Un emocionante acto civil despidi¨® a J¨¢uregui en su pueblo natal
Juan Mar¨ªa J¨¢uregui recibi¨® ayer el homenaje que, seg¨²n sus ¨ªntimos, m¨¢s le hubiera importado: el de su pueblo natal, la localidad guipuzcoana de Legorreta (1.422 habitantes). Fue un acto civil, en el que el alcalde (PNV) dijo a sus asesinos que el pueblo "jam¨¢s olvidar¨¢ lo ocurrido" y el l¨ªder socialista Jes¨²s Eguiguren pidi¨® a los nacionalistas un compromiso para plasmar en acuerdo y unidad frente a ETA el "consenso del dolor y la tristeza hoy construido".
El joven alcalde peneuvista de Legorreta (Guip¨²zcoa), Xabier Iraola (34 a?os), se convirti¨® ayer en la imagen misma del dolor y el desconsuelo durante la despedida que dispens¨® a Juan Mari J¨¢uregui su pueblo natal. Iraola llor¨® amargamente durante todo el acto y a duras penas logr¨® leer un breve texto en el que dijo que nada, ni las miradas entre vecinos, ser¨¢ igual en adelante en su pueblo. "Nos han roto todo, la tranquilidad, la conviviencia, y nos han roto el coraz¨®n", afirm¨® con la voz agarrotada. "Ahora bien, como alcalde les digo a los asesinos de nuestro Juan Mari que el pueblo de Legorreta, a¨²n tragando mucha bilis, s¨ª perdona, pero jam¨¢s olvidar¨¢ lo ocurrido". Le escuchaban la viuda y la hija, la madre y otros familiares de J¨¢uregui. Tambi¨¦n Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero y Javier Arenas, al frente de amplias representaciones del PSOE y el PP, el lehendakari Juan Jos¨¦ Ibarretxe al frente de su Gobierno en pleno y otras autoridades y cargos p¨²blicos de Euskadi.No hubo funeral religioso sino un adi¨®s emocionante y sentido, plasmado en un acto c¨ªvico en plena calle Mayor, con un pueblo perplejo, incr¨¦dulo ante el cad¨¢ver, que susurraba, se saludaba, se lamentaba y se interrogaba en euskera, desde una hora antes de la llegada de la comitiva. "Tener que ver esto... A los mejores est¨¢n matando", dec¨ªa una mujer con edad para haber visto nacer a J¨¢uregui, quien estaba estos d¨ªas en Euskadi para visitar a un hermano suyo, que est¨¢ muy enfermo. Entre los forasteros ayer en Legorreta, mucho militante curtido, como dir¨ªa despu¨¦s Jes¨²s Eguiguren: del PSOE vasco, del PCE, incluso de la ETA de otros tiempos.
Fue ¨¦ste el homenaje en el que se empe?aron su viuda y su hija, sabedoras de que era el que m¨¢s le hubiera importado a Juan Mar¨ªa J¨¢uregui, dec¨ªan amigos ¨ªntimos de la familia: a cincuenta metros de su casa y de la sociedad Bilkoin, sus dos referencias esenciales en Legorreta. Todo bajo una ikurri?a a media asta con cresp¨®n negro y el lema Pakea behar dugu (Necesitamos la paz) grabado en una placa de cemento atornillado a la pared del consistorio.
En su interior permaneci¨® primero expuesto el f¨¦retro para que los asistentes pudieran desfilar ante ¨¦l. Pero luego hubo que sacarlo a la calle: dentro no cab¨ªa la gente. Sobre el f¨¦retro, s¨®lo una bandera blanca con el escudo y el lema de la localidad.
El resto del peque?o pueblo (1.422 habitantes) permaneci¨® desierto y en silencio, s¨®lo presencias aisladas en algunos balcones y alg¨²n vecino por el paseo que bordea el r¨ªo Oria. Los bares, y hasta la panader¨ªa, cerrados. Una taberna que luc¨ªa pasquines habituales en los lugares afectos al entorno abertzale exhib¨ªa tambi¨¦n los restos de una pancarta rota, aparentemente arrancada, alusiva a los presos.
La comitiva abierta por el coche f¨²nebre lleg¨® a las doce en punto y un clamor de aplausos rompi¨® el silencio durante cinco largos minutos. La ovaci¨®n tap¨® la llamada a misa de doce de las campanas de la parroquia, justo enfrente. El cura esper¨® diez minutos largos y finalmente empez¨® la liturgia con s¨®lo 38 personas salpicando los bancos, llenos cualquier otro domingo. "No podemos olvidar el triste acontecimiento de ayer, con la muerte de un vecino al que ahora est¨¢n dando su ¨²ltima despedida y tendremos a sus familiares y allegados en nuestro pensamiento", fue la sobria referencia del oficiante, antes de leer el pasaje del Evangelio de la multiplicaci¨®n de los panes y los peces. Luego prescindi¨® de la homil¨ªa para abreviar: "Algunos est¨¢is aqu¨ª, pero ten¨¦is la cabeza ah¨ª fuera", dijo.
En la calle, el presidente de los socialistas guipuzcoanos, Jes¨²s Eguiguren, recitaba a Neruda en castellano y a Iparraguirre en euskera y ten¨ªa palabras de recuerdo y homenaje para el asesinado. "Le han matado porque no pod¨ªa vivir sin pasear por Euskal Herria, sin hablar con su gente, en esta calle con la voz clara y alta que ten¨ªa", dijo Eguiguren. Record¨® que su discurso de despedida ven¨ªa forzado "por un crimen tremendo" y se dirigi¨® "no a los que lo han matado, sino a quienes con su silencio dejan que otros maten", en referencia a EH. "?Hasta cu¨¢ndo estar¨¦is callados? En nombre de todos, os pido que deis un paso adelante y no permanezc¨¢is en ese silencio vergonzoso".
Eguiguren pidi¨® tambi¨¦n un compromiso y lanz¨® una exigencia "a los representantes institucionales" presentes: el de plasmar en acuerdo pol¨ªtico y en unidad democr¨¢tica "el consenso del dolor y la tristeza que hoy hemos construido". "Est¨¢n bien los p¨¦sames, los necesitamos; est¨¢n bien las palabras de ¨¢nimo, nos ayudan a seguir; est¨¢n bien las muestras de dolor porque muestran humanidad. Pero necesitamos algo m¨¢s que palabras: hechos y eficacia, defensa de los derechos civiles y la libertad de todos los vascos, que hoy no est¨¢n garantizados ni respetados. ?ste es el compromiso que me gustar¨ªa que saliera hoy de este pueblo, de Legorreta". Los fuertes aplausos respaldaron estas palabras de Eguiguren.
[El portavoz del Gobierno vasco, Josu Jon Imaz, dijo al t¨¦rmino del acto suscribir estas palabras de Eguiguren y ley¨® parte del ¨²ltimo art¨ªculo publicado por Juan Mar¨ªa J¨¢uregui en el que ped¨ªa a su partido "un discurso diferenciado (...) que huya del enquistamiento que paraliza la pol¨ªtica vasca (...) se plantee con audacia la defensa del di¨¢logo en la soluci¨®n del tema de ETA". El Gobierno vasco, dijo Imaz, "hace suyas" estas reflexiones de J¨¢uregui como "el mejor homenaje que le podemos hacer".]
Eguiguren termin¨® con palabras de consuelo a la familia de Juan Maria J¨¢uregui -"vuestra tristeza y vuestro vac¨ªo son tambi¨¦n los nuestros", dijo- y se despidi¨® del compa?ero asesinado: "Descansa en paz, Juan Mari, con el orgullo de haber defendido tus ideas con la cabeza bien alta".
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