Desvar¨ªos por insolaci¨®n
JAVIER MINAVerano tambi¨¦n se escribe con be, con be de bichos. Los hay de dos tipos, aquellos que pican y aquellos que reptan. Pertenecen a la primera clase todos esos incordios volantes y saltadores que se divierten chupando la sangre humana (antes de que el Bellas Artes se convirtiera en el avispero que es camino de la colmena que ser¨¢, sol¨ªa ser un nido de pulgas y mosquitos: ocurr¨ªa los veranos de la ni?ez y del cine en gallinero; si le unimos las gansadas que echaban, se comprende su destino agropecuario). La segunda clase est¨¢ representada exclusivamente por las consabidas serpientes de verano. Por eso no entran ah¨ª las culebras con hacha ni las lapas, quiero decir esos sin¨®nimos, por un lado, de abyecta cobard¨ªa, y, por otro, de dolor. En cambio, s¨ª que puede ocurrir que haya especies del primer tipo entre las serpientes veraniegas. Por ejemplo, los mosquitos.
Ha pasado en Nueva York, y ya se sabe que si ocurre all¨ª ha ocurrido en el mundo entero. Las autoridades sanitarias neoyorquinas se hallan empe?adas en combatir a los mosquitos a fin de erradicar un extra?o brote de virus del Nilo que nadie sabe c¨®mo ha podido equivocarse tanto de r¨ªo para ir a parar al de los rascacielos. ?Los habr¨¢ tomado por pir¨¢mides, digo, a causa de la monumentalidad? Errare humanum est, como lo demuestran aquellos examinandos que dijeron que el escorpi¨®n pod¨ªa matar con su picadura a la humanidad, que para quir¨®ptero ah¨ª estaba el vampiro de Nueva York o que entre los mam¨ªferos insect¨ªvoros se hallaba el mosquito. Y ah¨ª le duele porque, al parecer, errar tambi¨¦n es mosquito puesto que est¨¢ inoculando a quien no debe el dichoso virus del Nilo (a no confundir con la Venus de Milo, pese a los destrozos que lleva).
De entrada no parece sino que nos hallemos inmersos en una de aquellas pel¨ªculas de la guerra fr¨ªa -aunque vistas en el Bellas resultaban calientes, por lo de rascarse- con un Nueva York-cuna de la civilizaci¨®n occidental amenazado por hormigas gigantes y dem¨¢s insectos simbolizadores del comunismo. Pero hay una diferencia, los mosquitos, digo, los virus del fin del milenio no simbolizan nada, sino que evidencian una de las caras de la famosa globalizaci¨®n. Y aqu¨ª es donde m¨¢s muerde la serpiente de verano porque estar¨ªa dando a entender que ni el regado con insecticidas que ya se realiz¨® en invierno ni el propio invierno han podido con la maldici¨®n del Nilo, por lo que estar¨ªa ah¨ª como una bomba biol¨®gica dispuesta a diezmar un poco el Primer Mundo en justa correspondencia por todo cuanto diezm¨® en el Tercero.
Y ¨¦sa es la parte buena de la globalizaci¨®n, junto a la de haber hecho visible la pobreza de los m¨¢s y la destrucci¨®n del planeta, porque no nos hemos globalizado s¨®lo para que unos expolien intentando sustraerse a las leyes nacionales e internacionales como si hubiera un mundo para el dinero y otro para la gente, nos hemos globalizado principalmente para enterrarnos bajo toneladas de basura importada, envenenarnos con la comida ¨ªdem e infectarnos de los virus de ordenador y de los otros, que expandirse se expandir¨¢n un poco menos, pero destruyen m¨¢s y con otra gracia, ya que al provenir de ignotas regiones generalmente africanas, traen el ritmo en el cuerpo por no decir el orgullo. Porque orgullo hay y mucho en el hecho de que a partir de ahora no tengamos que practicar esa pseudoayuda humanitaria realizada a veces en especie, como cuando se recurre al tasado de inmigrantes o a la adopci¨®n, sino que podremos inmolarnos al virus de ?bola o al del Nilo, si es que nos van m¨¢s los faraones, para mejor equilibrar los hemisferios o desvanecernos ol¨ªmpicamente como especie.
Claro que siempre puede ocurrir que haya supervivientes. Lo intuyeron magn¨ªficamente Guillermo Brown y los Proscritos, aunque creyeron que sobrevivir¨ªan a algo tan vulgar como una guerra at¨®mica. No importa, la confianza de Guillermo habr¨ªa sido la misma de habernos aniquilado los bichos: "Apuesto lo que quer¨¢is a que yo podr¨ªa dar lugar a una civilizaci¨®n con bastante rapidez. Ser¨ªa como volver a los tiempos primitivos para empezarlo todo de nuevo. Siempre ansi¨¦ hacer una cosa as¨ª". S¨®lo que a ¨¦l le llamaban Travieso mientras que otros se llaman Pacto.
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