Las Arenas movedizas
De la alcaldesa de Valencia, Rita Barber¨¢, podremos discrepar si as¨ª procede y, de hecho, hemos discrepado a menudo, lo que se compadece l¨®gicamente con el cargo que ocupa y el largo itinerario pol¨ªtico que la dama ha cubierto desde que, con plausible sagacidad, renunci¨® al oficio de periodista. Sin embargo, a lo largo de su tr¨¢nsito por la vida p¨²blica nadie ha podido cuestionarle su pulcritud administrativa. En otras palabras, no se le puede imputar el menor indicio de corrupci¨®n, lo que no deja de ser un entorchado al tiempo que una rareza. De ah¨ª que hayamos de ser muy prudentes a la hora de implicarla en una presunta irregularidad.Con la debida prudencia, pues, pero al filo de lo que se viene publicando estos d¨ªas, hemos de anotar que, por una vez al menos, la vemos atrapada en un asunto ensombrecido por la sospecha del amiguismo y el saqueo del patrimonio municipal. Nos referimos a la subasta o regalo de los terrenos que ocupa el balneario de Las Arenas -20.000 metros de suelo privilegiado- cuya adjudicaci¨®n parece predeterminada para un ¨²nico licitante armado de un m¨¢s que cuestionable derecho de tanteo y otras garant¨ªas disuasorias para cualquier postor. Digamos que, seg¨²n todos los visos, es una operaci¨®n bien planificada en funci¨®n de unos beneficiarios muy concretos, de lo que no ha de inferirse que es ilegal. Otra cosa ser¨¢ la transparencia y la idoneidad.
Por lo pronto, el vecino de a pie ha de preguntarse por qu¨¦ le interesa al Ayuntamiento enajenar ese espacio excepcional, si bien la respuesta gen¨¦rica podr¨ªa decantarse de la avidez privatizadora que sacude al partido gobernante y de sus relaciones preferentes con las ¨¢guilas o buitres que est¨¢n a la que cae, sobre todo si es una pera en dulce. Y habr¨ªa de preguntarse asimismo a santo de qu¨¦ vienen estas prisas y son tan parcas las justificaciones de tal iniciativa.
Pero lo realmente llamativo es el espectacular proceso en virtud del cual un bien p¨²blico -los terrenos ocupados por el balneario- se ha convertido en cuasi privado con una pila de derechos adquiridos. Recu¨¦rdese que se trata de una concesi¨®n "hecha a t¨ªtulo de precario y con el exclusivo objeto de destinar los terrenos al establecimiento de un balneario. En cualquier ¨¦poca la Administraci¨®n...podr¨¢ anular esta concesi¨®n sin derecho a reclamaci¨®n ni indemnizaci¨®n alguna", como consta en el documento que la otorga en 1906 y que recientemente se ha ratificado registralmente sin soslayar o enmendar dichas especificaciones.
Como es evidente, la Administraci¨®n, ya sea la del Estado o la municipal, no ha cancelado la repetida concesi¨®n que, con el tiempo, ha ido consolid¨¢ndose hasta el punto de que los concesionarios creen que el solar es suyo. Y no es extra?o que lo crean cuando han gozado de tanta tolerancia y favor por parte de los sucesivos partidos y gobiernos. Incluso pagan la contribuci¨®n (el IBI), pero s¨®lo desde 1995, a pesar de estar exentos, y han procedido a inscribirlo en el Registro de la Propiedad, como se se?alaba en estas p¨¢ginas el viernes pasado.
No cometer¨¦ la temeridad de hablar de "connivencias" o "tramas urdidas" como hacen los concejales socialistas, armados como dicen estar de pruebas bastantes para denunciar lo que, seg¨²n como se mire, podr¨ªa acabar siendo una subasta a la carta, un despilfarro o un despojo condensado por la dilatada desidia municipal y acelerado en estos momentos por ignoradas causas. Los tribunales dir¨¢n oportunamente su palabra, porque es previsible que hayan de ser los jueces quienes nos clarifiquen por qu¨¦ una concesi¨®n como la descrita se convierte en un derecho de propiedad m¨¢s blindado que un b¨²nker. El mun¨ªcipe popular Alfonso Grau entiende que todo esto es un culebr¨®n y acaso acierte, pero pinta mal y hiede, el culebr¨®n, digo.
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