Guerra sin cuartel entre las dos caras de la revoluci¨®n bolivariana
HUGO CH?VEZ Y FRANCISCO ARIAS
ENVIADO ESPECIALDos a?os despu¨¦s del fallido golpe castrense de 1992 contra el segundo Gobierno del presidente Carlos Andr¨¦s P¨¦rez (1989-93), dos de sus protagonistas, los tenientes coroneles Hugo Ch¨¢vez y Francisco Arias, fueron trasladados desde la c¨¢rcel de Yare a un hospital militar, para ser operados de un mal de ojo, el primero, y de un problema dental, el segundo. Convivieron dos o tres semanas, en habitaciones contiguas, en zapatillas y pantal¨®n corto, rumiando el fracaso de su asonada, debatiendo sobre la definici¨®n de un nuevo alzamiento contra la corrupci¨®n y el mal gobierno que hab¨ªa arruinado el pa¨ªs.
Devueltos a la prisi¨®n, Arias C¨¢rdenas la abandon¨® una semana antes que Ch¨¢vez Fr¨ªas. No se despidi¨®. Un oficial entr¨® a la habitaci¨®n del l¨ªder del cuartelazo y le comunic¨® la partida del amigo: "Hugo, se va Francisco". Todav¨ªa adormilado, aqu¨¦l sali¨® en sandalias al pasillo, a un corredor largo que terminaba en las rejas de la salida de la penitenciar¨ªa venezolana. "Me sali¨® un grito: '?Se va un patriota!', [dijo Ch¨¢vez.] Y, efectivamente, se fue un patriota. No volvi¨® m¨¢s".
El radical Hugo Ch¨¢vez, de 46 a?os, presidente de Venezuela porque aquella asonada lo hizo querido entre el pueblo llano, niega patriotismo a la disidencia del moderado Arias, de 49 a?os, su ¨¦mulo hasta el alejamiento causado por dos temperamentos opuestos, por unas ambiciones y discrepancias pol¨ªticas y personales aparentemente irreconciliables.
Semanas despu¨¦s de la segunda rebeli¨®n contra P¨¦rez, noviembre de 1992, Francisco Arias public¨® una carta en el diario El Nacional de Caracas sin conocimiento de su compa?ero de ideales. "Me sorprendi¨®. Yo estaba al lado de ¨¦l, y todos los d¨ªas convers¨¢bamos, jug¨¢bamos al domin¨®, le¨ªamos", confes¨® el presidente en una reuni¨®n con corresponsales extranjeros.
"Aquello era una pu?alada. Yo era hasta entonces virgen, un so?ador, no sab¨ªa que nac¨ªa un sentimiento como ¨¦se, quiz¨¢s envidia, ambici¨®n, no s¨¦. Fue una carta horrorosa".
El teniente coronel Arias escribi¨® entonces que no hab¨ªa razones para considerar un mito al jefe de paracaidistas pues se hab¨ªa rendido frente a su objetivo: el presidencial Palacio de Miraflores. ?l hab¨ªa capturado el Estado central de Zulia (el productor de petr¨®leo) sin disparar un solo tiro.
Hugo Ch¨¢vez se responsabiliz¨® del alzamiento ante las c¨¢maras de televisi¨®n con una arenga a sus compa?eros en la que les pidi¨® que se rindieran "por ahora". "Tom¨¦ una decisi¨®n y no me arrepentir¨¦ jam¨¢s de haberla tomado, de rendir las armas a las nueve de la ma?ana de aquel 4 de febrero. Me negu¨¦ a seguir combatiendo porque hubiera sido una masacre y no hab¨ªa posibilidades. La gente se agolpaba en las esquinas y ped¨ªa armas. Y algunos ten¨ªan lanzacohetes", recuerda Ch¨¢vez.
"Con El Nacional en la mano toqu¨¦ la puerta a Francisco. Me abri¨®. Estaba todav¨ªa dormido, entr¨¦. Nunca lo olvidar¨¦. Le dije: 'Francisco, dime que es mentira, dime que no escribiste esto'. Y me dijo no s¨¦ cuantas cosas. No voy a condenarle pero hoy representa la contrarrevoluci¨®n, sin duda alguna".
Los dos favoritos en las presidenciales de ma?ana, los dos casados y con hijos, representan dos rumbos diferentes en la demolici¨®n del bipartidismo de Acci¨®n Nacional, socialdem¨®crata, y Copei, democristiano, que se alternaron en el Gobierno desde la ca¨ªda del dictador Marcos P¨¦rez Jim¨¦nez en enero de 1958.
Desde la izquierda, el teniente coronel de la boina roja subordina todo a la consecuci¨®n de la revoluci¨®n pol¨ªtica, al establecimiento de una rep¨²blica igualitaria desde las cenizas de la anterior; el teniente coronel de la reflexi¨®n y el comedimiento, el silente rival desde antes de los noventa, aboga por la reforma, la eficacia administrativa y la apertura econ¨®mica: por el pragmatismo.
Los dos fundaron en 1982 el clandestino Movimiento Revolucionario 200 (MBR-200), que agrup¨® a oficiales cr¨ªticos con la corrupci¨®n de la c¨²pula castrense y con Gobiernos que no supieron convertir en prosperidad y justicia los multimillonarios ingresos petroleros de este pozo de 24 millones de habitantes, la mayor¨ªa empobrecidos.
Los dos a?os en la c¨¢rcel de Yare fracturaron la revoluci¨®n bolivariana y cuando los comandantes dejaron el presidio el distanciamiento era ya inocultable. Durante cuatro a?os, conseguida la libertad en marzo de 1994, Hugo Ch¨¢vez evit¨® tratos con una democracia a la que neg¨® legitimidad. Contact¨® con otros ex militares golpistas, ex guerrilleros y militantes izquierdistas con el prop¨®sito de formar un nuevo partido pol¨ªtico para derrocar a la vieja clase pol¨ªtica. "?Oligarcas temblad, viva la libertad!", cantaba en el mitin de campa?a de Caracas del pasado mi¨¦rcoles.
Recorriendo toda Venezuela desde 1994, promovi¨® una revoluci¨®n pac¨ªfica, que legalmente habr¨ªa de concretarse en la Constituci¨®n de 1999, aprobada despu¨¦s de ganar las presidenciales del 6 de diciembre de 1998 con el 56,49% de los votos y una ventaja de 16,21% sobre su m¨¢s cercano rival. La Carta Magna sum¨® a los tres poderes tradicionales, Ejecutivo, Legislativo y Judicial, dos de nueva creaci¨®n: el Electoral y el Ciudadano.
La trayectoria de Arias fue otra, m¨¢s proclive a Estados Unidos y menos a Cuba. A partir de 1992, hab¨ªa rechazado el golpismo como metodolog¨ªa revolucionaria, y acept¨® la gerencia del Programa de Asistencia Materno Infantil (PAMI), que repart¨ªa leche y atenci¨®n m¨¦dica a las mujeres embarazadas y a los ni?os de las barriadas marginales.
El cargo le fue ofrecido por el segundo Gobierno del democristiano Rafael Caldera (1995-1999), que perdon¨® a los golpistas. Con el apoyo de Copei, Arias fue elegido en 1995 gobernador del Estado de Zulia, coraz¨®n de la industria petrolera, y repiti¨® mandato en 1998. Aquel a?o, el poder une de nuevo a los dos conspiradores.
Encabezan el Movimiento Quinta Rep¨²blica (MVR), legalizado en 1997, que qued¨® formado por los viejos fundadores del MBR-200 y militantes de diversos partidos de la izquierda.
Meses despu¨¦s de que Ch¨¢vez fuera investido el 2 de febrero de 1999, Arias le reproch¨® el perfil de algunos de los integrantes de su equipo, y pidi¨® que sus observaciones fueran tenidas en cuenta. A finales de enero de este a?o, sobreviene un fuerte enfrentamiento entre el ministro de Relaciones Exteriores, Jos¨¦ Vicente Rangel y Jes¨²s Urdaneta, otro de los comandantes de la rebeli¨®n de 1992, quien para entonces ejerc¨ªa como director de la polic¨ªa pol¨ªtica (Disip).
El choque separa definitivamente, en dos bandos, a los seguidores de uno y otro, que se acusan mutuamente de adulterar los objetivos fundacionales de la revoluci¨®n. La mayor¨ªa de los analistas coinciden en que una causa fundamental de esa ruptura fue el convencimiento de Arias y los suyos de que Ch¨¢vez no ten¨ªa previsto compartir el poder con ellos.
El carism¨¢tico presidente sigue en el populismo y la confrontaci¨®n dial¨¦ctica, en el paternalismo del Estado, y se nutre de un electorado situado en el 80% de pobres; el sobrio Arias insiste en la gerencia no en la revoluci¨®n, convoca a los inversionistas privados y se lleva bien con la jerarqu¨ªa de la Iglesia Cat¨®lica, y las clases medias.
El candidato que fue seminarista nunca se sinti¨® c¨®modo con las veleidades izquierdistas de su compa?ero de golpe, y ser¨¢ votado por el 20% acomodado, por los empresarios, y probablemente por una parte de los indecisos. Etiquetado como el candidato de los ricos, Arias se reclama de or¨ªgenes populares en el Estado de T¨¢chira. "La verdad es que no provengo de la elite. Soy de un barrio pobre, de un humilde pueblo de la provincia, el hijo de un taxista".
La analista econ¨®mica Janet Kelly piensa que la diferencia importante entre los dos es que el ex gobernador de Zulia no es, aparentemente, un destructor que despu¨¦s va a construir "sino una persona que desde su comienzo en actividades de Gobierno quiere trabajar con todas las partes; y eso le gusta mucho a la gente que se siente excluida, ofendida, insultada". El analista Elezar D¨ªaz Rangel es m¨¢s esc¨¦ptico: "No creo que existan diferencias fundamentales; en primer lugar frente a lo que son las Fuerzas Armadas. Yo no me atrever¨ªa a decir que Arias sea m¨¢s democr¨¢tico y menos autoritario que Ch¨¢vez".
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