af¨ªn. Dirigi¨® otro franc¨¦s, Sylvain Cambreling, un habitual de Salzburgo y un especialista en Berlioz; en esta ocasi¨®n estuvo especialmente sutil, con un sentido de la organizaci¨®n ejemplar y con una administraci¨®n de las tensiones y los climas totalmente envolventes. Fue uno de los triunfadores de la noche.

Otro triunfador, en este caso triunfadora, fue la norteamericana Deborah Polaski, que se atrevi¨® con los dos papeles femeninos principales de la ¨®pera, Casandra y Dido, y lo hizo poniendo coraz¨®n, coraje y, sobre todo, una l¨ªnea de canto muy en consonancia con el perfil de ambos personajes. El resto del reparto vocal se movi¨® con correcci¨®n.

Parte importante del ¨¦xito se debe a la direcci¨®n esc¨¦nica de Herbert Wernicke. En una escenograf¨ªa ¨²nica para los cinco actos -una pared encalada sobre un muro de ladrillo, con una ventana siempre abierta a todo tipo de est¨ªmulos visuales, desde el mar, el caballo de Troya, una columna o una avioneta de combate-, Wernicke despleg¨® sus mejores armas: un sentido de la narraci¨®n portentoso, capacidad de s¨ªntesis, pl¨¢stica impactante, colosal movimiento de coros, precisa direcci¨®n de actores, una luz por momentos gaditana y, en fin, una gama de recursos esc¨¦nicos id¨®nea para mantener la atenci¨®n durante las cuatro horas de m¨²sica. Algunos momentos fueron de poner los pelos de punta; por ejemplo, la escena final del segundo acto, con el sacrificio colectivo de las mujeres troyanas antes de caer en manos de los griegos y ser convertidas en esclavas.

Un vestuario contempor¨¢neo daba amplitud universal en el tiempo a la historia. El color rojo asociado a Troya, o el azul a Cartago, no supon¨ªa una simplificaci¨®n, sino m¨¢s bien una clarificaci¨®n. Al final, Wernicke se descolg¨® con un golpe de teatro magistral, invadiendo el escenario con un numeroso coro de todas las edades, portando banderas de uno y otro signo, que por una determinada acci¨®n teatral (no la puedo desvelar por respeto a los que vayan a asistir) se convirti¨® simb¨®licamente en un alegato contra todos los nacionalismos y contra la intolerancia de los fanatismos. Eso, tal como est¨¢ la situaci¨®n pol¨ªtica en Austria, es muy valiente. El efecto fue contundente.

[Por otra parte, un grupo de opositores al Gobierno derechista austriaco aprovech¨® ayer la inauguraci¨®n oficial, por la ma?ana, del Festival de Salzburgo para realizar una protesta. La Plataforma contra el Racismo y el Desmontaje Social recibi¨® a los invitados a la inauguraci¨®n oficial con un concierto de pitidos y se expres¨® contra la "pol¨ªtica antisocial" del Gobierno, contra la coalici¨®n con el partido de derechas FP?E y la planeada encuesta popular sobre las sanciones de la Uni¨®n Europea.Los manifestantes quisieran ver cambiado el nombre de la plaza de Herbert von Karajan, de Salzburgo, bautizada en honor del famoso director de orquesta, y convertirla en plaza de Margarete Schuette-Lihotzky, una arquitecta comunista que formaba parte de la resistencia contra el r¨¦gimen hitleriano, informa Efe.

Pronunci¨® el discurso de inauguraci¨®n del festival uno de los m¨¢s destacados diplom¨¢ticos suizos, el presidente del Comit¨¦ Internacional de la Cruz Roja, Jakob Kellenberger, quien dedic¨® su ponencia al tema de la paz y la guerra].