Los aciertos y los errores de Clinton
Los bi¨®grafos de Bill Clinton siempre le definen como el poseedor de la mayor capacidad de crecimiento en los momentos adversos. Maestro en situaciones de crisis y h¨¢bil como un reptil en circunstancias inc¨®modas, Clinton quiso imponer su ritmo a un proceso de paz que s¨®lo puede ser lento.La ausencia de resultados concretos es para ¨¦l un fracaso: confiaba en que de Camp David saliera un acuerdo final. Sin embargo, su fracaso personal puede ser, a largo plazo, un triunfo para la concordia entre israel¨ªes y palestinos.
Camp David ha permitido construir una nueva forma de di¨¢logo. Sin dar un solo fruto inmediato, la cumbre lo ha cambiado todo en la forma de negociar entre unos y otros, tanto como para haberse convertido en la mayor aportaci¨®n al entendimiento futuro.
Nunca antes israel¨ªes y palestinos hab¨ªan hablado sin piedras y sin armas sobre la soberan¨ªa de Jerusal¨¦n. Nunca hab¨ªan intercambiado dibujos con esquemas que marcaban en qu¨¦ lugares quer¨ªan las fronteras. Jam¨¢s hab¨ªan dialogado serenamente sobre el regreso de los refugiados palestinos a sus casas en Jerusal¨¦n.
Las dos delegaciones tambi¨¦n filtraron la disposici¨®n -o resignaci¨®n- de Israel a reconocer un futuro Estado Palestino, algo que era impensable antes de que se abrieran las puertas de Camp David.
Borrando el pasado
Pero Clinton quer¨ªa ganar. Y para Clinton s¨®lo existe el ¨¦xito en una negociaci¨®n cuando ese di¨¢logo cierra el conflicto con suficiente fiabilidad como para que ¨¦l, personalmente, pueda dedicarse a otra cosa. Antes de encerrarse en Camp David, Clinton coment¨® a un ayudante que la cumbre era como un partido en el que s¨®lo quedaban unos minutos para marcar el gol de la victoria; su fracaso es no aceptar que el empate tambi¨¦n forma parte del camino hacia el triunfo. ?ste es, al fin y al cabo, el mismo presidente que confes¨® a un amigo su intenci¨®n de convertir la paz en Oriente Pr¨®ximo en su "viaje personal de redenci¨®n" por sus devaneos sexuales.Quienes trabajan con ¨¦l, y han conocido a sus antecesores, dicen que Clinton es el perfecto mediador: mezcla con soltura el humor, el tacto, la estrategia y la diplomacia. Clinton lo sabe, y por eso no comprende c¨®mo despu¨¦s de dos semanas de su reconocida seducci¨®n no ha logrado acabar de un plumazo con todo el conflicto, por hist¨®rico y complejo que sea.
Quiz¨¢ su problema es el ansia por escribir su propia rese?a en los libros de historia; tendr¨¢ menciones en positivo a su labor en Bosnia e Irlanda del Norte, pero no habr¨¢ referencias definitivas a ?frica ni a Oriente Pr¨®ximo.
Los logros econ¨®micos en su pa¨ªs, al parecer, no le parecen suficiente legado.
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